Descubrimiento
El misterio detrás de la tumba oculta en Egipto: el hallazgo que reescribe la historia del Imperio Medio
Escondida en una cámara lateral, detrás de un pozo vertical de 14 metros, la sepultura permaneció fuera del alcance de los saqueadores durante milenios
Durante dos décadas, un equipo de arqueólogos ha trabajado incansablemente en las montañas de Gebel Asyut al-Gharbi, en Egipto, para sacar a la luz secretos ocultos de hace miles de años. La recompensa ha sido monumental: el descubrimiento de una tumba que revela detalles fascinantes sobre la vida y las creencias de la época. En el corazón de esta investigación, dirigida por el profesor de egiptología Jochem Kahl, de la Universidad Libre de Berlín, se encuentra Idy, una sacerdotisa y figura prominente del Imperio Medio.
Lo que hace extraordinario este hallazgo es que su tumba estaba escondida detrás de un muro de piedra dentro de la tumba de su padre, Diefaihapi I, un gobernador de la antigua ciudad de Asyut. Protegida por un ingenioso diseño, la cámara funeraria logró mantenerse casi intacta durante siglos, resistiendo el saqueo que devastó otros sitios arqueológicos de la región.
La “Señora de la Casa” y su legado oculto
Idy no era una mujer común en su tiempo. Como sacerdotisa de Hathor, diosa del amor, la maternidad y la música, desempeñaba un papel religioso clave. Además, el título de “Señora de la Casa” la situaba en una posición social privilegiada dentro de una familia influyente. La tumba de su padre, una estructura de 70 metros de ancho considerada la más grande del Imperio Medio no destinada a la realeza, subraya la prominencia de este linaje.
Escondida en una cámara lateral, detrás de un pozo vertical de 14 metros, la tumba de Idy permaneció fuera del alcance de los saqueadores durante milenios. Esta protección permitió preservar elementos únicos que, hoy, ofrecen un valioso testimonio de su tiempo.
Ataúdes que narran un viaje eterno
Entre los objetos más destacados del descubrimiento se encuentran dos ataúdes de madera importada, uno encajado dentro del otro, decorados con imágenes y textos que describen el tránsito de Idy al más allá. Mohamed Ismail Khaled, secretario general del Consejo Supremo de Antigüedades de Egipto, no dudó en calificar en un comunicado, estos descubrimientos como unas obras maestras debido a la complejidad y el detalle de sus decoraciones, que superan las de piezas similares de su época.
Además, se hallaron vasos canopos que contenían los órganos de Idy, una daga, figuras de madera y ofrendas de comida. Aunque algunos objetos y restos fueron dañados por saqueadores, el cráneo y varios huesos de Idy permanecen en el lugar, permitiendo a los expertos determinar que probablemente murió antes de los 40 años y sufría una dolencia en los pies.
Asyut: una joya por redescubrir
La ciudad de Asyut, donde se localiza esta tumba, fue un importante centro político y cultural durante el Imperio Medio. Sin embargo, su relevancia ha sido opacada por otros grandes sitios arqueológicos como Tebas o Menfis. Esto se debe, en parte, a que las inundaciones cubrieron gran parte de la ciudad antigua bajo capas de sedimento.
El descubrimiento de la tumba de Idy reaviva el interés por esta región y aporta nueva información sobre las costumbres funerarias, las creencias religiosas y el estilo de vida de las élites egipcias de aquellos tiempos.
Un legado que sigue vivo
Idy y su historia emergen como un recordatorio del papel que las mujeres podían desempeñar en las altas esferas de la sociedad egipcia, no solo en lo religioso, sino también en el ámbito familiar y cultural. Su tumba, escondida durante miles de años, nos habla de un mundo donde la muerte era solo el comienzo de un viaje eterno, y donde cada detalle en las prácticas funerarias estaba impregnado de significado espiritual.
Con este hallazgo, el equipo de arqueólogos no solo rescata una pieza clave de la historia de Egipto, sino que también pone de manifiesto que aún quedan muchos secretos por descubrir en las arenas del tiempo. La tumba de Idy es, sin duda, un testimonio de que el pasado nunca deja de sorprendernos.
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