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Tribunales
«A Isabel Carrasco la asesinaron por odio»
El jurado considera a las tres acusadas culpables del crimen, aunque en el caso de Raquel Gago la decisión no fue unánime. El fiscal reclama 22 años de cárcel para Montserrat González y su hija, y 15, para Gago.
El jurado considera a las tres acusadas culpables del crimen, aunque en el caso de Raquel Gago la decisión no fue unánime. El fiscal reclama 22 años de cárcel para Montserrat González y su hija, y 15, para Gago.
Setenta y dos horas es lo que ha tardado el jurado en considerar culpables del asesinato de la ex presidenta de la Diputación de León Isabel Carrasco a las tres acusadas: Montserrat González, autora material, su hija, Triana Martínez, y la agente de la Policía Local Raquel Gago. El veredicto fue unánime respecto a las dos primeras, mientras que respecto a Gago se alcanzó con siete votos a favor –el mínimo necesario para un veredicto de culpabilidad–. Un crimen que se cometió por el «odio» que sentían hacia Isabel Carrasco y que se perpetró tras preparar un minucioso «plan» diseñado al milímetro en el que participaron de forma activa, plena y consciente Montserrat García y su hija Triana Martínez, y, en menor medida, con una aportación «no esencial o decisiva» Raquel Gago . Tampoco se ha acreditado que realizara seguimientos a la víctima «en fechas o momentos anteriores» al asesinato. Esta diferencia de participación es lo que justifica que la petición de penas por el fiscal y acusaciones haya sido diferentes: 19 años de prisión por el delito de asesinato y otros tres por el de tenencia ilícita de armas para Montserrat González y su hija, mientras que para la agente reclaman 12 años de privación de libertad por el primero de esos delitos y otros tres por el segundo.
Por su parte, el letrado de Montserrat y Triana reclamó un total de 19 años y seis meses para cada una de ellas, mientras que la de Raquel Gago pidió 10 años de prisión por los dos delitos.
El jurado también ha sido claro y unánime respecto a si la autora de los tres disparos que acabaron con la vida de Isabel Carrasco el 12 de mayo de 2014 sufría algún tipo de trastorno de «ideas delirantes» que le impedía a comprender lo que hacía: no tenía ningún trastorno, como sostenía la defensa, sino que era plenamente consciente de todo lo que llevó a cabo.
De acuerdo con el veredicto del Jurado, Montserrat González ya decidió tiempo antes de perpetrar el asesinato la idea de acabar con la vida de la entonces presidenta de la Diputación de León, derivado de que tenía la «firme creencia –tuviera o no base real– de que su única hija, Triana Martínez, era objeto de una auténtica persecución injusta por parte de la víctima, Isabel Carrasco». Y, con esa idea, la tarde del 12 de mayo de 2014, se acercó a Isabel Carrasco y «a escasa distancia, de forma sorpresiva y por la espalda», le descerrajó tres tiros que acabaron en el acto con su vida.
A Triana Martínez, a la que el fiscal planteó la alternativa de que fuera condenada como cómplice si se entendía que no era culpable de asesinato por cooperación necesaria, el jurado la sitúa en el mismo nivel de responsabilidad que a su madre: «Había acordado previa y conjuntamente con su madre un plan urdido con la intención de cusar la muerte» de Isabel Carrasco; plan que comprendía un delimitado «reparto de papeles».
Para ello, acumuló información sobre la víctima, realizó seguimientos a la misma y buscó armas en internet con el fin de, llegado el caso, utilizarlas en el asesinato. El día del atentado, esperó a su madre cuando ésta disparó contra Isabel Carrasco y recogió el bolso con las armas que, posteriormente, entregaría a Raquel Gago, quien la ocultó en su coche. En todo momento, Triana «supo y aceptó que su madre iba a asesinar ese día» a Isabel Carrasco.
De esa forma, los nueve miembros del jurado no han tenido dudas sobre el papel de esta acusada: «Contribuyó a la muerte de Isabel Carrasco por haber hecho una aportación esencial que resultaba, además, imprescindible para conseguir tal objetivo sin que fueran descubiertas».
«Aportación no esencial»
En lo que se refiere a Raquel Gago, respecto a la que no hubo unanimidad sobre su culpabilidad en el asesinato, la mayoría del jurado sí coincidió en que «conoció los propósitos homicidas de las otras dos acusadas y aceptó formar parte del plan urdido por éstas para matar» a la entonces presidenta de la Diputación y del PP de León.
De esta forma, «contribuyó a la muerte de Isabel Carrasco, pero lo hizo con una aportación no esencial o decisiva, es decir, de forma prescindible e innecesaria para la ejecución de dicha muerte». En todo caso, y pese a que no realizó seguimientos a la víctima, sí se reunió con las otras dos acusadas el mismo día del aseinato «para concretar los detalles finales de dicho plan» y ocultó el arma en su coche.
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