Cambio climático

Sólo Benidorm y Gandía tienen planes de adaptación al cambio climático en la Comunidad

Se trata de documentos estratégicos con las medidas para que las ciudades sean resilientes a fenómenos meteorológicos de gran impacto

Panorámica de Benidorm
Panorámica de BenidormAyuntamiento de BenidormAyuntamiento de Benidorm

El 29 de octubre fue el día en que una DANA arrasó la provincia de Valencia, con la fuerza propia de un tsunami. Una fecha que supondrá un antes y un después en la historia de los desastres naturales de la región por magnitud de la misma, y número de víctimas mortales.

Algo que, sin duda, pone de manifiesto la necesidad de revisar los protocolos de Protección Civil así como de preparar a las ciudades para la nueva realidad del cambio climático. Y en este terreno, sólo dos municipios de la Comunidad Valenciana -Benidorm y Gandía para ser exactos- tienen planes de adaptación al cambio climático.

Tal y como explica el catedrático de Análisis Geográfico Regional de la Universidad de Alicante (UA) y director del Laboratorio de Climatología de la UA, Jorge Olcina, «en la Comunidad Valenciana, la Ley de Cambio Climático de la región, que se aprobó un año después de la estatal, obliga a que todos los municipios valencianos tengan planes de adaptación al cambio climático, y eso es lo que está yendo muy lento».

A la pregunta de qué es un plan de estas características, Olcina matiza que «es la hoja de ruta de actuaciones que hay que seguir en los próximos años o la próxima década para ir adaptando cada ciudad al cambio climático con medidas urbanísticas, actuaciones relacionadas con la actividad económica así como medidas encaminadas a educar a la población».

Olcina recuerda la necesidad de transmitir a la ciudadanía -sin ánimo de generar alarma- que la Comunidad Valenciana es un territorio de riesgo para que se produzca un fenómeno meteorológico como una DANA, que, a su vez, puede desencadenar lluvias torrenciales.

«Al tener un mar Mediterráneo cada vez más cálido, a raíz del cambio climático, con agua a temperatura elevada hasta noviembre o diciembre, hay mayor probabilidad de que se genere una DANA; el mar cálido es la materia prima, la gasolina, que genera los proceso de inestabilidad en el clima».

En cuanto a las empresas, Olcina añade que deben también adaptar sus protocolos a lo que, en términos técnicos se denomina, los extremos del clima, es decir, calor extremo o lluvias torrenciales, también excesivas.

Protocolos en empresas

«Las empresas están elaborando protocolos para el calor porque la normativa estatal obliga a que las empresas tengan planes para evitar las altas temperaturas, pero eso habrá que extenderlo al resto de riesgos naturales, sobre todo a la inundaciones y a los temporales de viento fuerte también».

Si bien es difícil predecir cada cuánto se producirá una DANA en la Comunidad Valenciana, Olcina aclara que «tanto en la región como en todo el litoral Mediterráneo, hay que recalcular los periodos de retorno que se utilizan en meteorología, porque nos estamos dando cuenta que fenómenos meteorológicos de gran impacto están ocurriendo con mucha más frecuencia».

Así, en la Comunidad Valenciana, por ejemplo, han pasado cinco años entre la DANA de la Vega Baja y la de Valencia. «Nos hemos dado cuenta de cada cada 10 o 15 años o incluso cada 5 puede ocurrir un desastre de gran magnitud», concluye.