Comercio
Sánchez abre otra grieta al alinearse con China y cuestionar los aranceles
Las declaraciones del presidente del Gobierno causan malestar en Bruselas y ponen en riesgo al motor, la principal industria nacional
Sorpresa y, en muchos casos, indignación han causado las declaraciones de Pedro Sánchez durante su visita a China cuando se mostró partidario de reconsiderar la política de aranceles que la Unión Europea quiere establecer a las importaciones de automóviles provenientes de ese país que están invadiendo el mercado comunitario con precios subvencionados y quitando cuota de mercado a los vehículos fabricados en las factorías europeas. «No es su competencia», es la opinión generalizada tanto de las autoridades de Bruselas como de los directivos de las principales marcas del sector.
Aunque la Comisión Europea ha evitado criticar de manera pública el cambio de postura del Gobierno español, fuentes diplomáticas reconocen fuera de micrófono que esto «debilita» la posición negociadora europea respecto a China. El vicepresidente económico Valdis Dombrovskis se reunirá el próximo jueves en la capital comunitaria con el ministro de Comercio chino, Wang Wentao, ya que continúan los contactos para conseguir un acuerdo compatible con las normas internacionales de la Organización Mundial del Comercio.
Desde el pasado 5 de julio, la Unión Europea comenzó a aplicar una serie de subidas arancelarias provisionales con el visto bueno de España que votó a favor de esta medida, aunque en esta fase del procedimiento el veredicto de las capitales no era vinculante.
Alemania se abstuvo en esta votación ya que teme represalias comerciales por parte del gigante asiático que representa alrededor del 30% de las ventas de los fabricantes alemanes. Las palabras de Sánchez fueron acogidas con júbilo por parte de Berlín. Mientras tanto, las negociaciones continúan para que estos castigos de una duración inicial de cuatro meses no se prolonguen cinco años.
A finales del mes de octubre, los estados miembros deben votar nuevamente. En esta ocasión, su veredicto sí que cuenta, aunque sortear la decisión del Ejecutivo comunitario será difícil. Tan solo una mayoría cualificada contra la imposición de estos aranceles (55% de los países europeos que representen un 65% de la población) puede paralizar una medida que divide a las capitales europeas.
Esto supone que un total de 15 países deben votar en contra de la imposición de estas tarifas, lo que ahora mismo parece difícil de conseguir. Ante la polvareda levantada, el Gobierno de Sánchez empieza a matizar sus palabras ante la prensa internacional. El digital «Politico» revela que el equipo de Moncloa le ha aclarado que el presidente del Gobierno no está a favor de China en esta disputa sino que tan solo pide reforzar el diálogo con las autoridades del gigante asiático.
Las matizaciones responden también al malestar del sector del motor español. Y es que las declaraciones de Sánchez amenazan el futuro de la industria en el que es el segundo productor de automóviles de Europa y el octavo del mundo. La automoción supone más del 10% del PIB nacional y genera el 9,8% de los puestos de trabajo. Por otra parte, el automóvil se mantiene como primer producto en aportación positiva a la balanza comercial de España ya que en el conjunto del primer semestre la actividad comercial de vehículos alcanzó un saldo comercial positivo de 9.250 millones de euros y se mantiene estable respecto al ejercicio anterior.
En la actualidad nuestro país alberga a 17 plantas productoras de vehículos de grupos tan importantes como Volkswagen, Ford, Stellantis, Renault o Mercedes- Benz. Un cambio de postura respecto a la unidad de criterio de la UE podría poner en dificultades la adjudicación de nuevos modelos a las plantas españolas y, con ello, provocar una disminución de las inversiones y la pérdida de puestos de trabajo tanto directos en las factorías como en la potente industria auxiliar que, en muchos casos, tiene plantas de construcción de componentes tanto en nuestro país como en el exterior.
Las condiciones de libertad de mercado no se dan en China, donde las empresas europeas que quieren establecerte debe asociarse con otra empresa china que debe tener como mínimo el 51% del accionariado. Esto ha provocado en muchos casos que los socios chinos hayan accedido de manera gratuita a toda la tecnología que los fabricantes europeos.
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