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Reliquia literaria
El hueso de Calderón de la Barca que se perdió en Barcelona
La pieza ósea del gran dramaturgo conserva en el Institut del Teatre tras ser donado en 1923
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Hace siglos, las iglesias y las catedrales eran depositarias de todo tipo de reliquias de personajes relacionados con los orígenes del cristianismo. Se construían templos para adorar fragmentos de santos, de cruces, de cálices que tenían los más extraños orígenes. Pero con el paso del tiempo se buscaron otras reliquias, incluso las de escritores, siendo sorprendente el destino final de algunas de ellas. Es el caso de un hueso de Pedro Calderón de la Barca.
El que es considerado como uno de los grandes dramaturgos del Siglo de Oro, rivalizando con Lope de Vega, sigue sin tener hoy una tumba conocida. Hace unos años, en 2020, se buscaron sus restos en la parroquia de Nuestra Señora de los Dolores, en Madrid, pero no hubo suerte. Los restos del autor de “La vida es sueño” conocieron hasta seis entierros desde el primero, tras su fallecimiento, en 1681, cuando fue inhumado en la iglesia de San Salvador, obedeciendo las últimas voluntades que dejó escritas en su testamento. Así va pasando por parroquias e iglesias, incluso por el cementerio de San Nicolás, hasta que con la Guerra Civil se perdieron los huesos para siempre. Bueno, en realidad, no todos.
En 1923, el Institut del Teatre, en Barcelona, recibía una donación curiosa. Procedente de la biblioteca del arzobispo de Toledo, Antolín Monescillo, llegaba un marco con un grabado de Calderón de la Barca atribuido al pintor Antonio Gómez Cross. Pero aquello no era lo más importante. Había una sorpresa y era una pequeña vitrina con un hueso, atribuido a la mano derecha, de Calderón de la Barca. La reliquia contaba con una suerte de certificado de autenticidad firmado y rubricado por Julián Romea en Madrid el 10 de julio de 1840. En él se puede leer: “El día 3 de julio de 1840 en el archivo de la parroquia de San Salvador de esta capital, los señores Marraci Pérez y Zamacois, autores del proyecto de inhumación de los restos del inmortal Calderón, extrajeron de la caja donde se encontraban estos, dos huesos de la mano de tan grande hombre, y los dieron a los señores don J. Romea y don J. Rojas allí presentes, como recuerdo de tan insigne poeta; y para certificar el hecho , lo firman en Madrid a diez del mismo mes y año-Julián Romea-Por la comisión J. Marraci y Soto”.
No fue hasta 2022 que se pudo determinar, gracias al trabajo del paleontólogo Salvador Moyà-Solà, del Institut Català de Paleontologia Miquel Crusafont, que el hueso no procedía de la mano del gran escritor sino que se trataba de un segundo metatarsiano del pie izquierdo.
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