Fútbol
El espectacular dato que mantiene al Barcelona en la parte alta de la clasificación de LaLiga
El campeón aguanta en Liga alejado del juego que se espera de él, pero encontrando los goles (13 de los 26 que lleva) en los minutos finales de los partidos. Vive en el alambre: sólo dos victorias por más de un tanto
El Barcelona sobrevive en la Liga agarrado al resultado más que al juego, contradiciendo la filosofía de la que presume. Si al equipo azulgrana se le exige, como dice su entrenador, rozar la excelencia en lo futbolístico y sacar los tres puntos, el runrún que se empezó a escuchar en Montjuïc ante el Alavés llega tarde, porque el equipo no ha mostrado una actuación convincente prácticamente en todo el curso. Eso sí, en alguno de los 1-0 que ha logrado (Sevilla y Athletic Club) el triunfo fue justo y mereció más, pero en otros (Oporto, Real Sociedad...) justo lo contrario: fue superado en todo menos en el marcador. A Xavi le hicieron antes del duelo con el Shakhtar la típica pregunta trampa de si prefería jugar mal y ganar. Trampa porque, como dice Juanma Lillo, no se contraponen términos opuestos, jugar mal o jugar bien y ganar o perder, sino que se mezclan, y el técnico respondió que "no", que ese no era el objetivo... Jugó mal el Barça, perdió y se ha complicado la Champions.
La fe más que el fútbol
En Liga aguanta el ritmo de cabeza a duras penas y por la fe que está mostrando el equipo (no hay falta de actitud, por tanto), ya que 13 de los 26 goles marcados han sido del minuto 70 en adelante y diez más allá del 80. Todos menos uno han servido para ganar o empatar, lo que es lógico teniendo en cuenta que no vence el Barcelona con solvencia casi nunca. En trece jornadas lleva nueve triunfos y sólo dos por más de un gol, y uno de ellos con asterisco porque al Cádiz lo superó por 2-0 con tantos en el 82 y el 90. Únicamente contra el Betis (5-0) vivió un día de paz.
"La diferencia con el año pasado es que estamos regalando mucho", decía Xavi tras encajar una diana ante el Alavés antes de que terminara el primer minuto, como ya sucedió ante el Granada. Frente al Mallorca no fue en el uno, pero sí en el ocho. En dos jornadas más (Celta y Villarreal), el Barcelona ha ido por detrás en el marcador, y curiosamente no ha perdido ninguno de esos encuentros (2 empates y 3 triunfos). Los errores individuales son evidentes: contra el Alavés fue Gündogan quien perdió la pelota, contra el Granada, Gavi; Ter Stegen, pese a mantener el tipo, también ha fallado... Todo se traduce en 13 goles encajados (4 a estas alturas del curso pasado), eso sí, en una Liga en la que es verdad que ningún equipo se está mostrando demasiado seguro: sólo han recibido menos el Real Madrid (9), el Atlético y Las Palmas (12 cada uno).
Nervios
La última excusa que encontró Xavi para justificar el pobre juego es que las críticas del entorno, la prensa, son desmedidas y eso está poniendo nerviosos a los jóvenes, los mismos jóvenes que hace poco "no tenían miedo de nada", en palabras del propio entrenador. Él mismo, además, es el primero que admite que están jugando mal. Los nervios se ven en el malestar por las continuas preguntas por las declaraciones de Gündogan tras el Clásico o en gestos como el de Lewandowski con Lamine Yamal cuando le negó el saludo el pasado domingo. Es lógico que se produzcan esos enfados en el campo, que ahora se ven más porque hay más ojos puestos, pero no hay que olvidar que el extremo sólo tiene 16 años.
Poco hay que achacar a los chavales y sí al funcionamiento colectivo. El Barcelona sufre cuando le aprietan arriba y está más expuesto a los contragolpes, presiona peor tras las pérdidas, lo que suele ocurrir cuando no estás bien colocado. También tiene futbolistas en baja forma como Balde, Koundé o algunos de los que están volviendo, como Pedri y Raphinha, lo que es más lógico, mientras que Lewandowski se desquitó con su doblete, sí, pero tras cuatro jornadas sin marcar. El impacto de Joao Félix y Cancelo ha bajado y Oriol Romeu no ha arreglado los problemas del mediocentro. El Barça espera como si fuera oro el regreso de De Jong para volver a tener otra vez a sus mejores centrocampistas juntos y empezar a reconocerse, porque le cuesta generar ocasiones reales.
Tras el parón, un mes importantísimo
"El parón nos puede venir bien", decía Xavi tras el encuentro con el Alavés. Puede recuperar a todos los lesionados y necesita que su equipo mejore, ya que le espera un mes que puede ser decisivo. El primer partido nada más volver es en Vallecas, que últimamente no se le ha dado bien, y después se la juega en la Champions en casa contra el Oporto. A continuación recibe en Liga al Atlético y al Girona, dos de los rivales de la parte alta de la clasificación. En la segunda vuelta tendrá que jugar a domicilio tanto con ellos como con el Real Madrid. Antes de Navidad, además, tiene la siempre difícil visita al Valencia y acaba en casa ante el Almería.
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