DEPORTE
¿Cómo ha afectado la falta de público al fútbol?
Un estudio realizado con la Bundesliga Austríaca demuestra que la falta de público mejoró el rendimiento de los jugadores
Los estadios de fútbol están en silencio. En marzo de 2020, la primera ola de Covid-19 paralizó todas las competiciones deportivas, obligando a los deportistas de élite a improvisar su entrenamiento entre las cuatro paredes de su casa. Por suerte para ellos, esta pausa duró poco. A finales de mayo, algunos deportes influyentes como el fútbol buscaron la manera de retomar su actividad en forma de partidos fantasma.
Las normas del fútbol en un partido fantasma son idénticas a las de un partido normal, la única diferencia reside en las gradas, que están vacías. Sin público, los partidos de fútbol se vuelven silenciosos, y los jugadores ya no escuchan los gritos de ánimo de los aficionados ni los abucheos de la afición rival. Aprovechando estas circunstancias únicas, un equipo de científicos alemanes ha decidido estudiar cómo afecta la falta de público a los jugadores. Y su mayor conclusión se puede resumir en dos palabras: menos estrés.
Gritar desde casa
Desde hace años, los científicos ya sabían que los gritos del público tienen un efecto en los jugadores. Y es que estos pueden animarse o aterrarse ante los gritos de la grada, desconcentrándose durante el partido. Este efecto es tan importante que condiciona la propia organización de los campeonatos de fútbol. Por eso, cada enfrentamiento entre dos equipos se hace a través de dos partidos, alternando la posición de local y visitante. Un jugador puede ser abucheado en un estadio, pero al menos recibirá vítores en su siguiente partido.
Podríamos pensar que este efecto desaparece en los partidos fantasma, pero no es del todo cierto. Aunque el público no esté presente, el equipo visitante debe jugar en un estadio con unas instalaciones ajenas, con un viaje a sus espaldas y un pasillo de aficionados rivales que le abuchean a la salida del autobús. Por eso, aunque el efecto puede ser más débil, ninguna copa de futbol redujo los partidos a uno, aunque hubiera sido más fácil de gestionar con la pandemia.
Pero, además de la falta de ingresos en los estadios, había algo que preocupaba a los organizadores de los partidos fantasma: el ánimo de los propios espectadores. Los hinchas quieren animar a su equipo, y pueden llegar a frustrarse viendo a su equipo ganar o perder con la grada vacía. Para enfrentar el problema, varios países y medios de comunicación probaron sus propias soluciones. Por ejemplo, algunos canales de televisión llenan digitalmente las gradas, y superponen gritos de aficionados previamente grabados, que cantan el gol más o menos fuerte dependiendo del equipo local o visitante.
En otros países como Japón, se han creado aplicaciones de móvil para animar directamente a los jugadores durante el partido. Pulsando diferentes botones, los hinchas pueden hacer sonar consignas y gritos de gol en altavoces distribuidos por la grada, animando el partido en tiempo real. Esta estrategia estaba tan cuidada que incluso se controlaba la proporción de altavoces dedicados a cada equipo para equilibrar los ánimos de manera adecuada.
Pero estas soluciones sirven para el espectador. Para los jugadores, los partidos fantasma son muy silenciosos. De la noche a la mañana, los jugadores de fútbol han pasado de jugar en estadios llenos de gente a tener partidos oficiales en estadios vacíos, lo que lo vuelve una oportunidad ideal para los científicos que quieran estudiar el efecto de los gritos en el juego.
Calma
En este estudio publicado hoy, un equipo de investigadores alemanes se dedicó a analizar todos los partidos de la Bundesliga Austríaca durante las dos últimas temporadas, comparando el comportamiento de los jugadores en los partidos fantasma del último año contra los partidos con público de la temporada anterior.
Al comparar ambos partidos, algo saltaba a la vista: los partidos habían sido mucho más tranquilos. Las discusiones entre jugadores y árbitros habían disminuido de manera significativa en los partidos fantasma. Incluso cuando empezaba alguna pelea, esta terminaba mucho antes, y permitía reanudar más rápido el partido.
Pero esta tranquilidad no significa que el partido no fuera tomado en serio. De hecho, los jugadores jugaban de manera más concienzuda durante los partidos fantasma. Al analizar los gestos faciales y el lenguaje corporal, los investigadores notaron que los delanteros se enfadaban con ellos mismos durante más tiempo si fallaban un gol. Puede que el público no estuviera presente, pero ellos se abucheaban en su cabeza.
La tranquilidad servía para que el partido tuviera más juego limpio de lo normal. El número de faltas y puntos disciplinarios se redujo en los partidos fantasma, y los jugadores preferían hacer jugadas limpias que entradas arriesgadas. Y lo mejor es que estas estrategias funcionan, ya que en los partidos fantasma se marcaron más goles de media que en partidos normales.
Todo parece indicar que los jugadores jugaron mejor en los partidos fantasma; y que, lejos de percibir el grito del público como algo positivo, actúa como un detonante de estrés para el jugador, incitando peleas y enfrentamientos.
Pero los propios autores lo advierten: este estudio ha sido solo realizado en un campeonato y con unos equipos de fútbol en concreto. Puede que las diferencias culturales de países y continentes conlleven efectos diferentes en otros campeonatos de fútbol, y que sus partidos fantasma no hayan sido tan relajados. Para comprobarlo, se disponen a analizar otros campeonatos, pero por ahora solo podemos animarlos en la distancia… y en silencio.
QUE NO TE LA CUELEN:
- Los organizadores de los partidos de fútbol generan las normas para que sean equilibradas y hacer el partido emocionante, no para que sea fácil de ganar para determinados equipos. Por ese motivo se separan los equipos en divisiones y tienen un sistema de puntuación que favorece el desempate.
- Repetimos, el estudio se ha realizado con los partidos de la Bundesliga Austríaca. Puede que cuando se repita este análisis con otros campeonatos, el efecto sea completamente diferente. Además, los resultados han sido agregados estadísticamente. Es decir, puede que los partidos hayan sido más tranquilos de media, pero habrá partidos individuales donde está diferencia no esté tan clara.
REFERENCIAS:
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