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Camp Nou o nada

Quince minutos le bastaron la Levante para ponerse con dos goles de ventaja y el Madrid se vio incapaz de remontar a pesar de los cambios de Lopetegui

El entrenador del Real Madrid Julen Lopetegui larazon

Las horas del entrenador del Real Madrid pueden estar contadas porque la paciencia con él estaba saturada y la derrota contra el Levante traspasó lo que era la última frontera

Julen Lopetegui está en la cuerda floja desde que perdió contra el Alavés y la derrota de ayer contra el Levante es evidente que no ayuda a mejorar su situación, cada día más cerca de la puerta de salida, pero aún con un hilo de vida, lo que no se sabe es su longitud. Ayer no se tomó ninguna decisión, porque se siguen estudiando todas las opciones. Lo apretado del calendario, que el Real Madrid tiene que jugar el martes en Champions y que el domingo viaja al Camp Nou hacen que desde las altas instancias del club se tenga el último gramo de paciencia, antes de tomar una postura definitiva con un entrenador que, sin duda, no ha dado todo lo que se esperaba. Si llega al Camp Nou, ése podría ser su límite. Si llega.

Los quince días, con casi todos los jugadores, menos Carvajal, recuperados, tenían que servir para cambiar la cara del equipo, hacer cuenta nueva y volver del parón internacional con las ideas y el juego más claro. Pero nada, todo sigue igual, justo lo único que estaba prohibido. «Me encuentro con más ánimo que nunca. Creo más que nunca en este equipo. Ante el infortunio, hemos reaccionado. Ésa es la manera de revertir las dinámicas. Lo vamos a hacer, seguro», decía el entrenador después del encuentro. También se vio con Florentino Pérez.

Al entrenador blanco se le ve cada vez más confundido. Ayer, dejó en el banquillo a Bale y Benzema, que luego tuvieron que salir, y Kroos no jugó ni un minuto. Da la pinta de que la situación está empezando a superarle y no encuentra soluciones para el bloque de su equipo. «Nosotros no tomamos las decisiones acerca del cambio de entrenador. Hay que estar más unidos que nunca. Decisiones como cambiar de entrenador nunca son buenas para el grupo», decía Sergio Ramos, el capitán, puede que un paso más débil en la defensa de su jefe. Julen se está quedando sin defensores, pese a que públicamente los jugadores siguen diciendo que es el entrenador adecuado. «Con él estamos a muerte, nos dice muy claras las cosas y el trato es muy bueno entre nosotros», había asegurado antes el segundo capitán, Marcelo, uno de los futbolistas que se dejó hasta el último aliento en el campo.

Las decisiones del entrenador, sin embargo, están confundiendo a algunos futbolistas que no saben bien cuál es su papel en estos momentos, con los cambios en las alineaciones, sin que ahora quede claro cuál es su equipo principal. Tampoco la forma física de la plantilla invita al entusiasmo y eso es una de las cosas que más se le reprocha al entrenador. Ayer, cuando en la primera parte, el choque se convirtió en un correcalles de una área a otra, los madridistas dieron la impresión de estar más cansados que el rival. A jugadores decisivos como Modric o Varane les pesa el Mundial y aún no están recuperados de esa explosión de entusiasmo que vivieron y futbolistas que tenían que ser principales esta campaña, como Isco o Asensio, fueron sustituidos cuando el equipo tenía que buscar la portería contraria para remontar los dos tantos de ventaja que tenía el Levante.

A Butragueño le preguntaron por el futuro del entrenador nada más terminar el encuentro. «Hay que tener tranquilidad», contestó el director de Relaciones Institucionales del club, sin querer ir más allá, porque ésa no es su labor. Tranquilidad ayer y como mucho, estirando mucho, hasta el clásico.