Morante: El genio se reinventa
Remontada de la temporada en cifras, que se salvó con el regreso de Sevilla, Madrid, la apuesta de Vistalegre, Málaga y la consolidación de Córdoba
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Contra todo pronóstico la temporada salvó sus números, más que sus cuentas. Y a pesar de que el año comenzó con los ánimos revueltos y la pandemia asfixiando al toreo, el 2021 remontó sus cifras hasta celebrar un 70 por ciento de festejos más que la temporada anterior. Todo un logro con la infinidad de condicionantes que han hecho casi imposible el normal desarrollo de los festejos, reduciendo los aforos y multiplicando los costes con las exigencias covid.
Las plazas más afectadas fueron las de máxima categoría. Ocurrió con la de Madrid, la Monumental de Las Ventas no abrió sus puertas hasta el 2 de mayo en un festival organizado en plena campaña política. Un año y medio después de su última celebración. Un par de festejos aguardarían después de mayo, aunque la feria verdadera esperó a otoño. Como le pasó a la de Sevilla, que anunciada a contracorriente y en un absoluto sinsentido lanzando un pulso a la administración, se acabó celebrando por San Miguel lo que era un imposible en el tradicional mes de abril con la covid azotando. Eso sí, recuperó su esplendor con cartelazos en los que se anunciaron las figuras del toreo cada tarde y un coloso Morante, que cortó dos orejas que debieron completarse con lo máximo.
Las hubo tempraneras como el caso de Vistalegre, que celebró un particular San Isidro por mayo. Y hubo un hito el 11 de septiembre, esta vez rebasando las fronteras de España, en la bella plaza de Arles, que es anfiteatro romano, donde Alejandro Talavante, después de casi tres años en el retiro volvió a vestirse de torero. A pesar de lograr remontar los números, las restricciones por covid han afectado a la gran mayoría de los festejos celebrados de marzo a octubre. Incluso ha habido ferias, como son el caso de Valencia, San Sebastián, San Fermín o Bilbao, que no se han celebrado por segundo año consecutivo. Y ha arrasado el campo bravo, que trabaja con tres y cuatro años de anticipación y ha visto cómo ha colapsado sus previsiones con camadas enteras que no se han podido lidiar y la quiebra económica que eso supone.
Una vez más las ferias que lleva el empresario José María Garzón fueron pioneras en la celebración de festejos. Como Morón de la Frontera o Córdoba, en el mes de mayo, donde se dio una feria de tres días, muy alejado todavía de la normalidad de aforo. Después vendrían Santander o Málaga, también de primera. En total se celebraron en España un total de 560 festejos mayores (corridas de toros, novilladas con picadores y festejos de rejones), cantidad que supone exactamente un 70,74% de los 793 registrados en 2019, así como un incremento de un 84% frente a los solo 88 del pasado año.
Sin duda, este 2021 ha tenido un nombre propio y ese es el de José Antonio «Morante de la Puebla». Además de ser reconocido por el Premio Nacional de Tauromaquia del Ministerio de Cultura como colofón a su temporada, el diestro sevillano se ha desmarcado en un magistral golpe de personalidad dentro y fuera de los ruedos para ser capaz de detectar el delicado momento en el que se encuentra la Fiesta y apostar exponiendo su vida.
Decidió diversificar su apuesta y salirse del patrón marcado por todas las figuras para anunciarse con distintos encastes. Lo que viene a ser reinventarse. Un soplo de aire fresco verle anunciarse con toros de miura, santa coloma, núñez o veraguas... Y hacerlo con faenas memorables. Y no en plazas menores. Sin ir más lejos, con la de Miura se las vio en Sevilla. A sus 42 años y 24 de alternativa y sin ser un torero de estadísticas ha acabado este 2021 ocupando con 49 festejos el primer puesto en el escalafón. Más allá de los números ha arrasado en éxitos cumpliendo el año más redondo de su carrera.
Otros de los nombres que se han revalorizado esta temporada es el de Emilio de Justo. Abrió en octubre su tercera Puerta Grande de Madrid y unos días antes salió izado a hombros en la Maestranza de Sevilla. Mucha tela que cortar con tan pocos días de diferencia.
Hubo más, mucho más. El reencuentro de Roca Rey con la afición y el deleite más absoluto de Diego Urdiales que entró de lleno en la afición de Sevilla, en el corazón de Curro Romero. Porque lo clásico nunca muere y porque Diego es un valor seguro para la supervivencia de las emociones en un ruedo. Y cuando creíamos que estaba todo hecho, llegó Ginés Marín a Madrid, un 12 de octubre. y fue alimento universal para pasar el invierno, aunque sea pandémico.