Un Cervantes para potenciar las lenguas cooficiales
Su primer cometido será presidir la reunión de los máximos responsables del Cervantes en España y de los 60 centros repartidos por los cinco continentes
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El escritor Luis García Montero sustituye a Juan Manuel Bonet, que ha permanecido un año y medio en el cargo, al frente de la institución
«Alea jacta est» parece que pensaron en el Instituto Cervantes cuando el presidente Pedro Sánchez aludió directamente el pasado martes al futuro de la institución, para la que tuvo una llamada de atención que no pasó desapercibida a los oídos más finos: se refirió a una «nueva etapa» en la que se daría una mayor preeminencia a las lengua cooficiales. Era cuestión únicamente de tiempo que Juan Manuel Bonet recibiera una llamada en la que se le explicase su sustitución después de un año y medio de gestión. Y la recibió. El miércoles le telefonearon del Ministerio de Educación y Formación Profesional. Isabel Celaá fue quien le comunicó la noticia cuyo nombramiento se aprobará hoy en Consejo de Ministros y que se ha hecho coincidir en el tiempo con la reunión anuel de institutos Cervantes que se celebrará a partir del próximo lunes y hasta el jueves en Orihuela y Alicante y a la que ya asistirá García Montero. Allí podrá tomar el pulso a los directores de las diferentes sedes y tener el primer contacto con la institución. Escritor y poeta granadino, crítico literario, ensayista y profesor de Literatura que atesora varios galardones, el año que viene dedicará, como estaba previsto por su antecesor, actos en conmemoración de Miguel Hernández, autor al que admira el nuevo inquilino del Cervantes. En su elección no ha primado su capacidad como gestor, sino las inquietudes literarias y creadoras. Se trata, además, de un autor con un marcado perfil político de izquierdas: en la elecciones autonómicas de 2015 fue candidato por Izquierda Unida a presidir la Comunidad de Madrid. Nacido en 1958 está casado con la también escritora Almudena Grandes y tienen tres hijos.
Juan Manuel Bonet llegó al puesto hace un año y medio. Sustituía a Víctor García de la Concha en el cargo. Sus más estrechos colaboradores aseguran que a un ritmo frenético, el que ha caracterizado su manera de trabajar (llegaba al cargo tras dirigir el Cervantes de París) trazó la hoja de ruta que ahora ha quedado inconclusa tras el anunció que pilló ayer a más de uno con el pie cambiado. Y es que parece que la influencia de la vicepresidenta Carmen Calvo ha tenido bastante que ver en la salida de uno y la llegada de otro. Sería la segunda vez que Bonet padecería, si esto es así, una salida precipitada con el PSOE en el poder. Recordemos que cuando estaba al frente del Museo Reina Sofía presentó su «dimisión irrevocable» tras un sonado encontronazo con ella, entonces ministra de Cultura, en 2004. Mucho ha llovido pero parece que la historia vuelve a repetirse.
Sentarse y hablar
Las primeras declaraciones del nuevo director del Instituto Cervantes no se hicieron esperar. «Tras muchos años en la universidad, uno se da cuenta de que lo más poético que hay son los números y las cuentas. Para hacer cosas hace falta dinero y la inversión en cultura es uno de los grandes retos», declaraba ayer a Ep el poeta granadino al poco de hacerse público su nombramiento. «Es un cargo que acepto con mucha responsabilidad y soy consciente de la exigencia del puesto», aseguró quien se muestra dispuesto a «hablar tanto con el personal de la institución como con los distintos ministerios responsables del Instituto para conocer las virtudes y defectos que se pueden subsanar». Sobre su nombramiento dejó claro lo siguiente: «A mí me han llamado para una gestión profesional. Tengo mis ideas políticas como cualquier ciudadano y he militado en política, que es muy importante en la convivencia, pero no soy persona de partido del Gobierno y esto me lo tomo como un intento de buscar una gestión independiente de una institución pública», declaró. Preguntado sobre una política de expansión de centros, ha reconocido que una de sus obligaciones es la de «trabajar por el español y su imagen en el mundo», si bien reiterando que acaba de aterrizar en el cargo y deberá esperar para trazar políticas en este sentido. «Como profesor universitario y poeta, he tenido la oportunidad de conocer muchos centros y soy muy consciente de que el español es una de las grandes riquezas de España», comentó para aludir después a la necesidad de «colaboración con Latinoamérica. El español es un territorio común y, para mi, de las mejores cosas que se han hecho es la decisión de la RAE de hacer el diccionario en diálogo con todas las academias de distintos países donde se habla el español». García Montero, que se tomó unos días para decidir si aceptaba el cargo y pidió tiempo para consultarlo con su familia, tiene ante sí su primer reto la semana que viene, cuando se celebre el encuentro anual de institutos Cervantes.