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Energía

¿Energía nuclear? Este es el error en el que ha caído España

El apagón nuclear decretado por Ribera, la subida del 30% de la tasa nuclear y la creciente carga impositiva a las eléctricas y al consumo no harán más que inflarnos la factura y contaminar más

Teresa Ribera, ministra para la Transición Ecológica Alberto R. Roldán La Razón

Por culpa de los agoreros del ecologismo transitamos por el camino equivocado en una transición mal llamada «verde». Estamos errando en el abandono de los combustibles fósiles porque hemos comprado las teorías políticas de un puñado de greñudos de jersey roído trufadas de guiños anticapitalistas. Las mismas que en las décadas de los años 70 y 80 patrocinaba Moscú. Alemania es un buen ejemplo. Veamos por qué. La nuclear es una tecnología que combina una alta generación eléctrica de baja emisión con un suministro constante. Es una evidencia. Con una operatividad del 90%, la nuclear es un pilar en la seguridad del suministro eléctrico europeo. Sin embargo, las presiones políticas del mal llamado ecologismo muestran el error en el que han caído Alemania y España, si nadie lo remedia.

Alemania cerró el año pasado las tres centrales nucleares operativas. Las consecuencias medioambientales y económicas no se han hecho esperar. Tras Polonia y República Checa –dependientes del carbón–, Alemania es el tercer país de la UE que más emisiones de CO2 genera en su producción de electricidad. Según el «think tank» energético Ember, en 2023 la mayor economía de la UE alcanzó una tasa de intensidad de emisiones equivalentes a 2,2 toneladas de CO2 por habitante. Y eso a pesar de que sus emisiones disminuyeron un 21% respecto al 2022. Para compensar el apagón nuclear, Berlín ha aprobado subvenciones para construir 10.000 MW en centrales de gas. La condición es que los promotores incluyan un plan para sustituir el gas por el hidrógeno verde entre 2035 y 2040. Esta ambición no deja de ser una quimera, pues los costes del uso del hidrógeno son enormes y su expansión, dudosa. Mientras, los ciclos combinados de gas seguirán emitiendo grandes cantidades de CO2.

En contraste, la pronuclear Francia logró una densidad de emisiones de CO2 en 2023 siete veces inferior a la alemana . Estos contrastes revelan la ausencia de una política científica sobre la descarbonización, un debate «contaminado» por el pseudo-ecologismo de pancarta abrazado por la izquierda. El apagón nuclear decretado por Ribera, la subida del 30% de la tasa nuclear y la creciente carga impositiva a las eléctricas y al consumo no harán más que inflarnos la factura y contaminar más. Sólo hay que verse en el espejo alemán.