“La casa del caracol”: Javier Rey, Paz Vega, un secreto y una mentira
Macarena Astorga adapta, fielmente, el libro de Sandra García Nieto en una película tensa y disfrutable con ecos obvios de Kubrick y Polanski
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Hace algo más de un año, la escritora Sandra García Nieto publicaba «La casa del caracol» (Galobart), una novela en la que resonaban tan fuerte los ecos de Kubrick y Polanski que su adaptación cinematográfica era cuestión de tiempo. Con lo que no se contaba era con una pandemia mundial que dilatara el proyecto: «Fuimos el primer rodaje profesional en salir tras el confinamiento más estricto. A las dos semanas ya estábamos en el interior de Málaga, con mascarillas y con el miedo y la psicosis todavía en el cuerpo». La que confiesa, desde la azotea de uno de los hoteles que acoge al Festival de Málaga, es Paz Vega, que protagoniza junto a Javier Rey («Fariña») una adaptación fiel al libro, a cargo de Macarena Astorga, y que se mueve, sin sustos pero sí con mucho horror físico, entre una especie de «thriller» detectivesco y un puzle tramposo que juega al escondite con el espectador.
Un secreto y una mentira
Vega, que tiene hasta seis películas pendientes de estreno, es consciente del secreto sobre el que se cimenta la película: «Berta, mi personaje, parece muy plana a simple vista, pero poco a poco deja ver una dualidad que tiene mucho que ver con el misterio que se descubre», explica antes de continuar: «Macarena ha homenajeado muchas películas clásicas de terror que a ella le gustan y con las que ha crecido. También me parecía interesante la dinámica que crea entre el personaje de Javier y el mío, porque no es una atracción al uso. Por un lado, no sabemos mucho de la vida de él, y eso es atrevido porque no hay que justificarlo siempre todo. Y por otro, no es un enamoramiento de esos de cuento, es una tensión sexual distinta, más prohibida quizá», opina.
Igual que en el libro homónimo, la película sigue a Antonio Prieto, un escritor de éxito que busca en el sur un refugio para escribir su nueva novela. Allí se encontrará con el personaje de Vega, que será una especie de guía por las singularidades del pueblo y le explicará –o más bien intentará protegerle mediante la mentira– la leyenda del Vímero, una entidad que posee a los hombres hasta convertirlos en bestias salvajes y sedientas de sangre fresca. Con un Rey muy creíble en esa especie de Jack Torrance con patillas ochenteras en el que se convierte y el aliciente, como curiosidad, del debut de Ava Salazar (hija de Paz Vega) en la gran pantalla, «La casa del caracol» se convierte en uno de esos estrenos tan disfrutables como necesarios para refugiarse del calor: «Más allá del festival, que ya es un honor, el verdadero premio sería que la gente volviera a las salas, que vuelva de una vez el hábito del cine. Creo que la película tiene todos los ingredientes para que merezca la pena salir de casa y abandonar las palomitas de microondas», se despide la actriz.