La firmeza del Atlético, a examen ante el Celtic

Con un Griezmann estelar, muy cerca de batir la marca como máximo goleador del Atlético que ahora ostenta el gran Luis Aragonés, el equipo rojiblanco prosigue con velocidad de crucero y sumó una nueva victoria para volver a depender de sí mismo en la lucha por el título liguero.

La última vez que jugó fuera de casa después de un parón de selecciones ofreció una bochornosa imagen en Valencia, pero en esta ocasión, tanto la puesta en escena, como el resultado, fueron radicalmente diferentes. No se puede obviar que todo se puso a favor cuando en el minuto 25, un claro penalti de Villar sobre Morata, puso el 0-1 y dejó al Celta con 10 para la hora restante de partido. La expulsión, quizá desmesurada, marco el encuentro para los de Benítez, que dieron la cara hasta el descanso. En el segundo tiempo, Simeone cambió el sistema a un 4-4-2, curiosamente algo que únicamente hace cuando tiene que remontar un marcador adverso, y el equipo local desapareció. Salvo alguna ocasión aislada, los rojiblancos fueron netamente superiores. El 0-2 era cuestión de tiempo y cuando llegó, se acabo el partido. «Hat trick» del «crack» francés y a descansar pensando en el partido del miércoles contra el Celtic en Champions, donde se espera que el Atlético viva un auténtico infierno.

No solo por la rivalidad histórica. El equipo escocés se identifica claramente con la causa palestina y uno de los actuales propietarios del equipo colchonero es israelí. Será complicado, pero puede servir para seguir aumentando la confianza en este equipo que, con un estilo de juego más ofensivo, con mayor capacidad para generar ocasiones de gol y con el atrevimiento, a veces olvidado, de jugar el balón desde atrás, renunciando al infame pelotazo, está cerca de encontrar una versión que le permita competir con los mejores en España y en Europa. Aún está por resolver, eso sí, las pocas ocasiones en las que el Cholo Simeone puede contar con toda la plantilla a su disposición. Las lesiones constantes siguen siendo un lastre que parece no tener fin.