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The Rat Pack: ellos fueron los Ocean’s Eleven originales

No solo le daban al whisky y más, sino que tuvieron tantos líos de faldas que acabaron definiendo al grupo formado por Frank Sinatra, Dean Martin, Sammy Davis Jr., Peter Lawford y Joey Bishop
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La Razón
  • Virginia Iriarte

    Virginia Iriarte

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Las Vegas no siempre estuvo ahí. Sí desde que Antonio Armijo, español de origen cántabro nacido en lo que hoy es México, le diese nombre en 1829, pero su leyenda como capital mundial del juego –con permiso de Macao (China)– comienza a partir de las andanzas de The Rat Pack. El grupo que formaron Frank Sinatra, Dean Martin, Sammy Davis Jr, Peter Lawford y Joey Bishop lo tenía todo: fama, mujeres, una ciudad llena de casinos y dinero para gastar a espuertas, le caían simpáticos a la mafia y hasta el presidente de EE.UU se preció de ser amigo del clan. Casi 20 años coincidiendo en películas y sobre el escenario fueron su billete para pasar a la historia. El original Rat Pack nació en Holmby Hills, Los Ángeles, en casa de Humphrey Bogart y Lauren Bacall. Fue ella quien bautizó a aquel puñado de vividores al verlos llegar de Las Vegas más borrachos y desarrapados que de costumbre: «Vaya, parecéis una manada de ratas». A ella la llamaron «madre de la guarida».
Ese primer elenco, más amplio y permeable que el que forjó la leyenda, incluyó a Robert Mitchum, Judy Garland, David Niven, Ava Gardner, Spencer Tracy, Sinatra y, orbitando a su alrededor, Shirley MacLaine, Juliette Prowse, Angie Dickinson y Katherine Hepburn. Tras la muerte de Bogart (1957), Sinatra se erigió en el nuevo líder y aunque no soportaba el sobrenombre de «Rat Pack» y prefería «El clan» o «La cumbre», ese los hizo famosos. Sinatra dio su primer concierto en Las Vegas en septiembre de 1951, en el Desert Inn, aunque fue en el Sands Hotel & Casino donde él y sus amigotes se convertirían en cabezas de cartel. Dean Martin y Sammy Davis Jr también actuaban en la ciudad del juego y la cohesión grupal vino con la película «Ocean’s Eleven» (1960), que inspiró a la que protagonizarían George Clooney y Brad Pitt 40 años más tarde.
Rodaban de día y actuaban de noche. Acudían a interrumpir al escenario donde cantaba cualquiera de ellos y el público se volvía loco. Cada uno ejercía un papel y eran como el «Equipo A» del whisky y el humo de tabaco: Sinatra fue el líder, Martin interpretaba al borracho y Davis era el talento de la clase negra, a menudo objeto de bromas políticamente incorrectas. Con todo, sus amigos impusieron una ley que contribuyó a arrinconar el apartheid en Las Vegas: no actuarían jamás en un local que no permitiese artistas negros. Bishop era un cómico en declive hasta que conoció a Sinatra, y Lawford representaba a la élite rica: casado con Patricia Kennedy, fue vital para atraer al presidente JFK a sus shows.
Entre Monroe y Gardner
Y, así, llegamos al morbo que veníamos merodeando. Nuestros entertainers no solo le daban al alcohol y al tabaco. Les gustaban las mujeres. Mucho. Documentación del FBI desclasificada en junio de 2010 reveló que los tres hermanos Kennedy –Ted, Bobby y John– celebraron fiestas sexuales junto con Marilyn Monroe y el «Rat Pack» en la suite que JFK disponía en el hotel The Carlyle de Nueva York. El chivatazo se produjo con el objetivo de avergonzar a los Kennedy. En realidad, parte del carisma de la banda se asentó en los líos de faldas. Como unos Mad Men sin compostura. Sinatra tuvo una relación con Lauren Bacall antes que Bogart y después se lió con Angie Dickinson y Juliette Prowse para terminar casándose con Ava Gardner y serle infiel.
Davis Jr. estuvo saliendo con la rubísima Kim Novak hasta que un jefazo de los estudios Columbia encargó a la mafia disolver el asunto. Con todo, el artista contrajo matrimonio con la actriz sueca May Britt en 1960 –cuando los enlaces interraciales estaban prohibidos en 31 de los 50 Estados– y fue acosado por los racistas. El «Rat Pack» fue el elemento nuclear de la historia de Las Vegas, aunque se diversificaron actuando en otras ciudades, especialmente Miami (todo está explicado en «El Padrino II»), y su decadencia comenzó a notarse en la segunda mitad de los años 60, cuando EE. UU. se abrió a los Beatles y los Rolling Stones, llegaron los disturbios civiles, la irrupción de la contracultura, Vietnam se enquistó y la vida dejó de ser una fiesta.