Del consejo de Suárez al "no voy a dimitir" de González: otros momentos que encendieron el Congreso de los Diputados
En la historia democrática española, se han producido en el hemiciclo todo tipo de situaciones, unas anécdotas, algunas más humorísticas y otras más violentas, que se han quedado en la retina de nuestra política
Madrid Creada:
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Ahora que se puede crear una serie de televisión de la más mínima historia, sin duda lo que ocurre dentro del Congreso de los Diputados daría para dos o tres temporadas. Desde que existe democracia en España, en el hemiciclo se han vivido todo tipo de anécdotas, algunas más llamativas que otras, y que se han fundamentado ante todo en ataques entre partidos o comentarios inapropiados. Ayer, durante la primera jornada del debate de investidura de Alberto Núñez-Feijóo, tuvo lugar todo un festín de reproches, y parece que la segunda parte, que ya se está celebrando, no será diferente. Parece que el Congreso cada vez se esfuerza más por parecerse a una mezcla entre patio del recreo y circo, pues durante la historia ha ocurrido de todo, pero quizá no de forma tan exagerada como en la actualidad. Con esto, desde el famosísimo 23-F hasta Rubalcaba, recopilamos algunos de los numerosos momentos que consiguieron encender el Congreso de los Diputados de España.
No podemos hablar de momentos históricos en el hemiciclo sin mencionar uno de los episodios más tensos de la historia democrática española: el 23-F. Aquel día de febrero de 1981, cuando se producía la votación para la investidura de Leopoldo Calvo-Sotelo como candidato a la Presidencia, un numeroso grupo de guardias liderado por Antonio Tejero asaltó el Congreso. Ataviado con el tricornio y pistola en mano, gritó "¡Quieto todo el mundo!", y el caos se desató durante 18 largas horas, que afortunadamente desembocaron en un Golpe de Estado fallido, aunque sí quedó grabado en la retina tanto de los presentes como de los ciudadanos españoles que siguieron lo sucedido desde sus casas.
Pero, afortunadamente, no todas las anécdotas fueron tan violentas. Si hay algo que resulta frecuente en los debates que se llevan a cabo en el Congreso, es el compartir frases que han causado revuelo, o que han resonado años después por ser ingeniosas o humorísticas. Entre estas perlas dialécticas, no podemos olvidarnos de Manuel Fraga, quien, por ejemplo, entre el 20 y 22 de septiembre de 1983, cuando se realizaba un debate sobre el estado de la nación, sentenció a su oponente, Felipe González, que "poco mensaje y mucho metraje". Una frase que quedó para la historia, al igual que la que pronunciaría Adolfo Suárez en 1987, entre el 24 y el 25 de febrero: "Usted mismo (González) en esta tribuna, y no sin razón, me acusaba: 'Señor Suárez, salga de La Moncloa, baje a la calle y escuche sus preocupaciones'. Pues permítame, señor González, que hoy le devuelva el consejo". Una intervención que fue bastante celebrada en aquella sesión, aunque no tanto como lo que Aznar dedicaría a González años después. Es, de hecho, a partir de la quinta legislatura (1994 y 1995), cuando se comenzaron a vivir los debates más agrios de nuestra historia reciente.
El 19 de abril de 1994, en una época marcada por los Juegos Olímpicos en Barcelona, el nacimiento del AVE o la reciente Expo de Sevilla, la corrupción se hizo dueña del debate. Las elecciones de 1993 pondrían fin a una hegemonía del PSOE de los años anteriores, y la tensión se palpaba en el ambiente. Fue en aquel momento cuando José María Aznar lanzó una frase que quedaría en la memoria de las citas parlamentarias para siempre: "¡Váyase, señor González! No le queda ninguna otra salida honorable". Ante esto, el líder socialista pronunció una frase que a algunos le sonarán, y no precisamente por mirar hacia atrás en la historia de España, sino por un revuelo que este verano protagonizaba Luis Rubiales: "No voy a dimitir", dijo González, "señor Aznar, usted no me puede dar ningún ejemplo de responsabilidad".
En este sentido, podría realizarse un glosario de frases icónicas pronunciadas en el hemiciclo, pues los momentos y las horas de debates han sido numerosos. Así, hasta llegar a a Sánchez y Feijóo, pasando por Rajoy y Rubalcaba. En cuanto a estos últimos, destaca uno de los debates de la décima legislatura (2013, 2014 y 2015), en el que Rubalcaba culpaba a Rajoy de ensanchar las desigualdades, replicando: "¿En qué país vive usted?". Asimismo, en el debate de la nación de 2015, ya participaba Pedro Sánchez y, además, sin tapujos: tildó a Rajoy de marciano y maleducado, recriminándole "las mentiras" de su gestión, entre otros asuntos.