Economía

Insectos: la nueva industria millonaria que transformará la alimentación mundial

La cría de insectos está revolucionando la alimentación mundial. Con un crecimiento anual del 27,8%, se espera que esta industria alcance los 8.000 millones de dólares en 2030

Tebrio ya ha puesto la primera piedra de la que será la granja de insectos más grande del mundo
Tebrio ya ha puesto la primera piedra de la que será la granja de insectos más grande del mundoArchivo

Cría de insectos
Cría de insectosTania NietoLA RAZÓN

La cría de insectos está revolucionando la alimentación mundial. Con un crecimiento anual del 27,8%, se espera que esta industria alcance los 8.000 millones de dólares en 2030, según un informe de Meticulous Research, Su bajo impacto ambiental y alto valor proteico los convierten en una alternativa clave para la sostenibilidad alimentaria y la nutrición animal.

Con una población mundial que alcanzará los 9.000 millones de personas en 2050, según las previsiones de la ONU, la demanda de materias primas será enorme, mientras que la producción disminuirá debido al agotamiento de los recursos naturales. Esto hace más urgente que nunca desarrollar fuentes de alimentación sostenibles, y aquí es donde los insectos juegan un papel clave.

Escarabajos, grillos, langostas, moscas y polillas tienen un enorme potencial para la alimentación animal, ya que ofrecen un sustituto rico en proteínas y de mayor calidad que la tradicional harina de pescado, cuyo modelo de producción es insostenible.

Por ejemplo, la harina de pescado puede reemplazarse por harina elaborada a partir de larvas de mosca, gracias a su composición similar de aminoácidos. Del mismo modo, los grillos pueden molerse para producir pasta o proteína en polvo, que ya se comercializa como suplemento nutricional en distintos mercados.

Además, está demostrado que la cría de insectos requiere muchos menos recursos que la ganadería tradicional, tanto en tierra como en agua y espacio, y tiene la capacidad de transformar desechos orgánicos en productos finales ricos en proteínas, aptos tanto para la alimentación animal como humana. Ante el cambio climático, la creciente inseguridad alimentaria y una inminente crisis ambiental, la cría de insectos se perfila como una de las soluciones más viables y sostenibles para el futuro de la alimentación.

Cría de insectos

En España la ganadería de insectos –la práctica de criar y producir insectos de manera controlada y a gran escala para diversos usos–, también conocida como entomocultura o insecticultura, está ganando terreno rápidamente y cuenta ya con 37 granjas.

En Salamanca, la empresa biotecnológica Tebrio anticipó hace diez años el negocio de esta industria. Desde entonces ha dado un salto de gigante y ya ha puesto la primera piedra de la que será la granja de insectos más grande del mundo. Tendrá 90.000 metros cuadrados y una capacidad de producción anual de más de 100.000 toneladas de productos cuando esté concluida. Una producción que incluye proteína de alta calidad y lípidos para la elaboración de productos destinados a alimentación animal, biofertilizantes 100% orgánicos y quitosano, con aplicaciones en los sectores farmacéutico, cosmético y de bioplásticos.

Adriana Casillas
Adriana CasillasArchivo

La nueva factoría, que generará 150 empleos directos y 1.350 empleos indirectos, tendrá en el último trimestre de 2025 finalizada su primera fase, y se espera que en 2028 concluya la edificación de todo el proyecto. El coste de la construcción será de 110 millones de euros.

En 2014, la CEO de esta megaempresa, Adriana Casillas, junto con su socio fundador, Sabas de Diego, dieron los primeros pasos motivados por su preocupación por el medioambiente. Decidieron que era momento de actuar y encontraron la solución: utilizar insectos para alimentar a los animales y así reducir la huella de carbono. El insecto elegido para el desarrollo de sus productos fue el gusano de harina (Tenebrio molitor).

«Primero, porque el tipo de producto final que podemos obtener de este insecto es de alta calidad y tiene un posicionamiento premium en el mercado. Además, para que esta industria genere un impacto real en la sociedad, es fundamental producir grandes volúmenes de materia prima, lo que nos llevó a optar por una especie con bajo riesgo industrial. No es lo mismo trabajar con un insecto que repta, como el escarabajo, que con uno que salta o vuela, ya que estos últimos son más difíciles de controlar en un entorno de producción», explica Casillas.

"Cuando todo esto comenzó había una alegalidad en el uso de los insectos como alimento"

Pero llegar hasta aquí no ha sido un camino de rosas. Cuando empezaron no había nada legislado. «Cuando todo esto comenzó había una alegalidad en el uso de los insectos como alimento, no había nada que dijera lo que no se podía hacer, pero tampoco que sí se podía hacer. Dentro de lo que es el sector alimentario la alegalidad se entiende como ilegalidad. Además, estamos hablando de seguridad alimentaria, de cosas muy serias. Decidimos constituir una plataforma en Bruselas con varias empresas europeas y empezamos a trabajar en el tema regulatorio», añade Casillas.

Actualmente el cultivo de insectos está abierto al mercado de la acuicultura, de las mascotas, para alimentar cerdos y aves, y también se está regulando el propio uso del fertilizante. «Aún quedan muchas cosas más por regular y aunque el sector está en pañales, en 15 años estaremos ante una industria consolidada», dice convencida. «Será como cuando llegó el sushi y al principio nos daba asco comer el pescado crudo», añade Adriana.

Cómo la cría de insectos reducirá la huella de carbono

El modelo actual de consumo y economía social implica que la generación de residuos por una población en crecimiento está, en paralelo, en aumento. Esto implica la necesidad de implementar medidas estratégicas y de planificación para reducir el volumen de desechos producidos por diferentes actividades antropogénicas y que, en mayor o menor medida, generan daño medioambiental.

En este contexto nació Entomo AgroIndustrial con el afán de desarrollar proyectos industriales de producción de insectos para la transformación de materia orgánica en materias primas de alto valor añadido. «Somos una empresa de servicios. Establecemos alianzas con compañías agroalimentarias que generan residuos y les ofrecemos soluciones adaptadas a sus necesidades. Diseñamos biofactorías que se construyen y operan donde sean necesarias, lo que nos ha permitido tener un enfoque global desde el principio», explica Diego Amores, fundador y CEO de esta empresa murciana surgida en 2016.

Diego Amores
Diego AmoresArchivo

En su caso, el modelo se basa en la aplicación industrial de Hermetia illucens (mosca Soldado negra) como conversor de materia orgánica. Esta especie ha sido seleccionada por su alta capacidad de conversión de gran variedad de residuos de diferente índole, por permitir su producción industrial a densidades muy elevadas y por no considerarse una plaga o un insecto que pueda tener un impacto negativo en el medioambiente.

"De las larvas extraemos grasa, proteína y quitina"

«Por ejemplo, si colocamos 15 larvas de la mosca soldado negra en un recipiente con residuos orgánicos, éstas se alimentarán hasta completar su crecimiento. Luego, las separamos del frass (residuo de su desarrollo), que se utiliza como fertilizante. Además, de las larvas extraemos grasa, proteína y quitina. La quitina se convierte en quitosano, con aplicaciones en agricultura, ganadería y la industria médica. La grasa se emplea en cosmética, y la proteína, en alimentación animal o como biofertilizante. Todo el proceso es completamente circular: no generamos residuos secundarios, ya que todo lo que entra en la biofactoría sale como materia prima comercializable», explica Amores.

Sus inicios en este sector fueron como ocurre en muchas ocasiones: por casualidad. En 2014, mientras trabajaba como profesor universitario y preparaba su doctorado, tuvo su primer contacto con los insectos. Su trabajo fin de máster ya abordaba el uso de insectos en la alimentación animal, y su experiencia académica se centraba en la calidad alimentaria. Nutricionista y licenciado en Tecnología de los Alimentos, y aunque la docencia ha sido siempre su gran pasión, también tenía la inquietud de crear cosas desde cero.

En 2019, esta empresa murciana abrió su primer centro de investigación, una granja de 400 metros cuadrados donde probar distintos tipos de residuos para analizar su comportamiento en el proceso de bioconversión. Desde entonces, han participado en proyectos de investigación en los que han invertido alrededor de 3,2 millones de euros para validar su tecnología y comprender mejor cómo se comportan los residuos cuando se utilizan como alimento para las larvas. «Hoy en día, estamos desarrollando cuatro proyectos industriales para escalar esta tecnología en España. Nuestros clientes son multinacionales de la industria agroalimentaria y gestores de residuos interesados en la valorización de desechos a través de la bioconversión con insectos. También, estamos trabajando en el diseño de nuestra primera biofactoría en Murcia, destinada a transformar los residuos de la industria agroalimentaria de la región», avanza Amores.

Fuente sostenible de proteínas

A Eduardo Morales le bastó con tomar conciencia de las formas insostenibles en las que se producen algunos alimentos para fundar Biofarm Fly, una empresa extremeña dedicada a la producción sostenible de proteínas, bioaceites y fertilizantes orgánicos de alta calidad mediante la optimización del insecto Hermetia illucens, todo dentro de un modelo de economía circular. «He trabajado con entusiasmo investigando seis especies diferentes de insectos: Acheta domesticus (grillo común), Tenebrio molitor (gusano de la harina), Zophobas morio (gusano rey), Sarcophaga carnaria (mosca de la carne), Musca domestica (mosca común) y Hermetia illucens (mosca soldado negra). Finalmente, elegimos esta última por su menor impacto ambiental, su facilidad de manejo y su alta productividad, lo que la hace ideal para la escalabilidad industrial», explica Morales.

Entre los productos desarrollados por esta empresa destacan:Protein Fly, una harina proteica de alta calidad; Lipids Fly, un aceite refinado de insecto; Frass Fly, un biofertilizante orgánico compuesto por materia orgánica, excrementos de insectos y quitina. Actualmente, también están desarrollando Chitosan Fly, un quitosano de grado natural destinado al tratamiento y floculación de aguas residuales.

Equipo de Biofarm Fly
Equipo de Biofarm FlyArchivo

Biofarm Fly está construyendo una planta de producción a nivel industrial en la Albuera (Badajoz) con un diseño exclusivo y un modelo productivo escalable, estandarizado y automatizado, concebido para ser replicable en cualquier parte del mundo. «Hemos logrado unir naturaleza y tecnología con una capacidad para transformar hasta 15.000 toneladas anuales de desechos orgánicos en nuevos productos. Estamos enfocados en sectores como la alimentación animal, la cosmética, los fertilizantes y los bioquímicos», explica Morales.

Biofarm Fly tiene prevista la apertura de su centro productivo a nivel industrial en 2025 en la Albuera (Badajoz)
Biofarm Fly tiene prevista la apertura de su centro productivo a nivel industrial en 2025 en la Albuera (Badajoz)Archivo

Insectos en la alimentación humana

El interés por incluir insectos en la dieta humana ha crecido significativamente debido a su bajo impacto medioambiental y su alto valor nutritivo. Los insectos están incluidos en la definición de «nuevo alimento» del nuevo Reglamento (UE) 2015/2283 del Parlamento Europeo y del Consejo de 25 de noviembre de 2015, en la categoría de alimento que consista en animales o sus partes, o aislado de estos o producido a partir de estos, que las personas no hayan consumido en una medida importante en la Unión Europea antes del 15 de mayo de 1997 (fecha límite que fija el Reglamento).

Casillas, destaca que Tebrio busca operar en el sector de la alimentación humana, pero no mediante el consumo directo del insecto, sino a través de la extracción de compuestos bioactivos para impactar en ciertas funcionalidades como pueden ser la diabetes, la hipertensión, es decir en la ayuda o mejora de la vida humana.

A pesar del potencial del sector, las empresas dedicadas a la biotecnología de insectos en Europa enfrentan importantes desafíos. «En Europa, los estándares de seguridad alimentaria son extremadamente exigentes, lo que nos coloca en desventaja frente a productores de otros continentes con regulaciones menos estrictas. No se trata de proteccionismo, sino de garantizar que todos jueguen bajo las mismas normas», reclama Adriana Casillas.

Pero a pesar de los retos, el potencial de esta industria sigue creciendo, a la espera de un marco regulador que la permita consolidarse en los mercados globales. Porque, al final, los insectos, esos pequeños seres olvidados, podrían ser la clave para un futuro más sostenible, eficiente y saludable.

Los insectos como consumo humano
Los insectos como consumo humanoLuis Díaz

Entomofagia o consumo humano de insectos, ¿si o no?

Actualmente, existe un gran interés por parte de la población acerca de incluir los insectos en la dieta humana por su producción de bajo impacto medioambiental y su alto valor nutritivo, tratándose así de una muy buena proteína alternativa frente a las habituales.

En estos momentos, en lo que se refiere a la comercialización de esos insectos en España, el Reglamento (UE) 2015/2283 relativo a los nuevos alimentos establece que cualquier operador que quiera comercializar insectos para alimentación humana en la Unión Europea deberá presentar: una solicitud de autorización de nuevos alimentos o una notificación para alimentos tradicionales de terceros países, que se basará en el historial de uso alimentario seguro en un tercer país, de manera que tales alimentos deben haber sido consumidos en al menos un tercer país durante por lo menos 25 años como parte de la dieta habitual de un número significativo de personas.

Los insectos que actualmente pueden estar en el mercado europeo por estar acogidos a las medidas transitorias establecidas en el Reglamento (UE) 2015/2283, relativo a los Nuevos Alimentos, en tanto se llega a una decisión sobre su inclusión o no en la lista de la Unión (Reglamento de Ejecución (UE) 2017/2470) son: grillo doméstico, gusano de la harina, Locusta migratoria, grillo tropical, langosta del desierto, escarabajo de la cama y abeja de la miel europea. La cría de insectos (y otros invertebrados) con otros fines no alimentarios no está prohibida, por lo que puede haber explotaciones que se dediquen a criar estos animales para múltiples destinos, como pueden ser, por ejemplo, el cebo para pesca, polinización, fertilizantes, control de plagas, etc…

Jose Sánchez, presidente de Aproinsecta, la Asociación Profesional de insecticultura de España, que representa los intereses de criadores de insectos para consumo humano, animal y otros usos derivados, responde que la clave del desarrollo de esta industria está en el grado de aprovechaniento de los subproductos vegetales. «No tiene sentido alimentar a los insectos de pienso cuando se pueden aprovechar los excedentes agroalimentarios y los residuos generados tras el proceso de industrialización».