La puerta que abrió el infierno de Hollywood
Julien’s Auction pone en venta uno de los más macabros símbolos de los asesinatos ordenados por Charles Manson en el número 10050 de Cielo Drive
Barcelona Creada:
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Pese al mucho tiempo transcurrido, las heridas parecen no haber cicatrizado cuando se habla de lo que ocurrió la madrugada del 8 al 9 de agosto de 1969 en una lujosa finca situada al norte de Beverly Hills, concretamente en el número 10.050. Una de las peores consecuencias que tiene ese trágico suceso es que al referirnos a él nos vemos casi con la obligación de explicar lo que allí sucedió por culpa de la secta creada alrededor de un asesino con ínfulas de líder mesiánico llamado Charles Manson. Aquella casa era la residencia del matrimonio formado por el realizador Roman Polanski y la actriz Sharon Tate, en aquellos días embarazada de ocho meses de su primer hijo. El director de «La semilla del diablo» se encontraba esos días en Londres mientras que su esposa se había quedado en la casa de Los Ángeles. No estaba sola porque había quedado al cuidado de varios amigos. Pero esa madrugada de 1969, todos ellos, Sharon Tate, Wojciech Frykowski, Abigail Folger y Jay Sebring, además de un chico que se encontraba de paso en la propiedad llamado Steven Parent, fueron salvajemente asesinados. Tex Watson, Susan Atkins, Linda Kasabian y Patricia Krenwinkel fueron los autores materiales de esos asesinatos ordenados por Manson. La actriz tenía 26 años en el momento de su muerte.
Una venta «inmoral»
En estos días, aquel crimen ha vuelto a la actualidad, no porque hayan aparecido nuevos documentos o alguna pista que había quedado dormida en algún archivo policial. La puerta por la que salieron los asesinos y en la que escribieron con la sangre de Tate la palabra «PIG» –cerdo, en inglés– sale a subasta con un precio de salida de 500 dólares, aunque las ofertas, al cierre de esta edición, superan los 35.000 dólares.
Los responsables de la venta son la casa de subastas Julien’s Auction y el canal de televisión Turner Classic Movies. Junto a objetos y documentos de nombres como Humphrey Bogart, Marilyn Monroe, Greta Garbo o Audrey Hepburn, aparece la macabra puerta. Son un total de 1.400 objetos que se venderán entre los próximos 6 y 8 de septiembre, aunque ya se puede licitar por ellos a través de la página web de Julien’s Auction.
El dejar la puerta en manos del mejor –y más morboso– postor ha propiciado en estos días varios comentarios en contra. Uno de ellos ha sido el de una voz tan autorizada como la de Debra Tate, hermana de Sharon, quien calificó de «inmoral» la venta en declaraciones al portal TMZ. Para la hermana menor de la intérprete, los propietarios del objeto y los de Julien’s deberían avergonzarse por querer sacar provecho económico de aquel crimen. Asimismo, Debra pone en cuestión que estemos ante la puerta auténtica, aunque está muy documentada su procedencia.
La casa era un diseño original del arquitecto Robert Byrd y no estuvo concluida hasta 1944, siguiendo el modelo de las idílicas cabañas europeas. Ocupada en un primer momento por la actriz francesa Michele Morgan, luego fue vendida al doctor Hartley Dewey y su esposa Louise, pasando a principios de la década de 1960, a manos del agente y representante Rudolph Altobelli. Fue este el que propició que algunos miembros de la nobleza de Hollywood vivieran en algún momento en Cielo Drive, como Cary Grant, Terry Melcher y Candice Bergen, Mark Lindsay de Paul Revere and the Raiders. En febrero de 1969 la residencia fue alquilada por el matrimonio formado por Roman Polanski y su esposa Sharon Tate.
Tras los asesinatos, aquella casa volvió a ser para Altobelli quien finalmente la vendió en 1988. Su nuevo propietario fue una inmobiliaria que logró en 1992 que se interesara por ella el músico Trent Reznor, miembro del grupo Nine Inch Nails y que en aquel momento trabajaba en el álbum «Downward Spiral». Cielo Drive se convirtió en su residencia, pero también en su estudio de grabación que bautizó como Le Pig, en referencia a la puerta. Cielo Drive aparece en el video musical de su tema «Gave Up». Reznor afianzó, por decirlo de alguna manera, sus vínculos con el pasado oscuro de la casa al asociarse en esos días con el cantante Marilyn Manson. Aparentemente Reznor mostró indiferencia por los crímenes de Manson y solo hablaba de que «al principio, pequeños sonidos me hacían saltar, pero después de un tiempo era como estar en casa. La casa no me parecía tanto aterradora como triste, pacíficamente triste. Pero eso podría ser simplemente mi propia locura».
Todo cambió cuando conoció a Patti Tate, quien le preguntó si no estaba explotando la muerte de su hermana Sharon viviendo allí. En una sincera conversación con la revista «Rolling Stone», Reznor dijo que todo ello obedecía a lo que calificó como «mi propio interés en el folclore estadounidense. Estoy en este lugar donde ocurrió una parte extraña de la historia». Sin embargo, el encuentro con la familiar de la víctima hizo que empezara a pensar de una manera distinta a como lo había hecho hasta la fecha sobre lo que realmente representaba el legado de Cielo Drive para muchos. «Cuando ella estaba hablando conmigo, me di cuenta por primera vez: “¿Y si fuera mi hermana?” Pensé: “Que se joda Charlie Manson”. No quiero que me vean como un tipo que apoya al asesino en serie...».
En diciembre de 1993, Trent Reznor abandonó la propiedad, pero se llevó con él la puerta, que instaló en su estudio de grabación de Nueva Orleans. Es todo lo que queda hoy de la casa porque fue finalmente derribada a mediados de 1994, cambiándose incluso su dirección. Reznor siguió guardando la puerta hasta que su estudio quedó abandonado.
Hay un epílogo triste a una historia que ya lo es de por sí. Ocho días después de los asesinatos y mientras la policía de Los Ángeles trataba de buscar a los culpables sin mucha suerte, muchos, especialmente los medios de comunicación más sensacionalistas, señalaron a Polanski y su entorno como responsables indirectos de la matanza. Se hablaba, sin prueba alguna, de orgías, consumo de drogas y actos extraños en Cielo Drive, aunque sin aportar ni una sola prueba. El 16 de agosto de 1969, Roman Polanski volvió a la que había sido su casa, acompañado de un equipo de la revista «Life» formado por el periodista Thomas Thompson y el fotógrafo Julian Wasser. Formaba parte de esa comitiva Peter Hurkos, un vidente que había sido contratado por los amigos de Jay Sebring, otra de las víctimas de aquella sangrienta madrugada.
La casa estaba exactamente igual a cuando sucedieron los hechos, hasta el punto que en el jardín todavía estaba la manta con la que se había tapado uno de los cadáveres. Polanski habló con los reporteros y fue recorriendo cada una de las estancias de Cielo Drive tratando de buscar una explicación a todo lo que había ocurrido allí. El realizador fue al dormitorio donde se guardaban las ropas para el bebé que esperaban, abrió los cajones donde conservaba fotografías de Sharon Tate... Y también se paró ante la puerta, la macabra puerta de la subasta, en la que aparecía todavía escrita la palabra «PIG» con la sangre de su esposa Sharon Tate.