Final Liga de Campeones
Borussia Dortmund-Real Madrid: de Perú a Wembley, 22.000 kilómetros para ver la final de la Champions
Carlos Taboada ha viajado desde Lima para estar en su segunda final de la Champions League. El calendario del Real Madrid decide sus visitas de trabajo a Europa
Para Carlos Taboada hacer 22.000 kilómetros son un pequeño paseo si se trata del Real Madrid. Este empresario peruano organiza sus viajes de trabajo a Europa mirando el calendario del equipo blanco más que las reuniones pendientes y ayer, mientras comía con un grupo de amigos cerca de Picadilly Circus, contaba a LA RAZÓN su aventura. Llegó el sábado a la 1 de madrugada a Londres y después del partido el plan era una locura. Aterrizar en Barajas a las 4 de la madrugada y a las 7:00 subirse en otro avión camino de Lima. Quería quedarse más tiempo, pero su mujer se plantó. «Me dijo que si estaba loco. Está embarazada de seis meses y vamos a tener mellizos, así que me tengo que marchar», concede después de hacer una hora y media de cola para comprar algunos recuerdos en una de las tiendas oficiales de la Final 2024.
El tiempo y la distancia son algo relativo para él si juega el Real Madrid. «Merece la pena mil veces. En la Champions anterior, en París, fui con mi esposa y nosotros teníamos miedo porque el Liverpool jugaba muy bien y sabíamos que iba a ser duro. El Madrid no tira a portería hasta el minuto 35, Courtois hace nueve paradas, una le saca con el brazo a Salah, otra con la punta del pie. Y una señora que estaba al lado me dijo: ‘he vivido seis finales y las hemos ganado todas. Vengo con mi hijo y esta va a ser especial’. Y después del partido nos la encontramos, me miró y me dijo: ‘El Madrid es el Madrid’», cuenta rodeado de Juan Pedro, Antonio, Javi, Rodolfo y su hijo, que le acompañaban en la grada de Wembley.
Se hizo del Madrid por Suker, y por un narrador de la televisión que cantaba de una manera especial los goles del croata. «En el fin de semana, sólo emitían un partido de Europa en abierto en la televisión nacional y ahí veíamos al Real Madrid de Suker. Por eso hay muchos hinchas en Perú, porque la gente veía a ese Real Madrid de la camiseta ‘Teka’», explica.
Han pasado 25 años y ahí sigue pegado a sus colores. «Fui a la final de la Copa del Rey en Sevilla. He estado este año en el Madrid-Girona del 4-0, en el Madrid-Sevilla que entra Modric y marca el gol... Tengo negocios en España y cada vez que vengo, lo planeo para ver al Real Madrid. El último viaje lo puse para llegar justo para ver el Madrid-City y antes de irme estuve en el Clásico del gol de Bellingham. Me voy planificando con el calendario del Madrid y depende de eso viajo o no», narra emocionado. Iba con un amigo, también peruano, de origen croata, que vive en Montreal y que también es madridista, como muchos que llenaron de blanco ayer las postales más típicas de Londres: Westminster, Picadilly y los Victoria Gardens, donde estaba la fan zone blanca y desde bien temprano una pantalla proyectaba los goles del equipo camino de Wembley. «Mira, ya vamos ganando 1-0», decía uno al escuchar el canto del gol, pero todavía no eran más que las doce del mediodía.
Quedaba todavía mucho por cantar para ahogar los gritos de los alemanes, una afición correctísima con la que fue muy fácil convivir en las calles y el metro de Londres, donde la primavera no es con manga corta y ventilador y recibe a los aficionados con 16 grados, viento y tres horas de sol en dos días. Después del caos para entrar a Saint Dennis de hace dos años, el acceso a Wembley es un paseo muy agradable, con una organización perfecta y sin agobios.
En la línea jubilee del metro de Londres toda la tarde pasaban llenos los vagones y dentro se escuchaban todos los cánticos del fondo norte del Santiago Bernabéu, empezando por el «cómo no te voy a querer», que hace mucho que cambió al «una y otra vez» porque no había forma de cuadrar la rima a partir de la Décima.
El tesoro más valioso unas horas antes era una entrada para el partido, que algunos todavía buscaban susurrando la frase para que no escuchase la policía: «I need tickets».
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