Buscar Iniciar sesión

El día que Abramović encontró a Lady Gaga

El encuentro de ambas artistas, durante una performance que la serbia realizó en el MoMA, fue el inicio de una colaboración que ha dado mucho de qué hablar
archivo

Creada:

Última actualización:

Ahí estaba, Marina Abramović, una artista polifacética, controvertida, con acusaciones encima de toda índole, incluso de satanismo, que siempre ha jugado con el reverso en penumbra del hombre, los miedos y los terrores, en sus trabajos, exponiendo, incluso, su cuerpo y su integridad física al someterse a sus arriesgadas propuestas. De hecho, una de sus intervenciones más célebres fue precisamente en una galería italiana. Se metió en un espacio con diversos utensilios y unas trampas para cazar ratones que no debían suponer una visión amable. Durante ese tiempo, los espectadores podían hacer con ella lo que desearan. Todavía conserva marcas en la piel de esa experiencia. Pero si hubo una pieza que después le ha dado frutos es la que llevó a cabo en el MoMA durante 2010, aprovechando una muestra monográfica que se le dedicaba. En aquella retrospectiva, la serbia se sentaba cada día durante ocho horas frente al público. Permanecía ahí quieta, inmóvil. Su audacia fue recompensada con abundantes colas en el museo. Todos iban para verla. Incluso los famosos del cine y las artes. Entre ellos, Lady Gaga. La cantante declinó tratos preferenciales o de favor. Como el resto de los visitantes, aguantó la espera con suma paciencia. Mereció la pena. Fue el inicio de una posterior colaboración entre ellas que después ha dado mucho de qué hablar. De hecho, la estrella del pop se sumó a uno de los talleres que brindaba la artista. Se apuntó a un retiro que luego ha dejado constancia en un par de vídeos.
Para muchos supuso una enorme atracción ver a tan singulares mujeres, tan distantes en biografía y parámetros, juntas. Sus recorridos artísticos y vitales se han deslizado por desfiladeros casi antagónicos. Pero las dos, sin embargo, tienen un nexo claro: saben transgredir, saben atraer y gustan a sus fans. Algunos han querido ver en esta colaboración mutua una clase de promoción personal, una manera de ayudarse entre las dos; otros, en cambio, han reconocido cómo las barreras entre las artes están diluyéndose y cómo entran en contacto entre sí creadores procedentes de áreas distintas.
Lady Gaga se prestó para llevar a cabo un retiro como Marina Abramović: silencio, aislamiento y una dieta que no la quisiera un monje franciscano. El resultado de todo aquello un vídeo bastante polémico: «El método Abramović practicado por Lady Gaga», que el Instituto Marina Abramović subió a la red, donde la cantante aparecía desnuda y dando gritos. Se supone que este ejercicio ayudaba a ampliar la mente, a captar mejor el momento y, por supuesto, incrementar las sensaciones físicas a través del cuerpo. A saber. La cuestión es que aquello resultó un bombazo y la noticia corrió como pólvora encendida por los diferentes medios de comunicación de un lado a otro del globo. Esta iniciativa estaba relacionada con una recolección de fondos económicos para el instituto de Marina Abramović, que intenta respaldar a jóvenes artistas. Pero hay más, por supuesto esto surgió en un contexto bastante preciso: el lanzamiento del disco «Artpop» de la gran diva de los escenarios musicales. No todo es casual. Y menos en el arte.

Archivado en: