Carmen Thyssen: “Que ‘’Mata Mua’’ vuelva a España dependerá de la negociación con Cultura”
La baronesa niega que vaya a vender de momento la obra de Gauguin, aunque «lo único que poseo son cuadros»
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¿Ha vuelto a pensar en vender? «No voy a vender, no, aunque fíjate que por prestar gratuitamente mis obras desde el año 92 he renunciado a tener dinero. Lo único que poseo son cuadros, obras de arte y mis cuatro casas hipotecadas. La colección Carmen Thyssen genera a la ciudad de Madrid anualmente entre 7 y 8 millones de euros al año, así lo recoge el BOE. Y jamás he percibido un solo euro ni tampoco lo he pedido. De lo que se vende, por ejemplo, en la tienda del museo tampoco recibido nada. Nunca he faltado a un solo patronato, siempre he estado encima de mis museos, sabiendo lo que sucede en cada uno. Y nunca, tampoco, he hecho menos de lo que debería. De mi marido recibí sus cuadros y renuncié a todo lo demás. Luché durante ocho años contra los herederos».
Carmen Thyssen se despachaba así hace un mes, el 10 de mayo, en estas páginas. Ahora vuelve a salir el tema cíclico del futuro de su colección de obras de arte al no estar expuestos en su museo de Madrid tras la reapertura del pasado sábado cuatro de los cuadros que forman parte de ella, uno de ellos tan significativo y querido para la baronesa como «Mata Mua», de Paul Gauguin, cuya valoración ronda los 40 millones de euros. Las otras joyas son «Caballos de carreras en un paisaje» (1894), de Degas, «El ‘‘Martha McKeen’’ de Wallfleet» (1944), de Edward Hopper y «Puente de Charing Cross» (1899), de Monet, obras temporalmente retiradas de la negociación que mantiene Carmen Cervera con el Ministerio de Cultura por la cesión gratuita de su colección, formada por 429 piezas (mientras que la permanente que alberga la pinacoteca y que perteneció al barón, está formada por 800 y fue adquirida en 1993).
Fuera de España
¿Es posible que no estén ya en Madrid los cuadros porque han sido vendidos? Carmen Thyssen niega que estén hoy en otras manos que no sean las suyas y lo explica así: «Puede que algunas de las cuatro obras se puedan vender, o quizá solamente una, pero por el momento no hay ninguna vendida». Asegura que los lienzos «no están en España», sino que «están prestados a algunos museos o en trámites, y por eso ahora mismo se encuentran en el extranjero. Lo que está claro es que yo quiero que permanezcan siempre aquí, en España, y que el futuro sea que se queden. Se trata de una serie de préstamos temporales», responde a través del teléfono. Pero no cierra la puerta a una posible venta.
Hay una fecha crucial, vuelve a repetir, que está ya fijada en la agenda: el 30 de septiembre, día tope para llegar a un acuerdo sobre el futuro de su colección, acuerdo que se renegocia con Cultura desde hace años. En esta ocasión se decidió extender un mes más la negociación (que acabó el pasado 31 de mayo): «No quiero entrar en polémicas y ante una situación tan complicada como la que tenemos encima pensamos que lo mejor es prolongar durante un tiempo más el préstamo y alargarlo de momento 4 meses más. Lo importante aquí y ahora es salir de esta situación que estamos sufriendo».
¿Se ve Carmen Thyssen vendiendo una obra tan emblemática como «Mata Mua»? Todas las posibilidades están abiertas, «pero yo no tengo ganas de vender. Y deshacerme de este cuadro me provocaría una enorme tristeza, pero sí que me han llegado algunas ofertas», responde. ¿Es de nuevo la necesidad de «cash» la que ha motivado el poner en el punto de mira estas cuatro obras? «Tengo cuatro casas hipotecadas por prestar a España la colección gratuitamente», responde, y añade que «cuesta mucho tomar decisiones. Además, últimamente no es buena la relación con la dirección del museo. No me gusta cómo se está llevando en los últimos tres o cuatro años», en alusión a la gestión realizada por Guillermo Solana, director artístico del Museo Thyssen desde 2005.
Después de este extraño verano llegará de nuevo en septiembre el momento de deshojar la margarita.Una cosa sí es cierta: que la situación más deseable para la baronesa Thyssen sería llegar a un acuerdo por 15 o 20 años con el Ministerio de Cultura y que sus obras pudieran tener movilidad.