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El mercado de los criptoactivos no ha parado de crecer en los últimos años, tanto que ya supera en volumen a la totalidad de los créditos dudosos que desencadenaron la crisis financiera del 2008, y que ascendía 1,3 billones de dólares americanos.
Ante la creciente demanda de activos digitales, distintas instituciones, entre ellas el Banco Central Europeo (BCE), han urgido a regular este mercado lo antes posible, debido a la «inseguridad» que, en palabras de Fabio Panetta, miembro del comité ejecutivo de la autoridad monetaria, estos instrumentos pueden suponer para la estabilidad financiera.
Los criptoactivos, que incluyen una amplia variedad de activos en el ámbito digital vinculados a la tecnología blockchain y que adoptan diferentes formas, como las criptomonedas, tokens de inversión o la última vuelta de tuerca de los mismos, los NFTs (tokens no fungibles), no son emitidos ni garantizados por un banco central o una autoridad pública, por lo que, actualmente, están fuera del ámbito de aplicación de la legislación de la UE.
Esto, a juicio de las autoridades europeas, puede crear riesgos para la protección del consumidor y la estabilidad financiera, al mismo tiempo que podría conducir a la manipulación del mercado y al delito financiero.
Por este motivo, la UE ha tomado cartas en asunto tratando de poner orden este mercado. Así, ha iniciado el proceso que pretende desembocar en la adopción de una norma que puedan controlar e intervenir en este tipo de activos. Por el momento, Bruselas ya ha publicado el borrador del primer reglamento: «MiCA» (Markets in Crypto Assents, por sus siglas en inglés).
El texto define los criptoactivos sujetos a regulación y establece las condiciones mínimas de transparencia y solvencia que los proveedores de este tipo de servicios deben proporcionar a los usuarios. La intención es que sea la Autoridad Europea de Valores y Mercados (ESMA) la que supervise la emisión de tokens referenciados a activos (como las stablecoins), y que la Autoridad Bancaria Europea (EBA) esté a cargo de control de los tokens de dinero electrónico.
Velar por la estabilidad
Pese a que el Banco de España carece, hoy en día, de competencias regulatorias sobre la autorización de proveedores, sí que ejerce un papel de supervisión fundamental, al realizar un seguimiento de este mercado, en tanto en cuanto, la institución es la responsable de velar por la estabilidad financiera en nuestro país. Y es que tal, y como advirtió Pablo Hernández de Cos, se está produciendo un aumento de la exposición directa e indirecta de los bancos a estos activos. «La ‘’bitcoinización’' o ‘’criptonización’' amenaza con crear circuitos paralelos de transferencia de valor que, al no estar sometidos al control de los bancos centrales, limitan la capacidad de contener la materialización de posibles riegos sistémicos», ha alertado el gobernador
Por este motivo, y para adaptarse al proceso de digitalización en el que actualmente está envuelto el sistema financiero, y que se ha acelerado como como consecuencia de la COVID-19, el Banco de España se encuentra también inmerso en un proceso de renovación y adecuación a la nueva realidad, cuyo objetivo es acelera la puesta en marcha de su estrategia relacionada con los Tecnologías de la Información, acentuando así su perfil innovador.
De esta forma y, siguiendo las directrices del Plan Estratégico 2024, recientemente, se han creado nuevas subdirecciones en el seno de la entidad, y se han aprobado cambios en la denominación de las mismas, viendo la luz, nuevas unidades adicionales e incorporando, además, a su plantilla perfiles tecnológicos. Entre los nuevos fichajes destacan expertos en Informática, en Diseño de Infraestructura o en Tecnologías de la Información y la Comunicación (TICS). Y es que acelerar la digitalización del banco, potenciar la orientación al dato y moderniza sus capacidades tecnológicas se ha convertido en toda una prioridad para la institución que encabeza Pablo Hernández de Cos.
La transformación digital, los criptoactivos y la irrupción de nuevos agentes, como las fintech y las Bigtech, implica importantes desafíos tanto para el sector financiero como para las funciones del propio Banco de España. Para ello, siguiendo también las recomendaciones del Plan Estratégico 2024, resulta fundamental para la institución analizar y entender los cambios que están produciendo en el sistema financiero, y también avanzar en su incorporación a los análisis e investigaciones relacionadas con la política monetaria, la estabilidad financiera, o la identificación y el seguimiento de los riesgos bancarios.
«La evidencia empírica demuestra que, en general, en el pasado, las innovaciones en el sector financiero han elevado el crecimiento potencial de la economía, sin embargo, también han llevado aparejado un proceso de fragilidad, elevando los riegos para la estabilidad del sistema. Esto sugiere la necesidad de valorar los riesgos que pueden suponer estas innovaciones y adoptar políticas regulatorias adecuadas que ordenen el proceso de adaptación y funcionamiento», recoge un informe elaborado por el Banco de España, y que se centra precisamente en esta nueva realidad financiera, haciendo especial hincapié en mundo de los activos digitales.
Riesgos en mercados y liquidez
Al igual que el Banco Centra Europeo, el Banco de España advierte en su informe que la dependencia del valor actual de los criptoactivos de las expectativas de compradores y vendedores sobre su valor en transacciones futuras genera riesgos significativos de mercado y de liquidez, los cuales son más marcado en el caso de aquellos activos digitales que no cuentan con un respaldo, donde las fluctuaciones de expectativas se trasladan rápidamente a su valor de mercado en ausencia de un mecanismo que lo estabilice, algo de lo que no están completamente al margen las stablecoisn (activos con un respaldo físico), ya que, a juicio del supervisor, un deterioro de la confianza en la capacidad de sus emisiones de convertir estos instrumentos, muy interconectados con el mercado financiero tradicional, en sus activos de referencia puede conducir a una crisis de liquidez o correcciones abruptas en el mercado. «La opacidad y la desprotección de los usuarios en segmentos amplios de los mercados de criptoactivos, la ausencia de regulación y la incertidumbre tecnológico pueden generar también riesgos de crédito y de fraude en las transacciones con estos instrumentos. El uso de tecnologías innovadoras en que se fundamentan los criptoactivos platea igualmente riesgos operacionales que pueden afectar a la confianza sobre su uso en transacciones futuras y estar así fuertemente conectados con los riesgos del mercado», señala el análisis.
Además, hay que tener en cuenta que las características tecnológicas y financieras asociadas a los criptoactivos pueden motivar su consideración como medio de pago legal en distinto grado por parte de algunos estados. En concreto, el Banco de España pone como ejemplo a El Salvador, país que ha decido adoptar el bitcoin como moneda de uso legal, a pesar de ser un instrumento sin respaldo de activos financieros tradicionales y ajeno al control de las autoridades. Incluso, el gobierno del país centroamericano ha desarrollado su propia aplicación «wallet» para facilitar la operativa legal de pago. Entre las principales motivaciones de esta iniciativa, estaría facilitar la inclusión financiera, así como la reducción de las comisiones bancarias. No obstante, existe cierta preocupación sobre el impacto en la estabilidad financiera, y el Fondo Monetario Internacional (FMI) ha urgido a El Salvador a suprimir la consideración del bitcoin como moneda de uso legal.
De ahí, que la regulación de estos instrumentos, según el Banco de España, plantee retos enormemente novedosos, lo que hace imprescindible la cooperación internacional.
Aunque los criptoactivos no requieren de intermediarios financieros tradicionales para su operativa básica, su expansión ha dado lugar a una serie de agentes adicionales a los emisores que ofrecen servicios financieros relacionados con estos instrumentos. En este sentido, aunque España no cuenta con una regulación sobre los mismos, recientemente, ha puesto en marcha distintas iniciativas encaminadas a aumentar la protección de los inversores. En este sentido, se ha adoptado una circular de la comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) sobre la publicidad de aquellos activos digitales que presentan como objeto de inversión financiera, acrecentando su control sobre estas campañas publicitarias.
Quinta «economía cripto»
Durante el año pasado, el volumen de transacciones con criptoactivos en el Viejo Continente ascendió a 845.000 millones de euros (4,9% del PIB y 0,9% de los activos financieros totales), lo que representa el 25% del total global, por delante de Norteamérica, con el 18%. Dentro de Europa, España ocupó en 2021 la quinta posición por volumen de transacciones, con cerca de 60.000 millones de euros (4,8% del PIB y 2,7% de los activos financieros totales), por detrás de Reino Unido, Francia, Alemania y Países Bajos, y por delante de Suiza e Italia. En conjunto, el mercado alcanzó su mayor capitalización el año pasado, hasta situarse en 2,8 billones de dólares, el 1% del total de los activos financieros globales
De acuerdo con los datos de Chainalysis, el volumen de transacciones con criptoactivos durante el primer semestre de 2021 (último dato disponible) supuso más de diez veces el importe negociado durante el mismo periodo de 2020. Este aumento del volumen de negociación respondería, en principio, al mayor número de transacciones, pero también a la revalorización de los principales criptoactivos sin respaldo (como el bitcoin), así como a la mayor oferta disponible de stablecoins (como es el caso de tether) en el periodo considerado.
Atendiendo al tipo de transacción, a lo largo del tiempo se observa una mayor importancia relativa de las transacciones de mayor tamaño (de más de 10 millones de dólares), lo que sugiere que los inversores institucionales habrían ganado importancia relativa en las operaciones con estas monedas. El peso de las transacciones realizadas en España, en relación con las efectuadas en la zona del euro, rondó el 10% del total entre julio de 2020 y junio de 2021, similar a su tamaño económico relativo en la región. En general, la actividad es más alta en los países de mayor importancia económica, si bien en algunos de ellos el volumen de operaciones es algo más alto de lo que cabría esperar en relación el PIB (por ejemplo, Países Bajos y Portugal). Las transacciones de criptoactivos sin respaldo concentran la mayor parte de las operaciones, y la actividad negociadora sin intermediarios es predominante. El peso sobre el capital CET1 de la inversión en criptoactivos no alcanza el 1% para la gran mayoría de los bancos internacionales.
Existe también una cierta proporción de operaciones con estas monedas que tienen como fin actividades ilícitas, disponiéndose sólo de una estimación de la cota inferior del peso que representan sobre el total. En el caso de España, el porcentaje de estas operaciones representaría aproximadamente el 1% del total entre julio de 2020 y junio de 2021.
Se trata sin duda de unas cifras que ponen de manifiesto el cada vez mayor peso de los activos digitales en la economía, y que están llevando a los supervisores a tomar posiciones para garantizar la estabilidad financiera del sistema.
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