¿Somos cada vez más tontos? Un estudio indica que sí
Un estudio de la Universidad de Northwestern ha concluido que el cociente intelectual mundial está descendiendo por primera vez en décadas desde 1938
Madrid Creada:
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Los influencers que se despeñan por hacerse un selfie, los antivacunas, lo woke en general y las estatuas derribadas de Cervantes en particular, Trump elegido presidente de los EEUU, los veganos y los santuarios animalistas, la cancelación de Woody Allen, los nuevos terraplanistas, la lista de libros más vendidos, el éxito del reguetón, los que se creen las encuestas del CIS y Juan Carlos Monedero.
Esta enumeración es suficiente para concluir que cada vez somos menos inteligentes. Ya lo expresó con gracejo andaluz Carlos Herrera ciñéndose a nuestro país: «En España no cabe un tonto más, hay más tontos que botellines: llega uno por La Coruña y caen otros dos al mar por Almería».
Además, estas evidencias del atontamiento de nuestra sociedad ahora pueden apoyarse en un estudio de la Universidad de Northwestern (Illinois), que ha concluido que el cociente intelectual mundial está descendiendo por primera vez en décadas desde 1938. Dicha investigación, basada en una prueba de personalidad online realizada a 400.000 estadounidenses, apunta a la inversión del efecto Flynn. Dicho efecto, que lleva el apellido del investigador neozelandés que lo patentó, concluye que el coeficiente intelectual de las personas creció en torno a 2 y 3 puntos de media por cada década transcurrida. Ahora, la curva de la inteligencia humana parece estar doblegándose, que diría Fernando Simón. Y no hay esperanza de un repunte, máxime si uno se da una vuelta por TikTok y se encuentra a Iker Casillas haciendo el panoli.
¿A quién no le han hecho un test de inteligencia en el colegio? Sí, eran tan largos y pesados, que algunos más vagos que tontos, lo terminábamos rellenando a voleo como si de una quiniela con partidos de segunda división se tratase. Por ahí parecen ir los tiros a la hora de interpretar los resultados de la investigación que muestra caídas en lógica y vocabulario, resolución de problemas visuales y analogías (hay que jugar más a las 7 diferencias), y habilidades computacionales y matemáticas. Elizabeth Dworak, profesora asistente de investigación en la Universidad Northwestern y una de las autoras del estudio, sostiene que estos resultados no significan necesariamente que nos estemos volviendo menos inteligentes, sino que simplemente estamos empeorando a la hora de realizar determinado tipo de pruebas.
Otro estudio realizado hace unos años por investigadores noruegos arrojó un resultado similar al estadounidense, pero dentro de sus lecturas se primó la de que la bajada de cociente puede ser atribuida a la forma de medir la inteligencia, pues se aplican los mismos métodos que operaban a mediados del siglo XX, sin tener en cuenta los cambios que la era digital ha podido generar en la cognición humana.
Por arrojar un punto de luz, cabe señalar que las puntuaciones del análisis de NorthWestern en razonamiento espacial ‒conocido como rotación 3D‒ siguieron el patrón opuesto, con una tendencia ascendente durante el período de 12 años, entre 2006 y 2018 que abarca el estudio. Lo de la inteligencia espacial no lo dirán por mí, que soy incapaz de aparcar el coche de culo.
Si quieren saber las causas de este descenso de inteligencia, se van a quedar con las ganas: al igual que no se sabían las razones del efecto Flynn, tampoco se conocen las razones que están produciendo un efecto Flynn inverso. Podría deberse a una peor nutrición, a un empobrecimiento de los sistemas escolares, al abuso y mal uso de las redes sociales, o un aumento de la contaminación del aire. ¿Somos más tontos? Quizás no: tengan presente que en 1933 los alemanes votaron masivamente a un tal Adolf Hitler y hoy desarrollamos a velocidad de Aston Martin la Inteligencia Artificial.