Análisis

El silencio ensordecedor de la izquierda con el fraude de Maduro

El Gobierno venezolano ha convertido un país rico en un erial con la moneda hundida, ha destruido los salarios reales de sus ciudadanos y disparado la miseria. La propiedad privada y la libertad de expresión molestan profundamente a la izquierda mesiánica

President Nicolas Maduro dances outside the Miraflores presidential palace after electoral authorities declared him the winner of the presidential election in Caracas, Venezuela, Monday, July 29, 2024.
Nicolas MaduroFernando VergaraAP

La próxima vez que esta izquierda caviar te diga que ellos defienden la democracia, la libertad y los derechos humanos, no olvides la vergonzosa actitud del líder ideológico del sanchismo y de los socios de Sánchez (Sumar, Podemos, Bildu, etc) ante el asalto a los derechos humanos, la libertad y la democracia en Venezuela, Cuba, Nicaragua, etc.

Ningún demócrata defendería un régimen que ha asesinado a más de 9.400 personas, que mantiene a 267 presos políticos, que cancela y limita la libertad de expresión, que ha expropiado más de 1.000 empresas y además ha arruinado a los ciudadanos convirtiendo un país rico en un erial donde han hundido la moneda, destruido los salarios reales y condenado a la miseria a la población. Y, sin embargo, los socios de Sánchez y el expresidente Zapatero miran hacia otro lado o apoyan a semejante régimen depredador. Una narcodictadura donde el presidente está buscado por la DEA con una recompensa de $15 millones de dólares por colaboración con el narcotráfico.

Cuando estas personas defienden este despreciable régimen nos están diciendo que harían lo mismo en tu país si pudieran.

El centro Carter, único observador independiente en las elecciones de Venezuela, ha ratificado a González Urrutia como ganador con más del 60% de los votos y además descartó el inventado ataque informático del CNE (Consejo Nacional Electoral) que utilizó Maduro para perpetrar su fraude. Así lo ha reflejado el informe presentado por la jefa de la misión, Jeannie Lincoln.

Estados Unidos, Chile, Argentina, Uruguay, Paraguay y hasta diecisiete países de la OEA (Organización de Estados Americanos) han reconocido el fraude electoral y la falta de veracidad de los datos cocinados por un CNE que no se molestó siquiera en analizar si sumaban un 100%.

No olvidemos que el CNE lleva más de nueve días intentando cocinar unas actas que den un barniz de legitimidad al gigantesco fraude llevado a cabo por Maduro. El fraude es tan obsceno que, a pesar de tener un sistema informático “blindado”, según el propio gobierno, no han publicado a cierre de este artículo ni siquiera sus datos falsos con el 100% “escrutado”, además de negarse a publicar actas, que siguen intentando manipular con su maquinaria institucional corrupta.

La posición del presidente Zapatero es especialmente sangrante, porque conoce perfectamente la realidad de Venezuela. Se equivoca cuando acude a la equidistancia entre la oposición democrática y una dictadura feroz que reprime y encarcela a los opositores. Acudir a la llamada al diálogo entre el que asesina y el asesinado no deja de ser una manera de blanquear a la narcodictadura. ¿Qué diálogo hay cuando el gobierno encarcela, tortura y asesina al disidente? Es más, el presidente Zapatero sabe que las instituciones en Venezuela han sido secuestradas por el chavismo y que la represión alcanza niveles insoportables. Es por ello que la equidistancia y el silencio es lo contrario a la diplomacia y el acuerdo, para convertirse en connivencia y blanqueo de la narcodictadura.

El silencio de la izquierda española contrasta con la contundencia del mensaje de Sánchez ante el anterior fraude de Maduro. “Condeno el golpe dado por Maduro en Venezuela”, escribía en marzo de 2017, y condenaba “la destrucción de las libertades democráticas” del régimen. El Gobierno del PSOE de 2018 reconoció a Juan Guaidó como presidente interino de Venezuela.

¿Qué ha pasado desde entonces? No se puede desligar el silencio de los socialistas ante el fraude de Maduro del episodio de las maletas de la vicepresidenta de la narcodictadura conocido como el “Delcygate”. La posición del gobierno de España y del PSOE ha cambiado totalmente a pasar a esa equidistancia tramposa, cobarde y cómplice con el régimen asesino.

La posición de los socios de Sánchez no es una sorpresa. Sumar no deja de ser el mismo reciclaje de comunistas nostálgicos de las dictaduras represoras soviéticas y sus satélites. Yolanda Díaz reconocía a Chávez como “el más digno libertador” mientras Errejón repetía “Chávez vive, la lucha sigue”. Podemos y el PCE o IU ni lo esconden ni lo escondían. Siempre están de parte de los terroristas y los dictadores asesinos mientras montan aquelarres contra presidentes liberales elegidos de manera limpia. Lo que es aterrador es ver a una socialdemocracia que se supone que defiende la libertad, las instituciones independientes y los derechos humanos, mirar con ojos golosos a las medidas de represión y asalto a las instituciones del régimen liberticida del socialismo del siglo XXI. El aterrador Grupo de Puebla, que defiende todas las dictaduras asesinas de Latinoamérica ha convencido a la socialdemocracia de que la represión, el asesinato y la miseria son defendibles si se amparan bajo el paraguas de la “izquierda”. Perciben que es un mal menor comparado con el avance de lo que ellos llaman el fascismo, olvidando que no hay nadie más fascista que los que se autodenominan antifascistas y blanquean la represión, destrucción y miseria del socialismo del siglo XXI que es, en realidad, el comunismo totalitario de toda la vida.

La democracia, las instituciones independientes, la propiedad privada y la libertad de expresión molestan profundamente a una izquierda mesiánica que se cree que tiene la verdad eterna y está dispuesta a implementar su ideología totalitaria, aunque cueste miles de vidas y la miseria. Ellos tienen la razón. Y es extremadamente peligroso cuando la socialdemocracia ve con buenos ojos la cancelación y asesinato civil del oponente y la toma de las instituciones para politizarlas. La equidistancia entre las ideas de libertad y el totalitarismo no es diplomacia, es abrir la puerta al caballo de Troya de las dictaduras comunistas.

Aquellos que consideran que puede ser cómodo, ecuánime o incluso lucrativo situarse en ese silencio ensordecedor ante el asesinato y la miseria, en esa equidistancia entre la verdad y la mentira, deberían recordar que los siguientes en la purga y la cancelación serán ellos. Uno detrás de otro, los defensores de los regímenes asesinos socialistas terminan destruidos.

En Venezuela, la libertad avanza. El régimen asesino se cree inexpugnable pero no lo es. En tu país, los mismos que llaman extrema derecha y fascista a todo el que no traga sus ruedas de molino, ven el ejemplo de Venezuela o Cuba con buenos ojos. No pienses que no lo harán en tu país si pueden. En Venezuela y Nicaragua también decían “no, hombre, no, esto no es Cuba”. Y lo fue.

El mal solo vence por la inacción de los buenos. No dejes que ocurra en tu país.