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Macroeconomía
La industria pierde 787.000 trabajadores desde el inicio de la crisis
El sector apenas representa el 12,5% del PIB, frente a casi el 18% de principios de siglo. Sigue sin recuperar el peso previo a la Gran Recesión
El sector apenas representa el 12,5% del PIB, frente a casi el 18% de principios de siglo. Sigue sin recuperar el peso previo a la Gran Recesión.
El declive del sector industrial sigue imparable y cada vez representa un porcentaje menor de la economía española. Sufrió un desplome espectacular con la Gran Recesión, con una caída de hasta el 11,5% en un solo ejercicio, el de 2009, para luego iniciar un repunte, primero más pujante y luego muy moderado, sin que nunca haya llegado a recuperar su papel en el conjunto de la economía.
En los últimos diez años, además, ha perdido nada menos que 787.000 trabajadores, de los que 765.000 corresponden a la industria manufacturera, según datos de la Encuesta de Población Activa del INE y del Banco de España. El año 2019 tampoco ofrece grandes alegrías para la industria. De hecho, el índice de Producción Industrial (IPI) cayó un 2% en el mes de abril, con respecto al mismo periodo del año anterior, un descenso que se une al de marzo, cuando bajó un 0,2%. Corregidos los efectos del calendario –la Semana Santa–, los resultados son algo mejores, pero el INE acaba de certificar que la producción industrial se estancó en España en los cuatro primeros meses del año, datos que consolidan la tendencia de debilidad del sector el año anterior.
En 2018, la actividad industrial española, medida como Valor Añadido Bruto (VAB), finalizó el ejercicio con un raquítico crecimiento del 1,1%, frente al 4,4% de 2017, según datos del Informe Anual 2018, que elabora el Ministerio de Industria y dirige Reyes Maroto. Los primeros avances de datos de 2019, procedentes de la Contabilidad Nacional que elabora el INE, confirman el estancamientos industrial con un avance del VAB de apenas el 0,2%.
En definitiva, la industria española que representaba el 17,7% del PIB –el 20,6% si se tiene en cuenta la energía– a principios de siglo, ya sólo es el 12,5% de la economía, si se tiene en cuenta la industria manufacturera, que ni tan siquiera ha recuperado la posición que tenía al inicio de la crisis, cuando era casi un 13% del PIB.
El efecto más dramático del declive industrial español es la destrucción de empleo. La industria destruyó empleo de forma ininterrumpida desde 2005 –incluso antes de la crisis– hasta 2014, con 2009 como año negro, ejercicio en el que desaparecieron nada menos que 444.000 puestos de trabajo. El sector tocó fondo en 2014. A partir de ahí tomó resuello, aumentó la producción y el empleo, pero no al ritmo suficiente para compensar las caídas precedentes y, en cualquier caso, parece haber agotado ese impulso, ya que en 2018 el empleo apenas creció un 1% y todavía menos en el primer trimestre de 2019.
La productividad, como consecuencia directa de la contracción del empleo, ha aumentado desde 2005, con crecimientos de hasta el 6,7% anual en 2010, coincidentes con el periodo en el que se destruyeron más puestos de trabajo. Sin embargo, ese efecto también parece agotado, ya que en 2018 la productividad del sector se estancó, con un raquítico crecimiento casi inapreciable del 0,1%, según datos de la Contabilidad Nacional.
La evolución del empleo es quizá el indicador más obvio de la decadencia del sector industrial español. A finales de 2007, justo antes de la Gran Recesión, el sector ocupaba a 3,26 millones de personas (2,99 en la industria manufacturera). Algo más de diez años después, en el primer trimestre de 2019, apenas daba trabajo a 2,42 millones de personas (2,22 en la manufacturera). Eso significa que la crisis se ha llevado por delante 787.000 empleos (765.000 manufactureros), un 24% del total, casi uno de cada cuatro puestos de trabajo. El empleo en el sector tocó fondo en 2013, con un mínimo de 2,10 millones de trabajadores (1.876 manufactureros). Eso significaba más de un millón de empleos destruidos, de los que sólo se han vuelto a crear, aunque probablemente en distintas condiciones, 380.000.
El declive de la industria española no es un fenómeno único en Europa, con la excepción alemana, aunque la importancia del sector industrial en la economía nacional es inferior al del promedio de la eurozona y de los principales países, algo que explicaría también las dificultades españolas para cerrar la brecha de paro y empleo con respecto a los países del entorno. Destaca, no obstante, que una vez superada la crisis, Alemania ha conseguido mantener prácticamente intacto su sector industrial, que representa un 25,8% de su economía, exactamente lo mismo que a principios del siglo XXI, algo muy diferente de lo sucedido en España, en donde mantiene un declive, ahora más moderado, pero en cualquier caso constante.
Los últimos datos, además, indican un claro estancamiento de la productividad que, si no se corrige, podría iniciar otro periodo de reducción de empleo industrial, porque la historia reciente demuestra que las ganancias de competitividad, imprescindibles para la supervivencia de las empresas, han ido vinculadas a ajustes laborales.
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