Sobresueldo
Irene Montero “premia” con 58.000 euros a Beatriz Gimeno, defensora de la “necesidad de quemar iglesias”
La directora del Instituto de la Mujer, parte del núcleo duro de la ministra de Igualdad, es partidaria del supremacismo femenino y cobró un total de 113.404 euros brutos en 2020
Además de como el paladín de la extrema izquierda en nuestro país, Podemos también puede ser considerada como una insustituible agencia de colocación para los sectores más radicales de la extrema izquierda que, gracias a la entrada del partido morado en las instituciones, pueden lograr suculentos sueldos a “compañeros de trinchera” que jamás podrían soñar con una remuneración tan generosa en el marcado laboral, sino fuera a cargo del contribuyente.
La ministra de Igualdad y pareja del vicepresidente del Gobierno, Irene Montero, concedió durante el pasado año un plus de productividad de más de 58.000 euros a la directora del Instituto de la Mujer, Beatriz Gimeno, lo que sumado a la cifra de 59.000 euros anuales que es el máximo que puede cobrar un director general, hace un total de 113.404 por 11 meses de trabajo en 2020 según se reseña en una información firmada por Elena Berberana en Libremercado.com.
En un artículo firmado en “El Diario” en 2013, Gimeno argumento sobre la necesidad de quemar iglesias de esta manera: “En aquellos países en donde la Iglesia (o las iglesias) forman parte normal del ámbito de las libertades, nadie siente la necesidad de quemarlas. Pero ese no es nuestro caso. El aborrecimiento profundo que muchas personas sentimos aquí por la Iglesia católica se lo ha ganado ésta a pulso”.
“Las mujeres hemos cambiado en poco tiempo, y mucho, y ellos no han cambiado tanto, han cambiado poco. Hasta que no cambien las subjetividades masculinas no habrá igualdad, entender esto es un cambio radical en el trabajo que tenemos que hacer”, ha indicado Gimeno recientemente. Es necesario un “cambio de subjetividades en los hombres”. Al más puro estilo orweliano se cambio de las subjetividades masculinas, dijo, ha de hacerse desde la niñez y, especialmente, durante la adolescencia, cuando “las identidades de género se ven presionadas por el entorno, la familia y los mandatos de género”. Gimeno ha lamentado que la violencia de género no descienda y que en el caso de los adolescentes incluso aumente, y ha hecho hincapié en que esta tiene su origen en la desigualdad, que es “ubicua, escurridiza y se parapeta en ámbitos de la vida en los que no entramos”. “Habrá violencia mientras haya desigualdad y lo cierto es que no estamos cerca de terminar con el patriarcado”, ha aseverado la directora del Instituto de la Mujer, quien ha incidido en que no se puede despolitizar la lucha contra las violencias machistas ni separarla de la desigualdad.