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Récord
Leo Messi gana su séptimo Balón de Oro
Lewandowski recibió el premio de máximo goleador y Pedri el trofeo Kopa como mejor joven
El Balón de Oro se ha convertido en un homenaje que no se sabe muy bien qué premia. Esta vez el premio es para Messi, otra vez en el que no ha sido, ni de lejos, su mejor año. Pero el premio se ha convertido en una inercia que se han repartido desde 2008 Cristiano y Leo con la única excepción de Luka Modric en 2018. Para Leo ya es el séptimo.
Messi ya no es el mejor del mundo –aunque pueda discutir con Maradona, Di Stéfano y Pelé– si es el mejor de la historia. Y tampoco ha sido un año excepcional para él. La temporada en el Barcelona fue más que discreta y sus méritos en el PSG son inexistentes, pero ha recogido su séptimo Balón de Oro después de ser campeón de la Copa América y ganar por primera vez algo con su selección.
Con un esmoquin brillante, como el que llevaban sus tres hijos, agradeció al Barcelona, «al París» y al cuerpo técnico de su selección que le hayan ayudado a ganar este premio por séptima vez.
Un premio que huele a homenaje más que a méritos reales. Aunque tampoco sea la primera vez. Por detrás del argentino quedaron Lewandowski, probablemente el que más méritos ha hecho este año y el pasado, en el que se suspendió el premio por la pandemia, y Jorginho , que ganó la Eurocopa y la Liga de Campeones –aunque reconocerlo como el mejor jugador del año no hubiera tenido sentido–. Benzema fue cuarto.
Como consuelo al polaco le entregaron el premio como máximo goleador del año, una novedad en esta gala. «Es fácil marcar goles con este equipo», reconoció en agradecimiento a sus compañeros en el Bayern de Múnich. Para él tuvo Messi palabras de elogio. «Quiero decir a Robert que es un honor para mí pelear con él. El año pasado todo el mundo estaba de acuerdo en que era el ganador. Fuiste justo ganador y tienes que tenerlo en tu casa también», le dijo.
Pedri recogió el premio Kopa, que reconoce al mejor joven y en su discurso dio las gracias a los capitanes del Barcelona, «por hacer que las cosas fueran fáciles». Ése fue el primer reconocimiento para Messi en la noche. El jugador del Barcelona también tuvo un recuerdo para la isla de La Palma y reclamó el cuidado del medio ambiente con unas palabras contra el uso de plásticos.
En sus orígenes el Balón de Oro reconocía al mejor jugador del año, pero hace tiempo que esos criterios se han desvirtuado. Se puede pensar en el Balón de Oro que se llevó Messi en 2010 cuando probablemente Xavi hizo más méritos que él, aunque la mayoría en España lo reclamara para Iniesta por un gol, aunque fuera el gol que ha dado a España su único Mundial. A nadie se le hubiera ocurrido pedirlo para Götze cuatro años después por el mismo motivo.
Ejemplos hay muchos. En España nos acordamos del que se llevó Michael Owen cuando aquí pensábamos en Raúl. O, todavía más extraño, el que ganó el soviético Belanov en 1986 cuando se podía pensar en Butragueño o incluso en Gary Lineker, que lo acompañaron en el podio.
Entonces no existía Internet y se televisaban muy pocos partidos, por lo media Europa no conocía a Belanov hasta que ganó la Recopa con el Dinamo de Kiev al Atlético de Madrid en Lyon. Cinco partidos, ese y los cuatro que jugó en el Mundial de México con su selección, le bastaron para ser reconocido como el mejor jugador del continente.
Algo parecido sucedió en 1988 con Marco van Basten, que se pasó medio año lesionado y llegó como suplente de la selección holandesa a la Eurocopa. Pero sus goles en el torneo continental y uno más al Nápoles para que el Milan fuera campeón de la Serie A le valieron para adelantar a Gullit, la verdadera estrella de Holanda y del Milan hasta ese momento.
Entonces nadie pensaba que un futbolista podría ganar siete veces el Balón de Oro. «No sé cuánto me queda, pero espero que sea mucho porque amo el fútbol y disfruto mucho haciendo esto», dijo Messi. Parece que quiere más el argentino.
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