El Clásico
Casadó, de primera RFEF a mandar en el Bernabéu
Hace sólo unos meses jugaba en el Barça Atlétic. En el clásico dio el pase del primer gol a Lewandowski y barrió todos los balones que pasaban por su lado
Hansi Flick se abrazó a Marc Casadó cuando Lamine Yamal marcó el tercero del Barcelona. Ya no estaba en el campo el joven centrocampista del Barcelona, pero su entrenador reconocía su importancia para que el Barcelona hubiera podido llegar hasta allí. Flick lo mantuvo en el campo al comienzo del segundo tiempo cuando entró Frenkie de Jong a pesar de que tenía ya una tarjeta amarilla.
Prefirió quitar a Fermín, más cansado, y mantener a Casadó en el campo, que no tardó mucho en devolverle la confianza. Mendy se despistó en la salida para dejar en fuera de juego a Lewandowski, Casadó vio la posición del polaco y desde el centro del campo le mandó una pelota que lo dejó en un mano a mano contra Lunin que valió el primero de los azulgrana.
Casadó es uno de los «veteranos» entre los jóvenes del Barcelona. Cumplió 21 años el 14 de septiembre, una edad tardía ya para lo que estilan los canteranos azulgrana, pero Flick no dudó en entregarle el centro del campo del equipo desde el comienzo de la temporada a pesar de que su experiencia con el primer equipo se reducía a unos cuantos minutos desde su debut hace ahora dos años. Lo suyo era el filial, donde ejercía de capitán en Primera RFEF. En el comienzo de temporada él y Bernal, otro joven de 17 años, tapaban la ausencia de Frenkie de Jong. Bernal se lesionó, pero Casadó se ha hecho imprescindible.
En el Bernabéu barrió todo lo que pasaba por su lado y jugó la pelota con criterio. Tanto que generó el primer gol del partido para su equipo. Su visión de juego abrió el marcador y dio el golpe que necesitaban los azulgrana para ganar. «El entrenador y la plantilla me han dado mucha confianza», asume.
A los 65 minutos dejó su sitio a Dani Olmo, pero la goleada ya estaba encarrilada. Estaba en el campo cuando Lewandowski marcó los dos primeros y una vez más dio la razón a Flick por su valentía.
Con un corte de pelo propio de su edad, pero con las medias caídas, que trasladan a épocas anteriores del fútbol, Casadó lo hizo todo bien sobre el césped. Y después estaba al lado de su entrenador para recibir a los dos el abrazo que confirmaba que el partido era azulgrana. «Para un chico que es culé desde pequeño es un sueño», admitía después del partido.