Banca
Los líderes de la UE no logran avanzar hacia la unión bancaria en el “viernes negro” de Deutsche Bank
El BCE inyectará liquidez si es necesario, aunque no hay avances en un fondo de garantía común de depósitos
Cuando parecía que la inestabilidad financiera de los últimos días era ya cosa del pasado, los parqués han vuelto este viernes a los números rojos debido al fuerte correctivo sufrido por el banco alemán Deutsche Bank que ha arrastrado a otras entidades europeas. Este nuevo huracán ha coincidido con la reunión de los jefes de Estado y de Gobierno de la zona euro que han decidido mantener el guion previsto y no dejarse llevar por la histeria.
Según fuentes diplomáticas, mientras los mercados se cebaban con la entidad alemana, la presidenta del Banco Central Europeo (BCE) Christine Lagarde ha vuelto a asegurar a puerta cerrada que la entidad monetaria proporcionará liquidez al sistema financiero en caso de que sea necesario y que el BCE está “plenamente equipado” para la tarea. El canciller alemán, Olaf Scholz, también ha aclarado en rueda de prensa que la entidad “se ha modernizado de manera fundamental y ha reorganizado su modelo de negocio para ser un banco con beneficios”, lo que hace que no exista “necesidad de preocuparse”. Unas palabras que descartan operaciones similares a las de Silicon Valley Bank y Credite Suisse.
El mensaje estos días permanece invariable. A pesar de que esta crisis ha invocado los peores fantasmas de la quiebra de Lehman Brothers en el año 2008 , las instituciones europeas repiten sin descanso que los bancos europeos están mejor preparados que los americano gracias a los requisitos de capital de la normativa europea y a que se han completado las dos patas de la denominada Unión Bancaria: un supervisor único que pone el foco en las entidades sistémicas europeas -113 que representan el 82% de los activos- y un sistema de resolución para que los propios bancos asuman las pérdidas sin tener que volver a recurrir al dinero de los contribuyentes.
En los pasillos comunitarios se apunta a la contrarreforma de Donald Trump como la culpable de que los bancos medianos – hasta 250.000 millones de dólares- haya quedado sin supervisión estricta por parte de la Reserva Federal. Las entidades reguladoras europeas también recalcan que la UE no seguirá el modelo del país helvético con Credit Suisse y que serán los accionistas los que asuman todas las pérdida antes de recurrir a los bonistas con deuda de alto riesgo. El sistema de prelación establecido en la regulación europea se respetará de manera escrupulosa.
Queda sin embargo, una tercera pata por finalizar: un fondo de garantía de depósitos común para la zona euro que sea capaz de salir al rescate de los ahorradores de otro país europeo si su caja nacional se agota. Alemania se ha opuesto desde el año 2015 a compartir riesgos y en la declaración final de la cumbre tan sólo se apela a “continuar los esfuerzos”, en línea con lo acordado por la zona euro en su declaración del 16 de junio de 2022. Un texto que rechaza la mutualización de riesgos y que sólo apela a reforzar los fondos de garantías nacionales. De momento, las últimas turbulencias no están consiguiendo un gran salto adelante y todo indica que los avances tan sólo irán en la dirección de una unión bancaria descafeinada.
El presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, se ha mostrado este viernes en rueda de prensa a favor de un fondo común de la zona euro, aunque fuentes de Moncloa también recalcan la solidez del sistema español y no quieren que esto se malinterprete como una falta de confianza en las entidades.
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