Nacho es uno de los tres únicos futbolistas que han sido titulares en el debut de Luis Enrique y en el de De la Fuente. La confianza del técnico asturiano no se prolongó después de aquella victoria en Wembley por 1-2. Sólo jugó dos partidos más y ha estado casi cinco años sin volver a ponerse la camiseta de la Roja.

Durante todo este tiempo ha visto cómo se nacionalizaba Laporte para paliar la ausencia de centrales, cómo Sergio Ramos desaparecía de las listas de Luis Enrique, primero por lesión y después por decisión técnica, y cómo jugar con dos centrales zurdos se convertía en algo habitual en la selección, aunque extraño en cualquier equipo.

Nacho ha regresado ahora con 33 años y como uno de los veteranos a pesar de que el encuentro ante Noruega fue sólo el número 23 de su carrera como internacional. Su presencia pone orden en el centro de la defensa al lado de Laporte. Fue un seguro para Kepa, aunque el guardameta español tuvo que salvar un balón que desvió el central y que se colaba en su portería. «La paré con todo, con el alma, con lo que fuera, lo tenía que parar», confesaba el portero vasco después del partido.

Nacho aportó en defensa y también en ataque, donde se atrevía a pasar el centro del campo para intentar incluso algún disparo lejano para desatascar la muralla noruega al borde del área.

El central del Real Madrid vuelve a la selección para quedarse. Ya advirtió De la Fuente de que no se fija en la edad para elegir a los futbolistas y que nada tenía eso que ver con la ausencia de Sergio Ramos de la convocatoria. Nacho llegará con 34 años a la Eurocopa del próximo año en Alemania para la que España trata de clasificarse en un camino que comenzó con victoria ante los noruegos. Una edad en la que un futbolista en la actualidad puede estar en plenitud de facultades.

Además, la selección le permite jugar en su posición favorita, como central, a pesar de que puede adaptarse a cualquier puesto.

«Nada en la vida se consigue sin esfuerzo», decía De la Fuente después del partido ante los nórdicos cuando le preguntaban qué frase elegiría para colgar en el vestuario. Una frase que se adapta perfectamente a la trayectoria deportiva de Nacho. «El sufrimiento no me da miedo. Mi vida ha sido un constante sufrimiento, trabajo, esfuerzo, superación. Lo entiendo como una parte inherente al deporte», añadía el seleccionador. Y Nacho sigue encajando en esas palabras.