Opinión
Mbappé se hizo viejo de repente
Ya es otro quien deslumbra y quien flirtea con las plusmarcas de precocidad de Pelé. Se llama Lamine Yamal
Fue un remake de la película estrenada el 30 de junio de 2018 en Kazán. Una estrella emergente, que rima con insolente, se enfrentaba en los octavos de final del Mundial ruso a la selección capitaneada por una supernova consagradísima. «Este chico es bueno, sí, pero a ver cómo se porta en un partido a vida o muerte frente al ídolo de los ídolos». Pues marcó dos goles, ridiculizó a la defensa contraria y salió disparado hacia el título. Seis años después, ¡seis años ya!, Kylian Mbappé interpretó en Múnich el papel que había desempeñado Leo Messi al frente de su Argentina y su reinado empezó a resquebrajarse ante la majestad anunciada de Lamine Yamal.
La alta competición es urgentísima e inmisericorde. Messi no acabó en Rusia, hasta ha ganado un Mundial después, igual que Mbappé no terminó en el Allianz Arena. Faltaría más. Pero ya es otro quien deslumbra y quien flirtea con las plusmarcas de precocidad de Pelé. Otro más joven, otro más fresco, otro que hace brillar más los ojos de los niños y otro que seduce más a los publicistas y que, pronto, venderá más camisetas. Se llama Lamine Yamal, es un catalán de Esplugues de Llobregat, oriundo marroquí y la figura de España, la mejor selección de la Eurocopa quede como quede la final de esta noche. Los problemas del Barcelona son múltiples y de complicada solución. Pero La Masía ha producido a los dos mejores futbolistas del primer tercio del siglo XXI. El interregno entre los dos monarcas, cada uno intentando coronarse en su respectivo continente en las próximas horas, ha sido breve. «Habemus» Liga otra vez, contra todo pronóstico.
De haber vivido Stefan Zweig, el gol de Lamine se incluiría entre sus «Momentos estelares de la Humanidad». España, por detrás en el marcador, lo pasaba mal. Recibió la pelota delante de Rabiot, que había dudado de su condición de crack, bailó ante él para procurarse un espacio y lo aprovechó para ajustar un disparo de otro mundo, parabólico a la misma escuadra sin casi recorrido en el armado de la pierna. La escena habría merecido una banda sonora de Vangelis. La primera regla de oro del «star-system» es inapelable: en cada corral solo cabe un gallo y hay un nuevo sheriff en la ciudad. Mbappé acaba de llegar con su estrella reluciente, pero este chico desenfunda más rápido.
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