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El curioso y desconocido origen de la expresión 'ponerse como el Quico'

Este es otro personaje más del habla popular que está en boca de todos, aunque nadie le conozca en persona
Ponerse como el Quico
Ponerse como el Quico
  • Carlos Olmo López (Ávila, 2000) estudió comunicación audiovisual en la Universidad Rey Juan Carlos siguiendo su vocación por la escritura. Inició su carrera profesional en Radio Adaja, aunque también ha trabajado en el mundo del espectáculo y en pódcast. En la actualidad, colabora con La Razón.

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Llegan las Navidades, y con ellas las vacaciones, los reencuentros familiares, las luces por las calles y las comidas copiosas. Y el refrán nos lo sabemos todos: “de grandes cenas están las sepulturas llenas”. Muchas personas aprovechan estas fechas para caer en excesos de todo tipo, especialmente con la alimentación.
Como en aquellas celebraciones de los hobbits en El Señor de los Anillos, que pasaban días enteros consecutivos sin parar de devorar alimentos, hay quien en Navidad acaba cayendo en la gula. No es de extrañar entonces que muchos dichos populares vayan referidos a los temas que más le interesan al ser humano, como a cualquier ser vivo: relación, nutrición y reproducción.
Hay quien efectivamente ‘se pone como un oso’, o incluso ‘morado’, en las cenas de Navidad. Al otro lado del espectro están aquellos otros que ‘comen por los ojos’, o que parece que se van ‘empezar al diablo por una pata’, pero luego se conforman con una ración más bien escasa. Para gustos, los colores, y para personas, los refranes.
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Por otra parte, nuestro riquísimo idioma español está repleto de ‘desconocidos imperfectos’, personas con nombres propios que, a pesar de estar en boca de todos, nadie los conoce personalmente, o ni quiera tiene una idea de quiénes son exactamente. Aprovechamos este anonimato general para atribuirles malas connotaciones normalmente.
Allí están Abundio y Pichote, de cuya inteligencia siempre dudamos. O también ‘la Potitos’ o ‘la Moños’, a quien siempre se acusa de falta de higiene. Cierto es que dependiendo de la zona de España donde nos encontremos eligen una víctima fácil u otra, pero en todas las regiones se comparten algunos señalados comunes.

El curioso y desconocido origen de la expresión 'ponerse como el Quico'

El nuestro es un país ‘de buen comer’, como se suele decir popularmente, y no son pocas las maneras de aludir a este acto: alimentarse, ingerir, engullir, nutrirse, jamar, manducar, limar, yantar, morfar, zampar, tragar, devorar, echarse al coleto… Sin embargo, los excesos siempre están mal vistos, por lo que a quien come demasiado se le suele dirigir alguna expresión de advertencia.
Una de las más utilizadas, más en España que en Hispanoamérica, es la de ‘ponerse como el Quico’. Esta frase se usa para indicar cuando alguien se está dando un atracón o comiendo con excesiva voracidad. Los orígenes de esta expresión, sin embargo, no están del todo claros, y existen varias teorías al respecto.
Una de las hipótesis más conocidas hace referencia a la trágica historia de Manuel Fernández Doña, alias ‘El Quico’, un pregonero sevillano muy querido en la localidad. El Ayuntamiento de Sevilla, para celebrar el Corpus Cristi de 1940, invitó a una mariscada a varias figuras importantes de la ciudad y a varios funcionarios, además de al popular ‘Quico’.
Así es disfrutar de una mariscada servida encima de la mesa sin platos
Así es disfrutar de una mariscada servida encima de la mesa sin platos@wowcrab
El hombre, que era de origen muy pobre, nunca había probado el marisco, y cuando se encontró frente a una fuente inmensa de este manjar, no dudó en darse el atracón de su vida. Este pregonero comió tanta cantidad que acabó enfermando, tuvo que ser hospitalizado y finalmente murió unos días después, a consecuencia del empacho tan grande que su propia gula le había provocado.
En un reportaje de Canal Sur de hace varios años, aseguraban que ‘El Quico’ era un personaje famoso en la zona por excentricidad y su afición al alcohol. Después de tres días desaparecido tras la mariscada, los vecinos fueron a buscarlo y lo encontraron bajo un puente, hinchado y con cuarenta grados de fiebre. No se sabe a ciencia cierta si la historia de este hombre es real o tan solo una leyenda popular, pero desde guarda una moraleja muy clara sobre los excesos en estas fechas señaladas.