Fútbol

Zelenski amenaza al Betis en Europa

El Kryvbas, rival del Betis en la eliminatoria previa de la Conference League, es de Krivoi Rog, la ciudad donde nació el presidente ucraniano. Él mismo impulsó la refundación del equipo tras su desaparición

Zelenski, el día que hizo el saque de honor en el debut del Kryvbas
Zelenski, el día que hizo el saque de honor en el debut del Kryvbaspresident.gov.ua

En «El secreto de sus ojos» dicen que un ser humano puede cambiar de todo: de cara, de casa, de familia, de novia, de religión, de dios... pero lo que nunca puede cambiar es de pasión. Y la pasión de Volodimir Zelenski es el Kryvbas, el equipo de fútbol de su ciudad natal, Krivoi Rog, que este jueves se enfrenta al Betis en la ida de la eliminatoria previa de la Conference League. El presidente ucraniano siempre se ha mantenido unido al lugar que le vio nacer y por eso cuando intentaba ser actor llamó al estudio creativo que fundó «Distrito 95», un barrio donde creció. Y por eso fue uno de los principales impulsores, a través de miembros de su partido, de iniciar el proceso para la refundación del Kryvbas, el equipo de la ciudad, que había desaparecido como otros muchos, por problemas económicos. En agosto de 2020, el nuevo Kryvbas de Krivoi Rog jugó el primer partido de su nueva etapa, y el choque empezó casi una hora tarde, como cuenta Aitor Lagunas en X, por el retraso de la persona que estaba destinada a hacer el saque de honor... Que era, sí, Volodimir Zelenski, al que esperaron hasta que apareció para hacer los honores y dar comienzo al partido.

El Kryvbas arrancó de nuevo en tercera división y necesitó dos años para llegar a la máxima categoría, la Premier de Ucrania, donde fue séptimo en su debut y tercero el curso pasado, lo que le dio el billete para jugar la tercera eliminatoria previa de la Liga Europa. El sorteo le emparejó con el Viktoria Plzen y el azar decidió también que el perdedor fuese el rival del Betis en la previa de la Conference League. Los checos derrotaron a los ucranianos por un global de 3-1 y por eso hoy los verdiblancos se miden al equipo de Zelenski (20:00, Cuatro).

El Kryvbas no puede jugar sus partidos como local en las competiciones europeas en su estadio, el Metalurg, y lo hace en el Košická Futbalová Aréna de Kosice, en Eslovaquia. Un exilio obligado por la guerra en Ucrania, lo mismo que le sucede al Shakhtar Donetsk en la Champions League, el club más grande del país junto al Dinamo de Kiev.

Protesta por el árbitro del partido

Teniendo que jugar lejos de su casa por la amenaza de los bombardeos, resulta imposible pensar que el Kryvbas pueda separar el fútbol de la política. Así que no sorprendió que el club solicitase a la UEFA la sustitución del árbitro turco Arda Kardesler, que en marzo dirigió un amistoso en Moscú entre Rusia y Serbia. Consideran los directivos del rival del Betis «inadmisible involucrar a este árbitro en la dirección del partido», aunque la UEFA ha mantenido a Kardesler como colegiado.

Los andaluces no quiere confianzas ante la fragilidad de su rival, que en principio no debería amenazar la continuidad en Europa de los de Pellegrini jugaran la tercera competición europea esta temporada. Bastante tienen los jugadores ucranianos con su día a día, aunque no se descarta que en algún momento aparezca su hincha más ilustre para darles una charla motivadora como las que llevó a cabo en la Eurocopa con la selección del país.

El entrenador actual del Kryvbas y responsable directo de su llegada a la élite en tan poco tiempo es Yuriy Vernydub, el que era el técnico del Sheriff Tiraspol cuando los de Transnitria jugaron la Champions y ganaron en el Bernabéu al Real Madrid con un gol en el último minuto. Vernydub dejó el Sheriff cuando estalló la guerra por la invasión rusa y estaba dispuesto a enrolarse en el ejército y marcharse al frente, pero no es seguro que llegara a hacerlo. Lo cierto es que Zelenski lo reclamó para que se sentara en el banquillo del Kryvbas y lo llevara a lo más alto. En cualquier caso, lo lógico es que el Betis elimine sin problemas al equipo del presidente ucraniano. Todo lo que no sea eso sería un desastre verdiblanco.