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Universidades hacia un futuro neutro en emisiones

Universidades hacia un futuro neutro en emisiones

Instalaciones renovables, másteres... así viven los centros la transición ecológica

Universidades hacia un futuro neutro en emisiones La RazónLa Razón

Una de las instituciones con mayor capacidad de transformación de la sociedad». Así define la Conferencia de Rectores y Rectoras de las Universidades Españolas (CRUE) a la Universidad. Y, puesto que es el espacio natural del conocimiento, la investigación y la docencia, «no puede quedar al margen la necesidad de fomentar el compromiso con la preservación del medio ambiente». Toda una declaración de intenciones que se materializa en esta institución, creada para servir de interlocutor con el gobierno y que está compuesta por 76 universidades, en la comisión Crue-Sostenibilidad. Manuel Pérez Mateos, presidente de esta sectorial, además de rector de la Universidad de Burgos, ha visto cómo la preocupación por el medio ambiente ha ido ganando peso desde los años 80. «Al principio las universidades tenían una oficina verde donde se trabajaban los temas de reciclaje o la reducción de consumos y que incluía los temas de prevención de riesgos laborales. Ahora, y sobre todo en los últimos años, se tienen en cuenta las tres patas de la sostenibilidad: la medioambiental y la económica, por supuesto, pero últimamente ha cobrado importancia la dimensión social y el cumplimiento de los ODS», detalla el rector.

Que las universidades están experimentando una creciente tendencia a la definición de estrategias en sostenibilidad también lo demuestra la creación de programas y redes internacionales para promover la sostenibilidad en la Educación Superior como Sustainable Development Solutions Network (SDSN), apoyado por la ONU, o el International Sustainable Campus Network (ISCN) y la Association for the Advancement of Sustainability in Higher Education (AASHE) en EE UU.

Pero, ¿cuál es el grado de compromiso de las diferentes facultades? Según el informe «Diagnóstico sobre sostenibilidad ambiental de las universidades españolas» de 2023, las entidades aprueban incluso con nota en «políticas de sostenibilidad ambiental y en implicación y sensibilización de la comunidad universitaria, con puntuaciones medias del 76% en ambos casos», dice el texto. Les siguen los ámbitos de investigación y el de urbanismo y biodiversidad, con medias de 70% y 71%, respectivamente. Podríamos decir que la Universidad supera el aprobado, aunque las notas medias más bajas las obtiene en ámbitos como el de residuos y el de evaluación del impacto ambiental de susactividades (ambos con un 57% de grado de cumplimiento).

La sectorial de Sostenibilidad se reúne cada dos años, y cada universidad participante comparte algunas de las acciones que van llevando a cabo. Desde la iluminación de bajo consumo, a la instalación de energías renovables o los programas de transporte compartido. «Un caso paradigmático fue el sistema de riego inteligente con el que la Universidad de Cádiz redujo un 60% el consumo de agua y que luego copiaron muchas universidades», afirma Pérez. En su calidad de rector de la Universidad de Burgos habla de otra medida que están llevando a cabo en algunos campus como el suyo: apostar por construir siguiendo los postulados Passivhaus para que los edificios reduzcan sus consumos casi por completo. «En Burgos hemos conseguido calentar con una pequeña caldera instalaciones de 600 m² y cubierto el 30% de nuestra necesidad de electricidad cubriendo los tejados de los edificios con fotovoltaica».

Las universidades también calculan su huella de carbono. La Universidad Politécnica de Valencia es una de las veteranas en esto. Comenzó a hacerlo en 2014 y a tomar medidas para reducirla, y hoy presume de ser una de las universidades ¡ con menor huella de carbono por persona según los registros del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico. Además, recientemente recibió el Sello «calculo, reduzco y compenso» de la Oficina Española de Cambio Climático.

Las «notas» en políticas medioambientales son buenas, pero mejorables en gestión de residuos

La digitalización, el cambio climático e, incluso, los ODS, están modificando los contenidos educativos también de la Enseñanza Superior. Y es que si atendemos a las estimaciones de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), se espera que para 2030 haya unos 24 millones de oportunidades laborales en sectores relacionados con la sostenibilidad. El aumento en la oferta de titulaciones y desarrollo de proyectos de investigación relacionados con estos temas es algo que también se destaca en el Diagnóstico de la CRUE, en el que las universidades también sacan buena nota. Síntoma de estos cambios es, dice Pérez, la aparición del «Máster del hidrógeno, que está teniendo muy buena acogida». Además, recuerda que el Real Decreto 822/2021 exige a las universidades incluir los ODS en sus planes de estudio. Incluso hay cada vez más espacio para la educación ambiental, puntualiza Federico Velázquez de Castro, presidente de la Asociación Española de Educación Ambiental: «Una cosa es tener departamentos de medio ambiente que velen por reducir los consumos de los campus y otra es la educación ambiental como enseñanza de valores. Cursos en esta materia se hacen en la Universidad de Granada, la Autónoma de Madrid, la de Santiago o Zaragoza…»

Los proyectos de investigación que salen de las universidades son infinitos, pero vale la pena destacar uno al que alude el rector de la Universidad de Burgos y que mezcla ciencia y ciudadanía. En el proyecto AquaCoLab colaboran 27 grupos de personas coordinadas por científicos (un total de 759) que «recogen datos sobre la biodiversidad y calidad de las aguas en los ríos de la zona. Se están estudiando los macroinvertebrados, se han mapeado los cauces y se ha visto que están desapareciendo sobre todo cerca de los entornos urbanos. Esto también tiene consecuencias en las personas, porque si desaparecen las libélulas que se comen a los mosquitos, estos proliferan y las enfermedades relacionadas con ellos. Lo hemos visto este verano con la alarma creada con el virus del Nilo», detalla Pérez.