Barcelona
Real Madrid-Schalke; Atlético-Milan; y Barcelona-City en octavos
La suerte fue para los equipos madrileños de «Champions», mientras que el Barça se enfrrentará al que no quería nadie: el Manchester City de Pellegrini.
El sorteo estaba condicionado, no se podían enfrentar dos equipos del mismo país ni que hubieran coincidido en la fase de grupos, pero las bolas y las papeletas con los nombres de los equipos se sacaban a la luz. La primera, el Manchester City, el rival más temido para los cabezas de serie. La segunda, el Barcelona. Los condicionantes con los que la UEFA limita las opciones del azar hacían muy probable que el City o el Arsenal tuvieran que enfrentarse a un equipo español. Pero el equipo de Arsene Wenger y de Özil jugará ante el actual campeón de Europa, el Bayern.
«Si hace unos años nos hablaban de una eliminatoria importante en Manchester hubiésemos pensado en el United», dice Andoni Zubizarreta, el director deportivo del Barcelona. Pero el City, al que entrena Manuel Pellegrini, se ha convertido en una alternativa válida para ganar cualquier competición, la Premier o la Liga de Campeones. La semana pasada ganó en Múnich al Bayern y goleó al Arsenal en Manchester. Dos muestras de que está capacitado para casi cualquier cosa el proyecto inspirado en el primer Barcelona de Laporta. Txiki Begiristain es el director deportivo y Ferran Soriano, vicepresidente en aquella junta directiva, es el director ejecutivo del club. «Al menos, divertido va a ser», dice Txiki. «Nosotros estamos bien, tenemos que conseguir más equilibrio ofensivo y defensivo y eso nos dará mucha confianza», añade. El City es un equipo construido para mirar hacia delante y sus problemas nacen en el fondo. Por eso fichó a Demichelis para completar el centro de la defensa junto a Kompany.
«El Barcelona tiene que estar muy preocupado», dice Pellegrini. «No es el equipo que era hace dos años», añade. El preparador chileno es consciente de que para ganar títulos hay que superar a todos. «Si quieres ganar algo importante debes derrotar a equipos importantes», confesó. «La victoria ante el Bayern nos ha hecho coger confianza», añadió.
Al Real Madrid y al Atlético todavía les esperaba el Arsenal, escondido en las copas de las que Gianni Infantino, el hombre de los sorteos de la UEFA, extraía las bolas con los nombres de los equipos. Primero asomó el Milan, rival del Atlético. Un equipo en decadencia del que los rojiblancos no se fían. «Tiene siete copas de Europa», decía el presidente, Enrique Cerezo, en la presentación del calendario solidario del club. Pero son Copas de otro tiempo. «Es un gran club, con una gran historia detrás», insistía Clemente Villaverde, el representante rojiblanco en el sorteo de Nyon. «No tenemos miedo a nadie, ni al Milan tampoco. Respetamos a todos los equipos, pero tenemos nuestras armas y las haremos valer ante cualquier rival», añade. El equipo de Simeone ya no se siente inferior a nadie.
Para el Real Madrid quedaba el Schalke, otro equipo con potencia arriba. Reúne de medio campo hacia delante a Draxler, una de las jóvenes estrellas del fútbol alemán, Kevin Prince Boateng, el peruano Farfán y el ex madridista Huntelaar, pero que no parece capaz de interrumpir al equipo de Ancelotti en el camino hacia la Décima. Un título que, por error, ya le había concedido Gianni Infantino, que al presentar al equipo madridista aseguró que tenía diez Copas de Europa. Un error que Ancelotti espera convertir en profecía. «Es un sorteo terrorífico, no sólo para nosotros sino también para nuestros aficionados. Estamos deseando enfrentarnos contra el club más famoso del mundo y ante jugadores como Cristiano Ronaldo, Casillas y Bale», reconoce el técnico del equipo alemán, Jens Keller.
La bola del Arsenal esperaba para el final. Quedaban dos emparejamientos por decidir, el rival del Borussia Dortmund y el del Bayern. Y los ingleses ya habían coincidido con el Dortmund en la primera fase. El azar teledirigido los condenó a enfrentarse con el Bayern. «Estoy deseando jugar ante mis amigos», decía en Twitter el alemán Mesut Özil, el hombre que ha dado a los «gunners» el salto de calidad que necesitaban para volver a ser competitivos. Un enfrentamiento que ya se dio la temporada pasada y en el que el Arsenal hizo sufrir al campeón.