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¿Quién es Beatriz Serrano, finalista del Premio Planeta 2024?

La escritora, que tiene un podcast de éxito, se alza con el prestigioso segundo puesto del galardón

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Hay un podcast de Beatriz Serrano y Guillermo Alonso que ha tenido gran éxito entre el público, sin duda al girar alrededor de, como dice este dúo, «los sentimientos que mueven nuestras vidas: el odio, la antipatía y el resentimiento. O, más bien, sobre las cosas y las personas que despiertan estos oscuros sentimientos que nosotros intentamos que permanezcan dormidos pero la vida no lo permite». El podcast se llama «Arsénico Caviar», ahí es nada, y detrás de él está un miembro, una literata, como Serrano (Madrid, 1989), licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense y que ha desarrollado su carrera en el periodismo digital. El referido espacio junto con Alonso recibió el premio Ondas en la categoría de mejor conversacional, y hace poco saltó a la novela con «El descontento», sobre una mujer que sufre un profundo tedio en su puesto de trabajo.
El perfil de Serrano es de una autora corrosiva e inteligente, directa y mordaz, capaz de adentrarse en un terreno en el que muchos se sentirán identificados por poco que conocen el medio oficinesco, sobre todo con lo que respecta a las personas de su misma generación. Es un humor agrio, de hartazgo por esta vida moderna marcada por una búsqueda muy particular: la de huir de la rutina que gobierna nuestra vida. «En el año 2016, la obsesión de Internet durante unos larguísimos quince minutos fue el estado físico y mental de una youtuber inglesa llamada Marina Joyce. Joyce era una especie de princesita cursi y aniñada, de largos tirabuzones rubios y enormes ojos azules, que subía inocentes vídeos en los que se probaba ropa de colores pastel, abría cajas con regalos que le enviaban distintas marcas o comía dulces que le resultaban exóticos por ser, sencillamente, de algún país asiático».
Así daba inicio esta noticia que enseguida entroncaba con las costumbres de una generación ociosa o desmotivada, o de gentes que teniéndolo todo, sienten que no tienen lo importante; de ahí que su protagonista, Marisa, deteste su trabajo y solo lo quiera mantener para mantener su nivel de vida. Pero entonces la ansiedad por sentirse perdida estallará y eso dará pie a extravagantes consecuencias. De este modo Serrano creaba un personaje a mitad de camino entre histérico y nihilista, entre desesperanzado y kafkiano, que en realidad le servía para poner un espejo a ras de suelo de nuestra sociedad, viéndola en sus mezquindades y faltas de pudor.