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Empleado quemado, un estado emocional insufrible
El síndrome del «burnout» es un mal absoluto y puede llevar la productividad de las empresas al borde del precipicio.
En los últimos cuatro años, al menos una decena de empleados del fabricante de automóviles franceses Renault se suicidó debido a las condiciones de trabajo. Entre 2007 y 2010 empleados de France Télécom corrieron la misma mala suerte y la Fiscalía de París pidió procesar a siete exdirectivos por presunto acoso moral. El anuncio por parte de la empresa de despidos y la exigencia de la misma de aumentar sus beneficios fueron los detonantes de estos hechos. Tal vez muchos de estos empleados padecieron «burnout» o Síndrome del Empleado Quemado, una falta de motivación o de incentivos cuando no se alcanzan los resultados deseados, al que le siguen depresión y ansiedad. El «burnout», es un mal absoluto que conduce, en muchos casos, al absentismo laboral en las empresas. Datos aportados por Randstad correspondientes al segundo trimestre de 2018, ponen de manifiesto que, cada día, 256.000 personas no acuden a su puesto de trabajo pese a no estar de baja, lo que supone el 1,3% de los trabajadores ocupados. Valentín Bote, director de Randstad Research, dice al respecto que «las empresas deben realizar un diagnóstico honesto del problema que tienen en el seno de sus organizaciones para poder tomar medidas efectivas».
La empresa eonvencional, que basa su organización en la jerarquía y el poder, suele generar bastantes conflictos y es fuente de relaciones tóxicas dándose con bastante frecuencia casos de «burnout». Por ejemplo, empleados que consideran continuamente que sus méritos no son considerados por la empresa, lo que implica una baja autoestima y, al final, creen que no tienen talento. «Las organizaciones muy tradicionales imponen sistemas de presencialismo en el trabajo que impiden que muchas personas tengan incluso vida personal, y estos desajustes pueden generar con el tiempo un estrés crónico que acabe en burnout», explica Roberto Luna, catedrático de Organización de Empresas de la Universidad de Valencia.
Todos en algún momento de nuestra vida nos hemos sentido «quemados» emocionalmente, pero el problema empieza cuando esta sensación se prolonga en el tiempo. ¿Qué señales nos avisan de que podemos padecer este síntoma? Ovidio Peñalver, socio director de Isavia Consultores, responde que «nuestra desmotivación crece y nuestro nivel de cansancio no se resuelve ni siquiera después de dormir 10 horas al día. A nivel emocional nos volvemos más irritables, cuidamos menos las contestaciones que damos a los compañeros, incluso la luz y los ruidos llegan a molestarnos más allá de lo normal. A nivel cognitivo puede afectar a nuestra creatividad y empezamos a refunfuñar o gruñir cuando se nos encarga alguna tarea». Hay tipos de trabajo como la sanidad, la educación, los bomberos, la policía o las fuerzas especiales, que son fuente de estrés en el trabajo. «La propia organización tiene que tener sistemas de detección además de contar con planes internos para generar bienestar en la organización y reducir los posibles estertores», explica Luna.
Para prevenirlo y gestionarlo antes de que sea demasiado tarde, Peñalver propone «vigilar que no haya empleados con una carga excesiva de trabajo además de promover hábitos saludables para el estrés. La empresa puede evitar así perder productividad».
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