La sensación de ser Carolina Durante
El grupo revelación, que todavía no ha publicado un disco largo, presenta hoy en Madrid sus credenciales en directo
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El grupo revelación, que todavía no ha publicado un disco largo, presenta hoy en Madrid sus credenciales en directo.
Pocas veces tan pocos temas han generado tanta expectación: los madrileños Carolina Durante son, con apenas dos EP publicados, uno de los grupos más excitantes de la escena nacional. Pero hay una cosa que fastidia más, aparte de su asquerosa juventud, y es que el cuarteto carece de la menor pretensión. Saben que han hecho un puñado de temazos pero su normalidad y, en buena parte, inconsciencia, les vuelve todavía más magnéticos. Martín Vallhonrat (bajo), Mario del Valle (guitarra), Juan Pedrayes (batería) y Diego Ibáñez (voz) presentan esta noche con alguna sorpresa todos sus hits. Los dos últimos, sentados en la Plaza del 2 de Mayo de Madrid, explican encogiéndose de hombros que nada ha cambiado para ellos: «seguimos ensayando lo mismo, que es muy poco, y componiendo muy poco también. Muy tranquilos. No hay presión», coinciden.
Fichaje millonario
Diego Ibáñez bebe un trago de agua y revive. Y enumera la ruta malasañera de la cirrosis: «anoche estuve en el 2D, en el Tempo, la Vía Láctea, el Wharf y el Wurli...» y se le nota. Estudia INEF en la Politécnica mientras que Juan trabaja en la cocina de un hotel, Martín en realidad quiere ser actor y Mario «hace cosas con la ropa». Lo del grupo es una idea de amigos que quieren hacer algo juntos. Sin embargo, «La noche de los muertos vivientes», «Necromántico» y «Niña de hielo» son tres temas colosales y «Cayetano», además de ser bueno, se volvió viral. Les han contratado casi todos los fines de semana del verano, para tocar en el Monkey Week, BBK Live, Contempopránea, Donostia Festibala y según confiesan desde Sonido Muchacho, su sello, todas las divisiones españolas de las multinacionales han preguntado por ellos. «Sí, nos lo ha dicho Luis. Vamos a jugar el mundial este verano y ya veremos si en septiembre hay un fichaje multimillonario», ríe Juan. La realidad es más bien otra: «Somos muy reacios a la profesionalización. Sabemos que llegaremos a eso, pero tendríamos que montar una empresa o ser autónomos o una movida de esas, pero la verdad es que no tenemos ni idea de cómo funciona eso». Otra realidad: dos temas del grupo, es decir, un 33 por ciento de su producción, han aparecido en la serie «Fariña». ¿Pagan bien por eso? «Bueno, es que no nos hemos dado de alta como autores en la Sgae...», reconocen con cierta vergüenza. ¿Algún mánager en la sala? Semejante falta de conocimientos prácticos no está en absoluto reñida, como decíamos, con firmar temas de categoría. «No pensamos sacar un disco a menos que tengamos otros 10 temas cojonudos. Eso te lo podemos asegurar. No vamos a meter los que ya existen y volver a hacer la misma gira. Ahora, que componemos de una forma tan lenta...», reconoce el vocalista. «Es caótico porque nadie dice cómo tienen que ser las cosas. Y tampoco nadie aprieta para currar más, para que podamos vivir de esto inmediatamente. Nunca hemos tenido pretensiones y eso es lo malo y lo bueno del grupo».
Por eso, Carolina Durante cantan a lo que se siente caminando cuando hay dos alternativas: la cama o el after. «''La noche de los muertos vivientes'' sale de una temporada que salía mucho y todo era bastante terrible. Seguramente por una chavala», dice Diego. «Seguramente, no
–ríe Juan–. ¡Todas tus canciones hablan de tu ex!». Diego apura el zumo de naranja y asiente: «¡Un saludo, María!». Después llegó la ácida «Cayetano», un retrato tan fiel como paródico del pijerío madrileño. «Bueno, no es que hable sin conocimiento de causa... es cierto que hemos tenido relación con gente de esos círculos que dicen que casi todos sus amigos tienen barco...», comenta el cantante. «Otra vez tu ex», corrobora el batería. El retrato es tan fiel que incluso ha engañado a algunos medios, como «Vanity Fair», que les acreditó como «grupo de la Moraleja». «Y puede que salga otra ahora, aunque a lo mejor se han dado cuenta, pero es que se ve que el retrato les parece tan fiel que nos preguntan si ser pijos es algo que llevemos como bandera. Nosotros no pretendíamos hacer un circo de esto, pero es que madre mía, algunos no pillan ni el vacile más claro...», se lamenta Ibáñez. Hoy juegan en casa («en el Bernabéu, si hay que elegir, aunque con mejor público, que nadie come pipas en nuestros conciertos», dice Diego) donde presentarán alguna canción nueva con todas las entradas vendidas. Y después, de festivales. «Va a ser increíble. Todos los findes a los festivales a los que íbamos pagando, ahora nos pagan. Bling, bling», dice Juan.