Salud
Científicos españoles descubren un mecanismo clave para la obesidad
Nuestras células grasas tienen un proceso específico para proteger al organismo del exceso energético.
De acuerdo con datos de la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición, un 55,8% de la población mayor de 18 años presenta exceso de peso, un porcentaje que se sitúa en un 18,7% referido a la obesidad, y en un 37,1% al sobrepeso. Las estrategias para abordar este problema son varias y pasan desde la medicina, hasta la educación, la farmacología o la genética. Y ahora hay una nueva opción.
Un equipo del Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares (CNIC), liderado por Miguel Ángel del Pozo Barriuso, responsable del grupo de Mecanoadaptación y Biología de Caveolas del CNIC, ha identificado un mecanismo esencial en las células grasas (adipocitos) que les permite aumentar de tamaño de forma segura para almacenar energía.
Este proceso evita el daño tisular y protege al organismo de los efectos tóxicos de la acumulación de moléculas de grasa (lípidos) en lugares inadecuados. Los resultados, publicados en Nature Communications, suponen un gran avance en el conocimiento de las enfermedades metabólicas. Además, este descubrimiento abre la puerta al desarrollo de nuevas estrategias terapéuticas para combatir enfermedades relacionadas con el exceso energético crónico, como el sobrepeso, la obesidad, la lipodistrofia y el síndrome metabólico, y sus graves complicaciones cardiovasculares y metabólicas.
En las sociedades modernas, caracterizadas por el sedentarismo y las dietas hipercalóricas, el tejido adiposo es un determinante clave de la salud metabólica. Los adipocitos pueden aumentar de tamaño para almacenar energía en forma de grasa, evitando que el exceso de lípidos se acumule en órganos como el hígado o en la pared de los vasos sanguíneos (sobre todo en el corazón y el cerebro), donde podrían causar daños irreparables.
Y este proceso no está exento de riesgos. Cuando los adipocitos están sobrecargados de grasa, pueden romperse, liberando su contenido tóxico y generando inflamación y alteraciones metabólicas. El equipo del CNIC ha estudiado cómo los adipocitos se adaptan para soportar el estrés mecánico asociado a su expansión para acomodar un exceso de grasa. La clave estaría en las caveolas, pequeñas invaginaciones en la membrana celular que actúan como sensores y amortiguadores de estas tensiones.
“Cuando un adipocito acumula grasa y su superficie está sometida a un mayor estrés de tracción, las caveolas se aplanan, liberando un ‘reservorio’ de membrana que permite a la célula aumentar de tamaño sin romperse – explica la líder del estudio, María Aboy Pardal, en un comunicado -. Por el contrario, cuando las reservas de grasa disminuyen, estas estructuras se reagrupan para reducir el exceso de membrana y restaurar la estabilidad celular”.
Además de proteger físicamente a los adipocitos, las caveolas también desempeñan un papel esencial en la coordinación del metabolismo celular. Por ello, cuando estas estructuras están ausentes o funcionan mal, los adipocitos se vuelven más rígidos, vulnerables a la rotura y menos eficientes para almacenar energía. El resultado añade Aboy Pardal, “es una reacción inflamatoria que compromete la salud metabólica del organismo. Este fenómeno se relaciona con enfermedades como la lipodistrofia, en la que el cuerpo no puede almacenar grasa, lo que conduce a graves alteraciones metabólicas y cardiovasculares”.
De acuerdo con el estudio, “estos resultados nos permiten comprender mejor cómo responde el tejido adiposo a las fuerzas mecánicas asociadas al exceso energético. En el contexto de la obesidad y el síndrome metabólico, este mecanismo protector es esencial para minimizar el daño al organismo".