Carmen Sevilla, del drama y la tragedia, al destape
La actriz vivió un resurgimiento en la década de los setenta, cuando participó en algunas cintas del cine del destape
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Carmen Sevilla, fue, ante todo, la novia de España. Su apariencia y su atractivo eran incuestionables para el gran público, pero durante la dictadura todas las películas debían pasar por trámite de la censura y guardar el debido decoro, de forma que la actriz andaluza siempre era objeto de amores imposibles o de grandes melodramas pero de ella solo podía verse de rodilla para abajo y algunos primero planos que cautivasen la mirada del espectador con su hermosos rostro. Sin embargo, en la década de los 70, el aperturismo del régimen empieza a favorecer otras actitudes más relajadas y así es como llega el llamado cine del destape en el que Carmen Sevilla tuvo un gran protagonismo, aunque breve, pues se retiró del cine en 1978.
Después de haberse especializado en cintas de tono dramático, incluso trágico y de haber triunfado en Hollywood con "Rey de Reyes" y "Marco Antonio y Cleopatra", Carmen Sevilla se embarca en una serie de proyectos de tono ligero y erótico, una serie de comedias que marcaron una época en España. Así fue, por ejemplo, el caso de "Un adulterio decente" (1971), una comedia española dirigida por Rafael Gil y estrenada en 1969 basada en una obra de teatro de Enrique Jardiel Poncela. La trama, como corresponde en Jardiel, es disparatada: el doctor Cumberri asegura que la infidelidad es una enfermedad que tiene remedio. Piensa que es una enfermedad bacteriana y ha montado una clínica donde encierra a cada adúltero o adúltera con su amante, para que la convivencia y el aburrimiento efectúen la cura.
La siguiente de la lista fue "No es bueno que el hombre esté solo" (1973), dirigida por Pedro Olea y junto a José Luis López Vázquez y Máximo Valverde con otro disparatado argumento:
Martín es un hombre atormentado y solitario que guarda un vergonzoso secreto: vive con una muñeca como si fuera su esposa. Su idílica convivencia se verá complicada cuando entren en su vida una prostituta, su hija y más tarde el chulo de aquella.
Otro de los títulos de esa época es "Striptease a la inglesa" (1975) o "Nosotros los decentes (1978) de Mariano Ozores, cinta que llegó poco antes de la última película de su carrera: "Rostros" (1978), donde compartía cartel con el cantante y actor Juan Pardo y la actriz Bárbara Rey, fue su última película antes de retirarse del mundo cinematográfico.