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Los retos económicos de Ursula von der Leyen

Von der Leyen y su equipo económico toman las riendas de la política comunitaria con un horizonte plagado de desafíos y en un contexto de debilidad coyuntural que complica alcanzar un consenso en la Eurocámara

Ursula Von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea
Ursula Von der Leyen, presidenta de la Comisión EuropeaJULIEN WARNANDEFE

La Comisión Europea, por fin, tiene nuevo líder. Ursula von der Leyen, exministra de Defensa de Angela Merkel, tomó el pasado 1 de diciembre las riendas de la política comunitaria tras recibir un mayor respaldo que su predecesor, Jean-Claude Juncker. La alemana logró el apoyo de 461 eurodiputados, 157 votos en contra y 89 abstenciones, mientras que Juncker se quedó en 423 votos a favor. Aún así, se trata de un Ejecutivo atípico al que ya le falta un miembro por parte de Reino Unido, que se negó a enviar un candidato ante su más que probable salida de la UE el próximo 31 de enero. Pero no solo tiene la particularidad de ser la primera legislatura sin los británicos. Von der Leyen se ha convertido en la primera mujer al frente de Bruselas y cuenta con el equipo más paritario hasta la fecha,15 hombres y 12 mujeres.

Divorcio con Reino Unido

Von der Leyen y sus 26 comisarios tienen la «responsabilidad de llegar a ser una inspiración para los europeos y dejar una Unión más fuerte» que la que recibe, según indicó la nueva presidenta el pasado domingo en Bruselas. Para ello, deberán superar una serie de nuevos y viejos retos que van desde el inminente desafío del Brexit hasta la ya ansiada unión fiscal y bancaria, pasando por una dura negociación presupuestaria para los próximos años.

El Ejecutivo comunitario tendrá que arreglárselas para mitigar, en la medida de lo posible, los efectos de la salida de Reino Unido de la Unión Europea. El problema es claro. Los británicos no solo dejan asientos vacíos, sino también un socavón de 13.000 millones de euros anuales en las cuentas comunitarias muy difícil de rellenar. La alemana aseguró recientemente que el Brexit ha hecho «más fuerte» a la Unión Europea. Ahora es el momento de demostrarlo.

El equipo de Von der Leyen debe estar preparado ante la posibilidad de que llegue el 31 de enero sin un acuerdo para el Brexit, lo que supondría una ruptura de los lazos comerciales y un control mucho más exhaustivo en el flujo de personas, bienes, servicios y capitales entre ambas partes. Y todo ello llegará sin ni siquiera haber cumplido sus 100 primeros días de Gobierno.

Unión fiscal y bancaria

Ante Von der Leyen se presenta el viejo desafío de impulsar una unión económica real que sobrevuela Europa desde la llegada del euro. La propuesta pasaría por una armonización fiscal y por el desarrollo de un fondo de garantía de depósitos que culmine la unión bancaria. Este último cuenta tanto con el apoyo de Bruselas como con el del Banco Central Europeo (BCE) de Christine Lagarde. Hasta ahora, Alemania se resistía a mostrar su apoyo a la propuesta, pero finalmente ha accedido a desbloquear la creación de un fondo para proteger a los ahorradores europeos.

Fiscalidad digital

A pesar del relevo, en el Ejecutivo comunitario seguiremos viendo algunas caras conocidas como la de Margrethe Vestager. La comisaria europea de Competencia con Juncker asume ahora la vicepresidencia para una Europa adaptada a la era digital . Esta nueva etapa promete ser la segunda entrega de su cruzada contra las grandes empresas digitales que le hizo ganarse el apodo del «azote de las tecnológicas». La implantación de un impuesto que grave los servicios digitales de estas multinacionales es uno de los principales retos de la Comisión Europea. La conocida como «tasa Google» ni siquiera se ha implementado (está a la espera de que la OCDE de el siguiente paso) y ya ha levantado más de una ampolla. Solo Francia y Hungría han puesto en funcionamiento esta medida fiscal, pero pronto se sumará Italia, que ya ha aprobado su proyecto. España, Reino Unido, Bélgica y Austria han presentado su propuesta, pero no han avanzado más. Frente a ellos no solo tienen gigantes empresariales de la talla de Google, Facebook y Amazon, sino también un Donald Trump dispuesto a sacar todo su arsenal arancelario.

Fraude del IVA

Pero la economía digital plantea algún que otro desafío más. La CE ya ha activado una serie de reformas para combatir el fraude del IVA en el sector del comercio electrónico. Los estados tendrán disponibles los registros de las transacciones fronterizas del comercio electrónico. Además, los ministros de la UE acordaron simplificar el IVA para las pymes con el objetivo de reducir los costes administrativos. El reto es adelantar lo máximo posible la entrada en vigor de estas medidas, ya que la «brecha del IVA» hizo que los Veintiocho dejaran de ingresar 137.470 millones de euros en 2017, según Bruselas.

Pacto de Estabilidad

La UE controla el déficit y la deuda de los estados miembros a través del Pacto de Estabilidad y Crecimiento. En concreto, Bruselas pone bajo su lupa a todos aquellos países cuyo déficit se sitúe por encima del 3% del PIB o que tengan una deuda pública por encima del 60% del PIB. Antes de obtener el apoyo de la Eurocámara, Von der Leyen prometió más flexibilidad en los parámetros, pero no cuenta con el beneplácito de todos los socios.

Presupuestos y PAC

La nueva presidenta deberá hacer frente al impasse en el que se encuentran las negociaciones para sacar adelante el marco presupuestario de la UE para el periodo 2021-2027. Serán las primeras cuentas comunitarias sin la presencia de Reino Unido, el segundo contribuyente neto (aporta más de lo que recibe) tras Alemania, lo que provocará un incremento de las cuotas anuales del resto de socios. En el caso de España, pasará de los 10.170 millones de euros anuales que paga en el actual marco financiero hasta los 11.950 millones de media durante el próximo periodo, un aumento del 17,5%, según las estimaciones publicadas por Bruselas. La principal víctima de esta negociación será la Política Agrícola Común (PAC). El borrador, elaborado por Finlandia, plantea un recorte del 17,6% en el presupuesto para las ayudas directas a agricultores y medidas de mercado (254.247 millones de euros), mientras que para los fondos de Desarrollo Rural se destinaría un 19,6% menos (80.037 millones).

Como las cuentas comunitarias deben aprobarse con el apoyo de todos los socios europeos, se prevén unas negociaciones especialmente duras por las diferencias entre los países que se benefician de estos fondos, como España y Francia, y los partidarios de sacar la tijera, entre los que se encuentran Alemania o Países Bajos.

Acuerdos libre comercio

Phil Hogan es el hombre de confianza de Von der Leyen para las relaciones comerciales de la UE. El irlandés tendrá que lidiar con las tensiones comerciales en general y con el presidente de EE UU en particular. De hecho, esta misma semana Trump ha amenazado con incrementar los aranceles a varios países europeos por la financiación ilegal a Airbus, eterno rival del fabricante estadounidense Boeing. Por otra parte, Bruselas tiene pendiente actualizar los lazos comerciales con Azerbaiyán, Chile, México, Marruecos y Túnez. En el caso de Mercosur, aunque el histórico acuerdo se cerró en julio, ambas partes están involucradas en la revisión del documento.

Desaceleración económica

Estos retos pueden ser más o menos factibles, pero el contexto de frenazo económica hace que el desafío sea mayor. Más aún si se tiene en cuenta que su principal economía, la alemana, ha estado medio año coqueteando con la recesión y finalmente la ha esquivado por muy poco. España es uno de los países que mejor estaba resistiendo el temporal, pero las continuas revisiones de las previsiones a la baja alargan la sombra de la incertidumbre.

Economía sostenible

La lucha contra el cambio climático es uno de los grandes compromisos del nuevo Gobierno europeo. Desde el primer momento, Von der Leyen ha ondeado una bandera verde al prometer un nuevo pacto verde para Europa antes de sus primeros cien días de mandato. La meta es lograr una Unión Europea neutra de carbono para 2050, pero para ello tendrá que lidiar con el sector energético. El compromiso es complicado porque implica el desarrollo de una economía doblemente sostenible. En otras palabras, una economía respetuosa con el medio ambiente y que no sea un obstáculo para el crecimiento.

Salario Mínimo Europeo

¿Tendremos un SMI europeo? La alemana es partidaria de esta medida y, además, del impulso de un seguro de desempleo. Alcanzar un consenso en este apartado es sumamente complicado con las diferencias económicasentre los países. En un contexto en el que la tasa de paro a nivel europeo ha dejado de bajar y se ha quedado estancada en el 6,3% en el conjunto de la UE y en el 7,5% en la Eurozona, está por ver si es un objetivo real o una estrategia para ganarse el apoyo de la izquierda europea.