A la hora de hablar de cualquier programa militar los titulares suelen centrarse en los grandes proyectos cuando, en realidad, muchas veces son igual de importantes aquellos que pasan más desapercibidos. Ese es el caso del NGSR (Next Generation Small RPAS). Su hermano mayor, el denominado Euromale o Eurodrón, el gran dron europeo (26 metros de envergadura) que competirá en los mercados del mundo con el mítico Predator estadounidense (llamado también Reaper), siempre se ha llevado todas las portadas, pero el programa del pequeño NGSR y sus menos de 150 kilos de peso ya está en marcha y España liderará el proyecto.

Es importante tener en cuenta que Europa siempre ha ido por detrás de EEUU o Israel en tecnologías dron, un sector que la UE ha querido potenciar dentro de su estrategia común en un momento (guerra de Ucrania) en el que, encima, estos sistemas se han revelado como imprescindibles. El desarrollo del sector es uno de los puntos de referencia para lograr la autonomía estratégica impulsada por la Brújula Estratégica de la UE, publicada hace escasos meses.

Siete países, España, Alemania, Portugal, Francia, Austria, Hungría y Países Bajos, y una institución supranacional, laAgencia de Defensa Europea del Estado Mayorde laUE, han dado en los últimos días los primeros pasos para el desarrollo del nuevo dron táctico europeo, el NGSR, un proyecto incluido en la denominada Cooperación Estructurada Permanente (Pesco). El dron no es el único proyecto de este programa ni el único en que está implicada España. Junto al NGSR está el proyecto Amida para desarrollar un sistema de mapeo e identificación de estructuras urbanas utilizando tecnología 3D basado en UAV fabricados en España.

El programa NGSR estará dirigido por el Ejército de Tierra español que, a finales del pasado mes de junio, organizó las primeras sesiones de los grupos de trabajo. Los países socios y la UE, bajo la coordinación española, volverán a verse las caras durante el próximo mes de noviembre en las instalaciones de la Agencia de Defensa Europea.

La primera reunión ha servido para establecer las capacidades que tendrá que tener el sistema y el calendario de hitos. Sobre lo primero, el Ejército de Tierra ha explicado que el dron aspira a ser “un sistema multirrol y multipropósito, que pueda operar sin necesidad de pista y con una tripulación reducida, aumentando por tanto su facilidad de despliegue y empleo en operaciones”. Respecto a lo segundo, el límite será 2028 con dos fechas intermedias de relevancia, 2026 como tope para que esté listo el prototipo, y 2027 como año en el que deben realizarse todas las pruebas. Es decir, su desarrollo irá en paralelo al del Euromale.

El concepto NGSR fue presentado inicialmente en la última edición de la feria internacional de drones UNVEX, que este año se celebrará entre el 14 y el 16 de septiembre en Sevilla (Fibes). Durante su presentación en el certamen, el coronel José Miguel García García, jefe del Centro de Fuerza Futura del Ejército de Tierra explicó que el motivo de apostar por un sistema de este tamaño es que “la mayoría de las operaciones de España y la UE no tienen entidad para grandes RPAS, se echan en falta sistemas más pequeños desplegables y con pocos requerimientos que les proporcionen herramientas para influir en su zona de acción”.

Un sistema dual

El dron no será diseñado únicamente para un uso militar, sino también civil, una dualidad que ya se ha convertido en habitual en los sistemas militares por varias cuestiones, que van desde conseguir una mayor rentabilidad para la industria implicada a la cada vez mayor tendencia a compartir sistemas, conceptos e incluso personal entre los diferentes Ministerios, de Defensa a Interior pasando por Infraestructuras o Agricultura, por ejemplo.

En el ámbito puramente militar, el proyecto nace ante la necesidad de lasFuerzas Armadas europeas de un dron táctico capaz de despegar y aterrizar sin necesidad de contar con una pista de aterrizaje o cualquier otra infraestructura compleja y no portátil para dar servicio a unidades de tipo brigada/división. Su misión será mejorar las capacidades en ISR (reconocimiento, vigilancia e inteligencia), C2 (mando y control), Early Warning (alerta temprana), Targeting (designación de objetivos), NRBQ (guerra nuclear, radiológica, biológica y química), C-IED (explosivos) y operaciones cinéticas, también tendrá la posibilidad de ir armado.

El dron deberá incluir “sensores y designador láser, comunicaciones y diferentes módulos en función de las cargas de pago cuyo desarrollo e integración se acuerde por las naciones”, es importante esa versatilidad para que el sistema pueda adecuarse a las necesidades de cada país comprador. El objetivo es desarrollar un sistema basado en cuatro principios: arquitectura abierta, capacidades autónomas, modularidad e interoperabilidad.

El encargado de fabricarlo será un consorcio industrial europeo en el que España se espera que tenga un peso importante. En este sentido, desde Tierra se recordó que el proyecto “constituye una oportunidad para que las empresas de la industria de la defensa desarrollen proyectos de I+D y expandan su negocio en áreas en las que la UE aspira a incrementar capacidades como en inteligencia artificial, sistemas no tripulados, armamento o comunicaciones”.