Josh Cooley: «La IA nos obligará a contar historias más interesantes»
Con la cinta de animación «Transformers One» el cineasta se encuentra en plena carrera hacia los Premios Oscar
De la amistad a la más radical rivalidad hay pocos pasos. Los mismos que dieron Optimus Prime y Megatron. «Transformers one» aterriza en el universo de los icónicos juguetes robóticos para narrar una historia jamás contada: cómo sus protagonistas pasaron de ser hermanos de armas a enemigos acérrimos. Su director, Josh Cooley, ha pasado por Madrid para promocionar la cinta, que se encuentra en la carrera hacia los Oscar: es una de las favoritas de animación, aún con grandes competidores como «Robot Salvaje» o «Del revés 2». El cineasta y también guionista –participó en la escritura de «Del revés» y ganó el Oscar por «Toy Story 4»–, analiza el avance cada vez más fuerte del cine de animación en tiempos de tecnologías, crisis sociales y «reboots».
Ha dirigido un proyecto que se suma al universo de Transformers: ¿cómo lo afrontó?
Quería estar seguro de que contábamos una historia que lo honrara. Pero también introduce un elemento que son los orígenes, algo útil para la gente que no sabe nada de ellos. Les permite pasarlo bien y entender por qué gusta tanto esta saga. Hemos tenido cuidado para que esta cinta fuese la piedra filosofal de los Transformers.
¿Cómo ha tenido en cuenta los trabajos, por ejemplo, de Michael Bay?
Lo he tenido mucho en cuenta. Mis productores, como Spielberg, Don Murphy o Lorenzo di Bonaventura, han trabajado en las películas de acción real y lo bueno de trabajar con ellos es que tienen el conocimiento de lo que funciona y lo que no. Cómo responde el público.
¿Cómo definiría su aportación a este universo, su sello?
No hay humanos que se transformen en robots. Pero he podido introducir toda la humanidad en estos personajes.
En esa humanidad caben las diferencias sociales, reflejadas en la película. ¿El cine de animación puede ser reivindicativo?
Sí, se pueden utilizar todas las películas para mandar mensajes. En ciencia ficción, especialmente. Como es algo como tan lejano a lo natural, puedes utilizar elementos que nos resultan familiares para contar historias más personales. Como si nos miráramos en un espejo. A los personajes al principio les falta una pieza que les permita transformarse, y entran en una clase más baja que el resto. Es una forma estupenda de tenerlos desvalidos, marginados, con arcos que luego les cambian.
La cinta es un espectáculo visual con cierta estética clásica. ¿Cómo busca un equilibrio entre lo moderno y lo tradicional?
Me alegro de que lo aprecie. Cuando leí el guion la primera vez vi que era una historia muy clásica. Un poco bíblica como Caín y Abel. Me gustan películas como «Espartaco», «Lawrence de Arabia», «Los 10 mandamientos»... películas épicas inmensas que para mí son clásicas. Y el tema es una historia clásica. Entonces, lo hemos rodado para que dé esa sensación.
¿Qué opina de la IA y su relación con la animación?
Es una gran pregunta. No sé lo que puede pasar en el futuro. Obviamente es algo muy real y que avanza mucho a diario. No sé cómo va a afectar en la forma de hacer películas, pero creo que para que funcione la IA hay que alimentarla con lo que existe: de alguna manera sí que da la sensación de que te están robando algo, pero también de que ofrece algo que ya has visto. La película de «Todo a la vez en todas partes» es tan diferente y difícil de repetir... Algo bueno de la IA es que nos va a obligar a contar historias más interesantes.
¿La mayor preocupación la tienen los guionistas?
Yo creo que todo el mundo. No solo los guionistas, también a los artistas, y los conceptuales. Pueden coger el nombre de uno de ellos y pedir que se diseñe algo parecido a su estilo. Esto ya está ahí. Acabará creciendo y se desarrollará, y quién sabe dónde va a llegar.
Se relaciona esta película con la carrera a los Oscar. ¿Qué expectativas tiene?
Si pensara eso al hacer la película me volvería loco, me moriría de miedo. Trataría de hacerla por los motivos equivocados. Los reconocimientos son positivos, pero yo quiero contar una historia que conecte con la gente.
Las cintas de juguetes, de robots, están cogiendo fuerza: ¿es una baza a explotar?
«Wall-E» fue en 2008 y trabajé en esa película. «Cars», «Robot Dreams»... Desde lo narrativo, hay una sencillez en los robots que te permite explorar lo que nos convierte en humanos, es una forma de mostrar cómo somos sin tener que aparecer nosotros en la pantalla.