UE

Calviño abraza la energía nuclear para atar su salto a la presidencia del BEI

La vicepresidenta económica dispara sus opciones al apoyar las inversiones atómicas para ganarse el apoyo de París y Berlín, frente al rechazo de la danesa Vestager

La vicepresidenta primera y ministra de Economía y Transformación Digital en funciones del Gobierno, Nadia Calviño, inaugura la Conferencia CAF 'Unión Europea, América Latina y el Caribe: Una agenda conjunta para el desarrollo' en el Anfiteatro Gabriela Mistral en Casa América.
La vicepresidenta primera y ministra de Economía y Transformación Digital en funciones del Gobierno, Nadia Calviño, inaugura la Conferencia CAF 'Unión Europea, América Latina y el Caribe: Una agenda conjunta para el desarrollo' en el Anfiteatro Gabriela Mistral en Casa América.Jesús HellínEuropa Press

Las posibilidades para que la vicepresidenta económica, Nadia Calviño, presida el Banco Europeo de Inversiones (BEI) mejoran cada semana que pasa. La ley de equilibrio de poder de la Unión Europea para el reparto de puestos entre los más altos funcionarios comunitarios entre España, Italia, Alemania y Francia, –informal y no escrita pero vigente– puede ser el empujón definitivo que aúpe a Calviño al deseado puesto al que aspira.

Todo pasa por obtener al menos el apoyo de 18 de los 27 accionistas de la entidad bancaria. Es decir, que necesita la representación de cerca del 70% del capital, incluidos dos de los tres votos más importantes, los de Alemania, Francia e Italia, ya que la participación de cada Estado miembro en el capital del Banco está en función de su peso económico en la UE. Por tanto, no todos los votos tienen el mismo valor. A más peso, mayor capacidad de decisión.

El apoyo italiano queda descartado porque ha presentado su propio candidato para sustituir a Werner Hoyer: el exministro de Finanzas Daniele Franco. Pero la nominación del vicegobernador del Banco de Italia, Piero Cipollone, para entrar en el comité ejecutivo del Banco Central Europeo (BCE), ha dejado casi a cero cualquier opción.

Alemania no ha mostrado todavía sus cartas, pero la elección ayer de la germana Claudia Buch para presidir el Consejo de Supervisión del BCE ha impulsado las posibilidades de que dé su apoyo a Calviño, máxime cuando su principal rival para el puesto es la comisaria europea de Competencia y ex ministra danesa, Margrethe Vestager, que ha tenido sus más y sus menos tanto con el Gobierno de Berlín como con el de París por su política ultraliberal, por sus reticencias a que gane peso el eje franco-alemán y, en último término, por su fallida apuesta personal para nombrar a una economista estadounidense, Fiona Scott Morton, como directora general del área económica de la UE.

Para cimentar definitivamente el apoyo de Berlín y París, Calviño estaría dispuesta –una vez que se sentara a los mandos– a barajar que el BEI incluya entre los proyectos a financiar los de la energía nuclear, algo que reclama Francia –que ha aprobado ampliar su red de centrales– y serviría a Alemania para ganar tiempo en su transición energética. Además, la presidencia española del Consejo de la UE distribuyó ayer su primera propuesta oficial sobre la reforma del mercado eléctrico, que incluye concesiones a Francia, cuyo «mix» energético tiene una fuerte presencia de la energía nuclear, al tiempo que introduce controles para evitar la distorsión del mercado, como ha pedido Alemania.

Para rematar, contra Vestager también pesa su oposición frontal a la fusión de Alston y Siemens, que escoció sobremanera a alemanes y franceses, y que su relación con Thierry Breton, comisario europeo de Mercado Interior y Servicios, y francés para más señas, ha tenido sonados y públicos enfrentamientos.

Los otros dos candidatos en liza para dirigir el BEI, la polaca Teresa Czerwinska y el sueco Thomas Ostros, parecen ser piezas testimoniales, pero una falta de acuerdo entre los grandes les podría beneficiar dentro de ese equilibrio fáctico de poder.

Ante estas buenas perspectivas, el presidente del Gobierno español en funciones, Pedro Sánchez, tenía la esperanza de que, de producirse el apoyo definitivo a la candidatura española, el nombramiento se anunciara en el mejor escaparate posible, en la reunión del Ecofin que se va a celebrar en Santiago de Compostela durante el próximo finde semana. Fuentes gubernamentales confirman que esa era la intención, pero Bélgica, que tiene la llave de los tiempos tras asumir la presidencia de la Junta de Gobernadores del BEI, ha decidido pisar el freno y esperar, de momento, a que la decisión esté en firme, por lo que no hay fecha definitiva para conocer el fallo final, aunque todo apunta a que se hará público en octubre, salvo cambio de última hora en la agenda compostelana.