Libros de la semana: Guerra, matemáticas, e íntimas confesiones, entre los títulos de esta semana
Las novedades editoriales de esta semana traen el rescate de Lord Byron, el regreso literario de Zadie Smith y una nueva entrega de Dennis Lehane
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«Desertar», Mathias Enard ★★★★
Mathias Enard explora en este gran libro la huella de la barbarie en la civilización y las heridas abiertas que deja en los hombres
Mathias Enard, uno de los autores más destacados de la narrativa contemporánea, nos regala «Desertar», una novela (ganadora del Premio Goncourt y del Albert Camus) que explora los impactos íntimos y devastadores de la guerra y que sale la semana que viene. Este relato no es solo una descripción de conflictos armados, sino una reflexión profunda sobre la humanidad atrapada en las garras de la violencia y la desafiliación, hilando dos historias aparentemente desconectadas que se entrelazan para revelar una verdad común. En el corazón de la novela, un soldado anónimo (que bien podría habitar el universo literario de McCarthy) huye de una guerra que no se menciona explícitamente, pero cuyas marcas se sienten en cada rincón de la narración. El paisaje mediterráneo que lo rodea, lleno de belleza salvaje y desolación, refleja el caos interno del protagonista, quien lucha por desprenderse de la brutalidad que lo persigue. A su lado aparece una joven que, acompañada por un burro, también huye de la barbarie. A pesar de sus esfuerzos por escapar, ambos están atrapados en un ciclo de violencia y miedo sin un destino claro más allá de una frontera incierta.
Paralelamente, Enard nos presenta la vida de Paul Heudeber (como un personaje salido de las páginas de Sebald), un matemático de la extinta República Democrática Alemana cuyas conjeturas matemáticas son un reflejo de su intento de comprender y dar sentido a un mundo roto. La vida de Heudeber, entrelazada con las grandes tragedias del siglo XX, se revisita a través de la mirada de su hija, quien en el contexto de la guerra de Ucrania trata de reconstruir su historia, llena de lealtades traicionadas y sueños truncados. «Desertar» es, en muchos sentidos, una reflexión sobre el desarraigo: físico, emocional e intelectual. La deserción, tanto del soldado como de Heudeber, simboliza no solo una huida de la guerra, sino un abandono de las ilusiones que alguna vez sostuvieron sus vidas. Con una prosa poética y poderosa, Enard entrelaza estas dos narrativas en un espejo de la condición humana, una encrucijada donde la civilización y la barbarie se encuentran.
Mathias Enard, con su ambición literaria y su lirismo desbordante, confirma su lugar como uno de los narradores más incisivos y complejos de nuestro tiempo, combinando erudición y emoción para explorar los límites de la guerra, la memoria y el sentido de la existencia..
▲Lo mejor: Es una meditación sobre el destino humano y cómo nos conecta la Historia
▼Lo peor: Su estructura compleja, que alterna relatos sin aparente conexión
Por Ángeles LÓPEZ
«Obras en prosa», de Lord Byron ★★★★
Recuperan los textos críticos, reseñas, ensayos y reflexiones del escritor. Un volumen que, en su conjunto, forma una especie de autobiografía
Lord Byron destacó en el poema narrativo y dramático con obras como «Childe Harold» y «Don Juan», y su influjo en la literatura europea y norteamericana fue inmenso, acompañándose todo con su halo de rebeldía y exaltación que arrastró siempre en su, por lo demás, breve vida: 1788-1824. En relación con esta, apareció a inicios de año una biografía de Fiona MacCarthy, «Byron. Vida y leyenda», a partir del estudio de diversos archivos y la correspondencia y los manuscritos del bardo inglés; en efecto, toda una leyenda desde que halló la muerte en Missolonghi, en la guerra de la Independencia de Grecia, que estaba sometida al imperio otomano, después de un ataque epiléptico y unas sangrías mal aplicadas.
Como complemento de tal novedad, nos llega un trabajo impecable, como todos los suyos en calidad de traductor, de Lorenzo Luego, que ofrece las obras de Byron menos difundidas –también es autor de la primera edición crítica completa de sus «Diarios»– que, de hecho, nos ofrece un personaje distinto al que imaginamos «escribiendo entre cortejos a mujeres y viajes en galeones orientales»; es un Lord Byron «reflexivo y sin agitaciones», prosigue Luengo en su magnífica introducción, que habla de cómo el poeta inglés tuvo en mente reunir una miscelánea de prosas en dos volúmenes, como le dijo una vez por carta al editor John Murray, quien afirmó precisamente que todas ellas estaban escritas con «un estilo originalísimo pero, sobre todo, feliz».
Al parecer, habría quemado bastantes páginas en su juventud de algunas novelas y dramas que no le acabaron de convencer, pero otras narrativas las destruyeron su editor y varios amigos con objeto de salvar su reputación. En todo caso, tenemos aquí a un lector minucioso de poetas que hoy en día nos dicen poco pero que antaño fueron importantes, como Rogers, Crabbe y Campbell; es un Byron que comentó la poesía de Pope y que antes de cumplir los veinte ya hacía una crítica afilada de los versos de Wordsworth, pero también un viajero que apunta sus impresiones en el camino, por lo que se podría considerar este libro como las memorias que nunca escribió.
▲Lo mejor: Descubrir relatos tan interesantes como el que dio lugar a su célebre «Don Juan»
▼Lo peor: Se necesita un lector que guste de discursos, textos políticos o disertaciones
Por Toni MONTESINOS
«La impostura», Zadie Smith ★★★★
La escritora regresa con una ficción histórica que tiene en su centro la reflexión sobre el compromiso de un autor con su sociedad
Nada nuevo bajo el sol o, lo que es lo mismo: dónde están los límites de una ficción. O, mejor dicho, qué hace que una historia sea de ficción y otra real. ¿O será sólo cuestión de una impostura ante una trama que un autor maneja a su antojo? «La impostura», parece decir Zadie Smith, lo es todo. Y pone como ejemplo una historia que tiene mucho de real, de histórica, de fraude, de artificio y de coqueteo no sólo con los límites de la ficción, sino también con la función de la novela como género.
Siete años después de «Tiempos de swing» y cuando ya ha pasado un cuarto de siglo de su estreno, con 24 años, como novelista con «Dientes blancos», que cautivó a lectores y críticos porque retrataba una Inglaterra tan contemporánea como multicultural, Zadie Smith (Londres, 1975) se entromete en la época victoriana con una novela basada en personajes reales: William Ainsworth, un novelista popular cuya obra no ha perdurado, y su prima política, Eliza Touchet, que ejercía como su ama de llaves y que era su primera lectora. La mirada que ofrece Smith no es complaciente con el momento histórico porque su perspectiva, que coincide con la de Eliza, es irónica y crítica al respecto, con una buena dosis de humor y de suave cinismo, pero no con respecto a la moral y la sexualidad. Porque Smith, a través de Eliza, muestra otras ideas, que tienen que ver más con el oficio de escritor y con la pregunta de si un escritor debe retratar fielmente su época, aunque no se sepa bien qué significa ser fiel.
La apuesta de Smith, en esta novela de capítulos cortos, es otra y más emparentada con lo social, dado que la trama de Eliza y su primo se entrelaza con el juicio que se celebró en1873 alrededor de sir Roger Tichborne, que reclamaba la herencia que le correspondía por un imperio que había sido tragado por el mar. Un juicio en el que el único testigo era Andrew Bogle, que había sido criado como esclavo en las plantaciones de azúcar de Jamaica. «La impostura» es una novela vertiginosa, de rápidos movimientos y trama ligera, pero en su centro se encuentra el diálogo con la novela victoriana y la exploración de un mundo que puede llevar a engaños. La realidad, en cualquier caso, es la que ofrece su propio retrato. Y no su interpretación..
▲Lo mejor: La obra está cargada de un vitalismo que está unido, a su vez, a una prosa colorida
▼Lo peor: Por momentos resulta abrumador el deseo de contarlo todo, de detallarlo todo
Por Diego GÁNDARA
«Abrázame, oscuridad», Dennis Lehane ★★★★
Resuelve esta nueva entrega de sus detectives con una admirable manejo absoluto de los mecanismos del género
La primera sensación que produce la lectura de las novelas de Dennis Lehane es pura admiración. Resulta bastante difícil escribir mejor. Y, como narrador, la prosa fluye de manera natural acompañada de comentarios tan ingeniosos como sus hipérboles, que dejan al lector de novela negra acoquinado por su exuberancia verbal y cierto desparpajo pop. De alguna manera, es como el Truman Capote de la novela negra. No hay quien, de verdad, le ponga un pero.
Debutó el autor con una novela prodigiosa, «Un trago antes de la guerra» (1994), donde creaba la pareja de detectives Patrick Kenzie y Angela Gennaro, protagonistas de esta segunda, «Abrázame, oscuridad» (1996), y del resto de las seis traducidas en España. En ésta, la cuestión de la crónica social sobre el barrio de su infancia, Dorchester, en la ciudad de Boston, los conflictos raciales entre las dos zonas limítrofes del barrio irlandés y el negro y el ya clásico discurso moralista sobre el racismo que nunca ha abandonado el autor, se han diluido. Eso permite que la narración avance sin atascos ideológicos que poco añaden a una trama muy bien urdida.
Durante la década de los años noventa se vivía la fiebre literaria de los asesinos en serie cuyo modelo principal no era otro que el famoso y siniestro doctor Hannibal Lecter, creado por Thomas Harris en el año 1988 y después llevado al cine con muchísimo éxito por el director Jonathan Demme en 1991. Tal fue su influencia que ejerción en la literatura policíaca de aquellos años, y también durante algunos posteriores, que en «Abrázame, oscuridad» no falta una referencia al personaje encarcelado que visita Patrick Kenzie ni en el duro ensañamiento en las crucifixiones gore que sufren las víctimas. Por lo demás, nada tiene que ver ni el estilo ni las tramas de las novelas de Dennis Lehane con esa concesión a la moda que había en aquellos momentos. La presente novela es tan oscura como la anterior y con una trama tan intrincada que por momentos se hace muy difícil de seguir, pero el autor sabe reconducirla hasta hacerla casi perfecta..
▲Lo mejor: Con sus primeras novelas, Lehane logró una admiración que ahora continúa
▼Lo peor: Alguna concesión a la moda del asesino en serie como Hannibal Lecter
Por Lluis FERNÁNDEZ