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Meteorología

La ciencia explica porqué llueve más en Semana Santa

Un informe de la AEMET recoge los datos de estas fechas desde 1981.

De acuerdo con la AEMET, las lluvias serán una presencia más en Semana Santa Alberto R. Roldán Diario La Razón

“En abril, lluvia mil”, reza el refrán. Al cual se podría también agregar “En marzo lluvias mazo”, y es que la llegada de la primavera es también el pistoletazo de partida de la temporada de lluvias. Unas fechas que coinciden con Semana Santa y hace que esta, a menudo, se vea, pasada por agua. ¿Por qué ocurre esto?

Recientemente, la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) ha publicado un estudio llamado Apuntes Climatológicos para la Semana Santa de 2024 que recoge los datos comprendidos entre los días 24 de marzo y 1 de abril desde el año 1981.

Una de las conclusiones del informe es que en estas fechas “las precipitaciones son frecuentes”. Para ello se sirven de los registros de lluvias en esta semana en más de 50 ciudades de España y los días que ha llovido en estos más de 40 años. De acuerdo con las estadísticas, en más de la mitad de ellas, ha llovido un tercio de los días de esta semana y en más de 10 (A Coruña, Oviedo, Bilbao, Santander, San Sebastián, Logroño…) las cifras están por encima del 50% de días lluviosos.

La pregunta lógica es a qué se debe esto. La culpa es de la primavera, básicamente. Los cambios de estación son el resultado de la rotación de la Tierra alrededor del Sol. En el hemisferio norte la primavera se extiende entre el 1 de marzo y el 31 de mayo. Lógicamente que una región sea particularmente lluviosa o no depende del lugar donde vivamos: factores como la latitud, la elevación, los vientos predominantes y la topografía influyen en las precipitaciones.

Pero el motivo detrás de las lluvias primaveras es en realidad relativamente simple. Las nubes se forman a partir del vapor de agua que se ha evaporado de la superficie de la Tierra. Durante la transición primaveral de temperaturas más frías a más cálidas, el aire que nos rodea comienza a elevar su temperatura. Así, el aire fresco y seco del invierno se combina con el aire cálido y húmedo del verano. La mezcla de temperaturas hace que este aire suba y la humedad se escape en forma de lluvia.

Es precisamente esta combinación de aire frío y caliente, lo que propicia la condensación que propicia las lluvias, un fenómeno que vemos habitualmente cuando nos duchamos con agua muy caliente: al abrir una puerta o ventana, entra el aire más fresco y los azulejos y espejos comienzan a gotear.

En las zonas costeras, el mar también contribuye a la formación de lluvias de abril. Esto se debe a que la temperatura del mar durante este mes suele ser más baja en comparación con otros meses. A medida que los días también se vuelven progresivamente más cálidos, la temperatura más baja del mar puede chocar con el aumento de la temperatura de la superficie y provocar lluvias.

Pero este equilibrio está cambiando debido al cambio climático. Los inviernos más cortos y primaveras relativamente tempranas y el aumento de las temperaturas también está perturbando los patrones climáticos: a medida que el planeta se calienta, se evapora más agua, lo que genera más humedad en la atmósfera sobre los océanos.

Esto provoca lluvias más intensas y puede provocar más tormentas y aumentar el riesgo de inundaciones primaverales. Por el contrario, los meses más cálidos pueden traer menos lluvia en el futuro.