Los dramaturgos alertan sobre la crisis de atención y la censura
SGAE, CDN e Inaem unen en el Congreso de Dramaturgia Contemporánea a centenares de autores
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La dramaturgia española saca músculo estos días en el Auditorio Jorge Semprún de Madrid. La Fundación SGAE, en colaboración con el Centro Dramático Nacional (CDN) y el propio Ministerio de Cultura, en el que se celebran las jornadas, unen fuerzas en un encuentro que se inauguró ayer y en el que se han reunido a más de 400 autores y autoras de textos dramáticos (sumando a los asistentes presenciales y a los que han seguido las actividades vía "streaming").
¿El objetivo?: "Debatir sobre los retos actuales y del futuro del sector, como la transformación digital, las formas de llegar al público más joven o la censura", explican desde la SGAE, que considera la cita como "el colofón" a las celebraciones de su 125.º aniversario.
"La dramaturgia puede hacer un mundo mejor"Paz Santa Cecilia
Así, el presidente de dicha institución, Antonio Onetti, el director del CDN, Alfredo Sanzol, y la directora general del Inaem, Paz Santa Cecilia, fueron los encargados de presentar el primer congreso de dramaturgia de este siglo con la intención de concebir "un abanico de textos de todos los estilos y tendencias, escritos desde formas muy distintas de acercarse al hecho teatral".
Aun así, Onetti advertía al inicio de las charlas de que "en este encuentro no están todos los autores porque la nómina de dramaturgos es muy amplia", reconocía de un congreso que nace con vocación de futuro.
Por su parte, la directora general del Inaem quiso advertir de que, en una época de incertidumbre, con la guerra alrededor, con una sociedad volcada en nuevas formas de consumo y relaciones con las tecnologías y con la IA amenazando la creación, "la dramaturgia puede hacer un mundo mejor", señalaba una mujer que considera que el teatro es "un altavoz que amplifica las necesidades de la sociedad".
"Tenemos que hacer una reflexión de cómo se gestionan los teatros públicos"Alberto Conejero
El congreso comenzaba con la conferencia 'Ecos y rupturas: la dramaturgia del presente en diálogo con la Historia', donde el dramaturgo y director Alberto Conejero recordaba a Frínico, fundador de la tragedia griega, para hablar "de un oficio en el que ofrecemos palabras para la carne, para la madera de un títere o para un sombra, en definitiva para una presencia viva", advertía sobre una sociedad "muy necesitada de palabras que hablen de nuestras luces y miserias".
Para el autor de 'La piedra oscura', el teatro propone interrumpir el ruido del mundo para comprender y atender a un fragmento de experiencia humana. "En un mundo más líquido que nunca, tecnológico y ávido de inputs, el teatro sigue pidiendo al público que acuda a un espacio con desconocidos, que piensan distintos y que además atienda", continuaba Conejero.
¿Qué tiene que hacer la dramaturgia? ¿Debe adaptarse a los usos de las redes sociales o seguir en ese bastión sensible de aquí y ahora?, se preguntaba el exdirector del Festival de Otoño, que tuvo tiempo de reclamar más espacio público para los creadores contemporáneos: "El 80 por ciento de la cartelera esté centrada en los textos clásicos, los temas de la guerra civil y adaptaciones de textos narrativos. Tenemos que hacer una reflexión de cómo se gestionan los teatros públicos. Los nuevos dramaturgos tienen derecho a ocupar los espacios públicos y tienen derecho a equivocarse".
"Hay que seguir apostando por la esencia: el texto y la palabra"Lola Blasco
Junto a esa "necesidad" de brindar oportunidades a los que están comenzando, la crisis de atención de los espectadores es otro de los puntos a tratar en estos días, al igual que otros retos del sector.
Con un programa paritario que también pone el foco en la diversidad territorial, lingüística y de estéticas, más de un centenar de autores debaten en este congreso distintos aspectos que fundamentan el estado actual de la creación teatral. Por ejemplo, la importancia de la capacidad de denuncia y transformación social que tiene el teatro con las voces de Ernesto Caballero, María Goiricelaya, Pablo Remón y Lola Blasco, quien, en la mesa redonda ('Escribir en el límite: la dramaturgia como búsqueda en tiempos de transformación social y cultural') que compartieron los cuatro, afirmó que
hay que "seguir apostando por la esencia originaria: el texto y la palabra".
Remón, por su parte, defendía que, "en el teatro, cada equis tiempo vamos redescubriendo cosas nuevas", sostenía en una conversación que giró en torno a la disyuntiva de si el teatro ha de ceder ante los cambios de la transformación digital.
También ha habido tiempo para dialogar sobre la censura que, han denunciado, sigue existiendo en la escena teatral: "Necesitamos que las direcciones artísticas sigan velando por la no interferencia política en las programaciones de teatro”, indicaba una Goiricelaya que también hacía hincapié en la "autocensura" que la mayoría de autores se imponen de manera casi inconsciente: "Me genera mucho desasosiego leer algunas de las cosas que escribo, porque no estoy de acuerdo con ellas. Pero eso lo que crea es reflexión y diálogo".