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Adele regresa con “30″, un disco maduro en el que canta sobre el desamor y las adicciones

La cantante británica, después de enfrentarse al divorcio y retrasar hasta tres años el lanzamiento de su último trabajo, se las tendrá que ver en las listas de éxitos con la reedición del “Red” de Taylor Swift
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La última vez que Adele lanzó una canción nueva, nadie había oído hablar del coronavirus. Pero hay más. Rafa Benítez era entrenador del Real Madrid, Rajoy Presidente de España y París acababa de ser sacudida por los atentados que tuvieron en la sala Bataclán su más crudo registro de víctimas. La cantante entonces tenía 27 años y lanzaba “25″, su consagración como gran diva de la interpretación. Singles como “Hello”, cuyo videoclip dirigió el director Xavier Dolan, “When We Were Young” o “Water Under the Bridge” sonaron con fuerza en las plataformas y adelantaban una etapa madura, quizá hasta nostálgica de la también compositora, que se adentraba en la adultez artística y también romántica, cantándole a sentimientos más reposados, menos ambiguos, menos pasajeros.
Con los 33 años recién cumplidos, y después de un divorcio ciertamente traumático según sus propias palabras, Adele regresa publicando “30″, del que ya pudimos escuchar “Easy On Me” hace unas semanas y que ya está entre las canciones más escuchadas de Spotify, YouTube o Apple Music. Su nuevo álbum, compuesto por 12 canciones nuevas, tiene un ritmo mucho más pausado que su anterior trabajo, en el que el R&B y los tonos “prestados” de la música negra parecían más presentes. Además del single de apertura, en la que las florituras vocales de la intérprete pueden brillar con soltura, el disco ahonda en las adicciones de la cantante, como su consumo de alcohol. De hecho, además de la explícita “I Drink Wine” (”Yo bebo vino”), se incluyen piezas casi documentales de la cantante hablando y reflexionando sobre la resaca, como en la canción “Cry Your Heart Out”.
En un registro totalmente nuevo, hasta urbano podría decirse y rememorando sus primeros trabajos, se inscriben canciones como “Oh My God” o “Strangers By Nature”, que mezcla esos nuevos sonidos con algo del pop depresivo de nueva ola. Quizá el gran descubrimiento del álbum, que es inequívocamente conceptual e incluso contiene un interludio firmado junto a Erroll Garner, sea su canción de cierre “Love Is a Game”. En dicha canción, Adele viaja hasta los tiempos de los “crooners” y ofrece una revisión de las escalas de la canción más “azul” posible. De arreglo orquestal, se destaca como la canción más completa de un álbum maduro y especialmente bien editorializado.
Más allá del lanzamiento, que ni siquiera ha tenido segundo single oficial por lo precipitado de los tiempos que forzó la pandemia, Adele prepara también su vuelta a los escenarios después de un divorcio que está tasado en casi 180 millones de dólares. Con la primavera de 2022 como gran escaparate para la vuelta de la música en directo a los escenarios del primer mundo, Adele está lista para pasar página y, después de las 12 canciones de “30″ recibir todos los premios que la industria considere. Eso siempre con el permiso de Taylor Swift y su re-edición del “Red”, palos a Jake Gyllenhall mediante.