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Amenaza de recesión

La tormenta perfecta se cierne sobre Europa

El consumo y la producción se contraen mientras el euro se debilita y la inflación se enquista con un petróleo al alza

Banderas europeas ondean al viento en al sede de la Comisión Europea en Bruselas La RazónLa Razón

La tormenta pasajera que amenazaba a Europa va camino de convertirse en una tempestad anclada al corazón del continente como si del anticiclón de las Azores se tratara, pero cargada de energía negativa. A estas alturas, no queda un solo análisis que no pronostique un estancamiento generalizado en el Viejo Continente, atenazado por el enquistamiento de la inflación, un fenómeno que ha pasado de ser transitorio -como pronosticaba con ese mismo adjetivo la ministra económica en funciones, Nadia Calviño, en noviembre de 2021, cuando vaticinaba que los precios se estabilizarían en la primavera de 2022- a pegajoso. Hasta el propio vicepresidente del BCE, Luis de Guindos, acaba de alertar de un estancamiento generalizado y de elevada probabilidad de que los precios no den tregua en un tiempo más largo del esperado.

Las señales empiezan a surgir por todas partes, no importa cuál sea el indicador analizado, motivado por el freno del consumo. La actividad del sector privado de la zona euro siguió deteriorándose en septiembre, aunque a un ritmo algo menos intenso, según el índice compuesto de gestores de compra (PMI), que se situó en 47,2 puntos, frente a los 46,7 de agosto, acumulando así cuatro meses consecutivos en territorio negativo, lejos de la media de 50 donde arranca el crecimiento, tras registrar la mayor caída de la demanda de productos y servicios desde noviembre de 2020.

Y eso gracias al sector servicios, con una lectura de 48,7 puntos desde los 47,9 de agosto, mientras que el sector manufacturero registró 43,4, frente a los 43,5 del mes anterior, en ambos casos por debajo del umbral que separa la expansión de la recesión.

"No podemos subirnos al tren de la esperanza", según Cyrus de la Rubia, economista jefe de Hamburg Commercial Bank, quien atribuyó la causa principal del deterioro a la caída de los pedidos, especialmente en Alemania y Francia.

A la habitual debilidad del sector manufacturero desde mediados del año pasado, la encuesta de septiembre añadió una creciente debilidad en la economía del sector servicios.

España, a una décima del estancamiento

España se salva de la quema por los pelos. Registró una leve mejoría con 50,1 puntos frente a los 48,6 del mes anterior y apenas una décima por encima del umbral de estancamiento, según los datos de S&P Global. "Esto no significa que España esté experimentando un nuevo auge", explica De la Rubia.

"Nuestro modelo de estimación en tiempo real, que tiene en cuenta las últimas cifras del PMI y otras estadísticas, prevé un crecimiento del 0,1% en el tercer trimestre", mientras que para el conjunto del año 2023 el PIB debería crecer un 2%.

La ligera mejoría del índice de actividad del sector privado de España en el mes de septiembre obedeció principalmente al repunte observado en el sector servicios, cuyo PMI se situó en 50,5 puntos, frente a los 49,3 del mes anterior.

Por el contrario, el índice PMI manufacturero se situó en 47,7 puntos, frente a los 46,5 del mes de agosto, lo que, a pesar de indicar una contracción menos intensa de la actividad industrial, supuso el sexto mes consecutivo de lecturas negativas.

El euro, deprimido

A la debilidad industrial y comercial se suma la del euro, que vuelve a la senda de la depreciación y se cambia por debajo de 1,05 dólares, mínimo desde diciembre de 2022, por el riesgo de recesión en la zona del euro.

La presidenta del Banco Central Europeo (BCE), Christine Lagarde, reiteró hoy que los tipos de interés en la zona del euro seguirán en un nivel restrictivo el tiempo necesario para que la inflación baje al 2 % a medio plazo.

Las previsiones del BCE no muestran que la inflación vuelva al objetivo del 2 % hasta 2025.

Las dudas sobre China y la guerra de Ucrania han dejado datos negativos generalizados en todo el mundo, lo que ayuda al dólar a convertirse en un valor refugio con la consiguiente apreciación.

Se trata de una muy mala noticia para Europa, que paga en dólares sus ingentes importaciones petroleras en un momento en que el crudo escasea por las restricciones a la producción impuestas por Rusia y Arabia Saudí, lo que sitúa el precio del barril de Brent por encima de los 90 dólares. En este sentido, ambos productores han confirmado que mantendrán durante los próximos meses y hasta finales de 2023 los recortes adicionales en su oferta de crudo.

Pinza de la OPEP y Rusia

El viceprimer ministro ruso, Alexander Novak, ha indicado hoy mismo que el país "continuará hasta finales de diciembre de 2023 con una reducción voluntaria adicional de 300.000 barriles diarios de suministro a los mercados mundiales, que entró en vigor en septiembre y octubre de 2023".

"El próximo mes se realizará un análisis de mercado para tomar una decisión sobre profundizar el ajuste o aumentar la producción de petróleo", enfatizó.

Este recorte de las exportaciones rusas de crudo es una medida adicional a la reducción voluntaria de la producción en medio millón de barriles al día anunciada el pasado mes de abril, que se extenderá hasta finales de 2024.

Rusia llevó a cabo por primera vez una reducción voluntaria adicional del suministro de petróleo en agosto, aunque entonces el recorte extra fue de 500.000 barriles al día, aunque en septiembre decidió aliviarlo a los 300.000 barriles actuales y extender la medida hasta final de 2023.