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Tregua en el PP: “Seguir con la crisis nos costaría dos puntos el 13-F”
Génova rebaja el pulso con Ayuso para no perjudicar a Mañueco ni dar alas a Vox. Pero las dos partes mantienen sus posiciones. «Todo sigue igual a día de hoy»
No ha habido negociaciones, ni siquiera conversaciones entre las dos partes. Y las posiciones se mantienen intactas. Pero la proximidad de las elecciones en Castilla y León obliga a Génova a rebajar la tensión en la crisis de Madrid y a escenificar una tregua, a la que también contribuye la presidenta, Isabel Díaz Ayuso.
El objetivo es contener los posibles daños que recogen las encuestas por el enfrentamiento en clave interna y no perjudicar a la candidatura de Alfonso Fernández Mañueco para que éste pueda continuar al frente de la Presidencia de la Junta y con la menor dependencia posible de Vox.
«Seguir con la crisis nos costaría dos puntos en las urnas». Esta conclusión sale de la cocina electoral del partido y explica los gestos que ayer se visualizaron en un desayuno informativo, organizado por Nueva Economía Fórum, Europa Press.
La crisis entre la dirección nacional y Sol lleva acumulando capítulos desde finales del pasado verano, cuando Ayuso solemnizó su candidatura a un congreso regional que todavía no estaba convocado. Oficialmente, el supuesto motivo de la disputa es la fecha del cónclave, sobre la que Génova no ha cambiado su decisión de dejarlo para el final del proceso de renovación territorial: la idea era que fuese en junio. Pero lo que de verdad mueve el choque es el pulso por controlar la organización regional, las listas y los futuros alcaldes, en suma, el mando sobre una organización territorial de mucho peso en los congresos nacionales del partido.
Por interés electoral Génova afloja la cuerda. Aunque habrá que ver si la distensión se mantiene una vez que pasen las elecciones en Castilla y León, en las que el partido se juega afianzar una mayoría amplia que deje fuera a Vox. Hay quienes sostienen que en este feudo, uno de los bastiones tradicionales del poder autonómico del PP, se prepara otro «vuelco» como el que se materializó en las últimas elecciones autonómicas en Madrid.
De momento, el clima electoral sube el valor de Ayuso como referente nacional que tira hacia arriba de la marca. Estará en la campaña de Castilla y León, y también estará en la campaña de Andalucía. Ante las elecciones del 13-F, su imagen aumenta el valor de las siglas del partido, y ayer se vio la primera foto de la presidenta con Mañueco, una instantánea en la que se «coló» el secretario general, Teodoro García Egea.
Como «dos» del partido, y mano ejecutora de las decisiones de Casado, García Egea es el símbolo del pulso entre Génova y Sol. Y su asistencia de ayer al almuerzo informativo de la presidenta sirvió para conseguir el titular de que el partido anteponía la unidad a las cuestiones domésticas. Es decir, el cierre de filas obligado para que el PP pueda afrontar en las mejores circunstancias las próximas elecciones.
El pulso se queda varado. No puede ir más allá por táctica electoral, pero tampoco da pie el hecho de que la presidenta madrileña se haya instalado en un mensaje inamovible. Aspira a ser la jefa del PP de Madrid, pero ya no presiona con la fecha, y presentará su candidatura al congreso cuando lo decida Casado.
Desde hace meses en el PP venían alertando de que esta crisis tenía un coste sobre las siglas, como así han empezado a reflejar los sondeos. La advertencia de que cuánto más tiempo se mantuviera esta situación, sería peor para el partido, y peor también para la dirección nacional, era ya un mantra acuñado, ante el que por primera vez desde el pasado mes de septiembre se ofrece una imagen clara de voluntad de no hurgar en la herida. Aunque la herida siga abierta y la ruptura política y personal entre Casado y Ayuso no haya sido todavía recompuesta.
Desde el equipo de Ayuso confirmaban ayer: «A día de hoy no ha cambiado nada. Lo que pase en el futuro se verá». En Sol dicen desconfiar de por dónde pueda evolucionar la crisis una vez que pasen estas elecciones. El camino estará muy determinado por la fecha de las elecciones andaluzas, que todavía no ha sido fijada por el presidente de la Junta, Juan Manuel Moreno. «La bajada en popularidad es muy significativa. Nos tememos que si las elecciones de Castilla y León van mal, Génova jugará a decir que la culpa es de Mañueco y de Ayuso, y que si salen bien, el mérito será de Casado. Pero tienen que tener cuidado porque Génova se ha convertido en un contrapoder autonómico».
De momento, con frialdad, sí, pero Egea y Ayuso escenificaron ayer la tregua con un llamamiento a la unidad que fue bien recibido dentro de la organización popular. La dirección del PP también asume que utilizar los próximos procesos electorales para retrasar aún más el cónclave regional es un movimiento político con riesgos, y que puede volverse contra ellos porque tiene difícil justificación. Casado tiene que presentarse este año a un Congreso Nacional, el primero desde su elección como relevo de Mariano Rajoy tras la moción de censura que tumbó al Gobierno popular. Y su «coronación» en ese congreso necesita de un buen resultado en las elecciones autonómicas previas y de silenciar, asimismo, la crisis con Ayuso.