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Farlopa, sexo y sangre: la guerra del amor tóxico

Pascal Rambert regresa a Madrid con una pieza escrita para Irene Escolar e Israel Elejalde; otro cara a cara con aroma a Shakespeare que sacará lo peor de cada uno de los protagonistas
Vanessa Rábade

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Nina está en el medio de esta guerra. Solo tiene nueve años y se ha convertido en la excusa perfecta para que Isra (Elejalde) e Irene (Escolar) luchen por su orgullo, por ver quien lo tiene más grande. Se quisieron, y mucho, en el pasado, aunque de eso ya queda poco; como si hubieran puesto toda Finlandia entre ellos “para ver cómo su amor se congela”. Es allí donde ella rueda una película china a cambio de “un sueldazo” y es hasta allí donde Israel ha tenido que viajar (Madrid-Helsinki) para recuperar lo que considera suyo, su hija. Así comienza Finlandia, “un combate verbal entre una pareja en el que cada uno defiende su territorio”, explica la actriz de una obra “sobre la violencia que ejercemos sobre los niños y niñas, sobre el otro, pero también sobre nosotros”.
Isra e Irene son “dos personas desesperadas”, dice Elejalde, que han caído en el desamor y que deben dirimir sobre cómo organizar ese vínculo. Un enfrentamiento “brutal”, en palabras del actor, “entre dos seres en peligro que se comportan como animales”. Vuelve de esta forma Pascal Rambert a los escenarios madrileños (Teatro de la Abadía), y vuelve con sus ya clásicas pugnas que sacan “lo peor del ser humano”, apunta el autor y director: “Los cara a cara permiten situaciones teatrales realmente potentes. Permiten no rehuir lo que estamos hablando y sacar temas que me interesan, como política, sexo, cultura, choque de ideas, amor, miedo a estar solo o el simple escalofrío por vivir”.
Lo que más le gusta al autor francés “por encima de todo”, puntualiza, son los momentos intensos y “la vida no siempre los tiene”. “Cuando te dedicas al teatro vives de forma muy intensa, viajamos, hacemos muchas producciones. Montar una nueva función es muy intenso y cuando paras tu vida pierde algo. Los momentos intensos son cuando pierdes a un ser cercano o discutes con un ser querido. Y esos son los que a mí me gustan”, comenta Rambert.
E intensidad es lo que viven los dos protagonistas/víctimas de Finlandia. Un combate nulo entre dos artistas tóxicos, “un viejo estalinista descerebrado que no ha entendido nada” y “una mujer que ha enloquecido” con la visita del que fuera su pareja, añade la actriz. No hay buenos ni malos: “Me gustaría que viniera un juez para ver a quién le daba la custodia”, ríe Elejalde. Arranca la lucha con la visita de Israel a Irene; 4.000 kilómetros en coche para intentar un imposible a diez grados bajo cero: “He venido a buscarte (...) volvemos a casa. Eres mía”. Aunque la respuesta de la parte contraria es contundente: “Somos un gran no. Te odio (...) de ti todo me da asco”...
Son muchos los años que han vivido juntos, pero los diferentes puntos de vista sobre el pasado y, principalmente, sobre el futuro son los que les enfrentan. A ojos de Irene, Isra ya no es ese “tío guay sin ataduras y superprofundo que se resiste a la fama y al dinero”, sino “un monstruo”, “un desecho del capitalismo”, “un seductor de poca monta”. Pero lo que le sucede a este hombre, explican, es que los tiempos le han atropellado. La ola feminista le ha dado un revolcón: “Hablamos de cómo lo que está ocurriendo fuera invade el espacio privado. Las peleas de las relaciones entre hombres y mujeres, de alguna forma, trascienden de lo doméstico y se convierten en sociales. Por eso, este es un combate que va más allá del tú y el yo, va al nosotros y vosotras o nosotras y vosotros”, cuenta el intérprete.
Este “hijo del 68″ siempre ha estado comprometido con la lucha obrera y los cambios sociales, sin embargo, es incapaz de adaptarse a la actualidad. “La sociedad ha cambiado, igual que las relaciones entre hombres y mujeres, pero él no lo puede entender ni aceptar −continúa Elejalde−. Lo que le provoca un enorme terror”. “Su suelo se está tambaleando”, se suma Escolar, “y no tiene más herramientas que hacerse la víctima para recuperar un lugar que está perdiendo”.
Avanza la función en esta habitación insulsa y gélida de Helsinki (que perfectamente se podría ver en México, Japón o España) y Rambert va demostrando que el tema de la custodia de Nina es lo de menos: “Podría haber sido una lucha por la posesión de una casa, de un gato o de un pez de colores”. Solo es una disculpa con la que “las personas encuentran la motivación para pelearse”, afirma el dramaturgo. El francés, que ha escrito el texto en exclusiva para Escolar y Elejalde, desata su Shakespeare interior a golpe de gritos, farlopa, sexo y sangre: como el inglés, “Pascal lanza un ‘warning’ para que veas que, si sigues por ese camino, acabarás en el infierno”, defiende el actor.
Rambert saca la parte más espantosa, cruel y odiosa de las relaciones entre humanos y la monta en la montaña rusa que es este montaje: “Los espectadores, por nuestra naturaleza, tenemos el gusto por la sangre. Vamos al teatro para ver a gente sangrar psicológicamente, físicamente, nos gusta ver el dolor. Me he dado cuenta en muchos de mis espectáculos que el espectador viene a ver el dolor. Verlo en escena les ayuda en su vida. Saben que todo es falso, como cuando asistimos a un espectáculo de títeres, pero a la vez sienta bien. La violencia nos limpia y nos cura de nuestra propia violencia interior. Es esencial para un ser humano ver cómo otro ser humano sufre. Esta ficción nos ayuda a nosotros mismos a sentirnos menos violentos, a salir de un teatro más limpios. No creo que alguien tenga ganas de ser violento después de asistir a Finlandia, al contrario”, desarrolla un director que “es todo lo opuesto al horror y la violencia de sus textos”, cierra Escolar.
  • Dónde: Teatro de la Abadía, Madrid. Cuándo: hasta el 23 de octubre. Cuánto: entradas agotadas.